Personal¨ªsimo Ferrera

La apuesta la hizo Fandi?o, pero la gan¨® Antonio Ferrera. Bien es cierto que la corrida de Adolfo Mart¨ªn no se movi¨® y la decisi¨®n del torero vasco se estrell¨® contra los imponderables de la ausencia de casta, pero fue el extreme?o el que se agigant¨®, se sinti¨® toreo total, en plena madurez y sorprendente progresi¨®n, y dict¨® una lecci¨®n de torer¨ªa que entusiasm¨® a la plaza.

Fue el milagro de la ilusi¨®n, la confianza, la firmeza y el poder¨ªo lo que permiti¨® que Ferrera, muy seguro ante su dificultoso primero, aprovechara de principio a fin la sosa nobleza del cuarto, con el que se sinti¨® h¨¦roe y artista en una actuaci¨®n complet¨ªsima. Lo recibi¨® a la ver¨®nica, lo sac¨® del caballo por airosas chicuelinas, banderille¨® con facilidad e inteligencia, y dibuj¨® una faena de menos a m¨¢s que alcanz¨® su punto culminante cuando abandon¨® el estoque simulado, se relaj¨®, muy asentado en la arena, los pitones oli¨¦ndole los muslos, y dibuj¨® muletazos por ambos lados templad¨ªsimos, largos, pre?ados de gracia y empaque, y tres naturales brillantes, enterrada ya la espada, un instante antes de que el animal exhalara su ¨²ltimo suspiro.

Fue toda una secuencia bell¨ªsima, un chispazo de genialidad de un torero que mejora sensiblemente con el paso del tiempo.

No tuvieron suerte sus compa?eros de cartel. Fandi?o apost¨® por la feria de Oto?o y sale de ella con un sabor agridulce por culpa de los toros. La oreja del viernes es un triunfo menor para sus altas aspiraciones; ayer volvi¨® a intentarlo, pero se le vio desinflado ante las muy escasas opciones de sus oponentes. Y Casta?o tiene un serio problema: mientras ¨¦l interesa cada vez menos, su cuadrilla brilla con m¨¢s luz. Mientras Tito Sandoval, a caballo, David Adalid y Fernando S¨¢nchez, con las banderillas, y Marco Gal¨¢n, con el capote, volvieron a triunfar, el jefe de filas naufrag¨® peligrosamente. Como no cambie, los contratados ser¨¢n sus hombres de plata.