Una procesi¨®n para el aplauso, el insulto y la acci¨®n de gracias
El traslado de la ¡®senyera¡¯ por el centro de Valencia re¨²ne a miles de personas
![Miquel Alberola](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fa29aa3db-bdfa-43fb-82cd-ed3342eb1dbd.jpg?auth=5abbbc17544c795fb929dc58b4a96da576443647cc5afcf26c1f57fbc542efb3&width=100&height=100&smart=true)
![El diputado Enric Morera, increpado por miembros del GAV durante la procesión cívica.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/Y6JKGB7Q3ZWZSFUGLAY6NJZN24.jpg?auth=6bf3964a140f62149c70a205b9d51b129ced4fb2f6b1b3005536fbbd71698f29&width=414)
A diferencia del a?o pasado, que la procesi¨®n c¨ªvica fue el escenario de protesta de todos los expedientes de regulaci¨®n de empleo de la Administraci¨®n, este a?o la temperatura m¨¢xima la puso el sol. El calor descompuso las nubes y la quimera sobre si una bandera como la senyera, que no puede inclinarse ante nada ni nadie, podr¨ªa mojarse sin menoscabar alg¨²n cardinal fuero municipal.
Dar las doce en el carrill¨®n, salir la senyera al balc¨®n del Ayuntamiento de Valencia, sonar una corneta, estallar varios masclets y repiquetear el himno de Espa?a fue un acontecimiento simult¨¢neo. Y ese estr¨¦pito puso en marcha el cortejo de colegios profesionales, s¨ªndicos del Tribunal de las Aguas, socios de Lo Rat Penat y del Ateneo Mercantil, falleras, diputados, senadores y autoridades de toda la nebulosa administrativa, con la alcaldesa Rita Barber¨¢, de rojo beefeater, como epicentro.
Los extrabajadores de R¨¤dio Televisi¨® Valenciana, exhibiendo su malestar por el desguace del ente, pusieron los primeros coros a la comitiva (¡°lladres, lladres¡±). La irrupci¨®n del diputado de Comprom¨ªs, Enric Morera, que aprovech¨® para expresarles su solidaridad, hizo entrar en ignici¨®n a los miembros del anticatalanista Grup d¡¯Acci¨® Valencianista (una procesi¨®n c¨ªvica sin el GAV es como una pel¨ªcula de Bruce Willis sin tortazos), posicionados en la orilla de enfrente. Entonces, la banda de m¨²sica y su pasodoble abrieron la cascada de insultos como Mois¨¦s el Mar Rojo y el s¨¦quito, con el concejal Crist¨®bal Grau como abanderado desafiando a Newton, fluy¨® hasta la calle de San Vicente, estrech¨¢ndose como el B¨®sforo, hacia la catedral.
Los anticatalanistas convierten a Comprom¨ªs en su pararrayos
Cuando la senyera entr¨® por la puerta barroca de la catedral, el sol trabajaba a pleno rendimiento en favor de la lipotimia. Los concejales de Comprom¨ªs y Esquerra Unida, Joan Rib¨® y Amadeu Sanchis, se hab¨ªan apeado de la comitiva. Fuera quedaba el tiempo muerto; dentro, la vibraci¨®n del ¨®rgano, un vaho de incienso, abanicos en movimiento y la ingravidez del coro cantando el tedeum. Pero a Rita Barber¨¢ se le notaba demasiado que la encuesta de EL PA?S le hab¨ªa quebrado el pedestal. El arzobispo, Carlos Osoro, llam¨® a unir fuerzas en valenciano mientras sonaban algunos m¨®viles, a crear lazos de hermandad y armon¨ªa. Tambi¨¦n defendi¨® la entrada de la senyera en la catedral como met¨¢fora del retorno de las tierras valencianas a la cristiandad. Y luego dio paso al besamanos, lo que Juan Gabriel Cotino, el presidente de las Cortes, cumpli¨® con alborozo y facilidad lit¨²rgica.
Tras el acto de acci¨®n de gracias, La senyera sali¨® por la puerta rom¨¢nica y el cortejo describi¨® un ¨¢ngulo recto hacia la calle de la Paz. Como si se tratara de la llegada del Tour a los Campos El¨ªseos, los aplausos subieron de tono. A ello contribuy¨® que tras el cord¨®n policial que acolchaba a las autoridades se activ¨® una clac itinerante. Para separar los aplausos al estandarte de los que iban destinados a Rita Barber¨¢ hubiese sido necesaria la pericia de Fran?ois Englert y Peter W. Higgs y su mecanismo para entender el origen de las part¨ªculas subat¨®micas con masa.
El arzobispo defiende la entrada de la bandera en la catedral
Aunque para materia explosiva, al fondo de la calle, junto al parterre, se agitaban los pabellones del GAV (de diverso tama?o, pero id¨¦ntico ¨¢nimo), mientras sus portadores cargaban la recamara con palabras gruesas y preparaban una lluvia de panfletos contra Comprom¨ªs a la espera de que Morera pasara junto a ellos. Tras la sacudida, la alcaldesa y el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, depositaron la corona bajo la estatua del conquistador, hubo un silencio muy patri¨®tico, se cant¨® el himno, luego son¨® una abreviada Marcha Real y, como una reacci¨®n qu¨ªmica concluyente de dulzainas, eclosion¨® La manta al coll.
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