¡°La revoluci¨®n verdadera ser¨ªa extender la educaci¨®n a todos¡±
El antrop¨®logo franc¨¦s de los "no-lugares" sostiene que es necesario un cambio planetario Aboga por combatir las crecientes desigualdades con instrucci¨®n
Las desigualdades aumentan sin cesar. Si hay tres grandes clases sociales, los pudientes, los consumidores y los excluidos, los que m¨¢s crecen son estos ¨²ltimos. La movilidad es descendente: Los consumidores, que caracterizan la l¨®gica econ¨®mica de hoy, engordan la clase de los excluidos. Y la crisis, que no s¨®lo es financiera sino social, econ¨®mica y estructural, acelera el proceso, al tiempo que el asombroso desarrollo cient¨ªfico y tecnol¨®gico no discurre paralelo al desarrollo social. La distancia entre los actores, entre las sociedades que investigan y no los que no tienen ni idea, tambi¨¦n se ensancha.
Y mientras que la conciencia ecol¨®gica de que los recursos naturales son finitos se implanta en los pa¨ªses occidentales, en los emergentes se considera un lujo y se reivindica el derecho a crecer con la explotaci¨®n del planeta como antes hicieron y hacen otros. Los emigrantes huyen de la miseria y la pobreza de unos pa¨ªses que, a su vez, son el destino de otros desplazados, los del turismo de los pa¨ªses ricos. Los medios de comunicaci¨®n reflejan una ficci¨®n al transmitir la sensaci¨®n de cercan¨ªa y conocimiento del otro. Es necesario un cambio a escala planetaria. Hay miedo al futuro.
Son algunas de las ideas que desarroll¨® el antrop¨®logo Marc Aug¨¦ (Poitiers, 1935) en la conferencia que imparti¨® este lunes en la Nau Centre de Cultura de la Universitat de Val¨¨ncia, dentro del espacio de debate Claustre Obert, auspiciado por la instituci¨®n acad¨¦mica y EL PA?S, y en colaboraci¨®n con el Instituto Franc¨¦s de Valencia.
A pesar de lo que pueda parecer, el prestigioso pensador franc¨¦s, que acu?¨® el c¨¦lebre los ¡°no-lugares¡± para referirse a los modernos espacios de tr¨¢nsito como aeropuertos o grandes superficies comerciales en los que no se establecen relaciones antropol¨®gicas, evit¨® mostrarse pesimita. Tampoco optimista.
¡°Hay que ver qu¨¦ pasa, aunque desde luego no es fin de la historia. Esta es una historia nueva, planetaria. Y no hay periodo en la historia del mundo en el que no haya habido conflicto¡±, se?al¨® a este peri¨®dico minutos antes de ofrecer su charla en una abarrotada Aula Magna.
Director de l¡¯?cole des Hautes ?tudes en Sciences Sociales de Par¨ªs entre 1985 y 1995, autor de numerosos libros, como el reciente Futuro (publicado por Adriana Hidalgo), en el que desgrana sus reflexiones de ¡°presente perpetuo¡± que provoca ¡°el miedo al futuro¡±, Aug¨¦ defendi¨® el papel de la instrucci¨®n y la educaci¨®n como esenciales. ¡°La revoluci¨®n verdadera ser¨ªa la extensi¨®n de la educaci¨®n a todos. Revoluci¨®n en el sentido estricto. La utop¨ªa de la educaci¨®n es una utop¨ªa social, no metaf¨ªsica, y por tanto, no es imposible. Se puede mejorar el sistema educativo y extenderlo, aunque ahora no est¨¢ encaminado a reducir las desigualdades. Es lo que debe hacer la democracia¡±, sostiene.
Internet es un medio ¨²til para transmitir conocimiento, si s¨®lo se considera como un medio, y no como un fin en s¨ª mismo que crea ¡°una ilusi¨®n de libertad¡± y genera una idea de instantaneidad en las relaciones, cuando ¨¦stas ¡°se construyen a trav¨¦s del tiempo y del espacio¡±.
Aug¨¦ comenz¨® realizando trabajos de campos como antrop¨®logo en ?frica y Am¨¦rica Latina, donde aprendi¨® el castellano, y tambi¨¦n en el metro de Par¨ªs. Su campo de an¨¢lisis abarca desde el cine a la literatura. Ayer, en su conferencia El futuro que llegacondens¨® las reflexiones de su ¨²ltimo libro y traz¨® con rigor un discurso ecologista y humanista, sensible con los problemas que engendran las desigualdades sociales y la repulsa a los movimientos migratorios, que han definido al ser humano desde su origen.
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