Una odisea en el tiempo
Paseo ¨ªntimo por la historia de un festival que ha creado modelo
En Estados Unidos reconocemos la hegemon¨ªa de Sitges como festival de g¨¦nero¡±, afirma Mark A. Altman, cineasta y productor de pel¨ªculas y series televisivas (Castle, The specials o Femme fatales) y editor de la revista Geek Magazine. ¡°Con los a?os se ha convertido en el indicador de las pel¨ªculas m¨¢s importantes de ciencia ficci¨®n, fantas¨ªa y terror, junto a las asi¨¢ticas, que se estrenan cada a?o. Tiene un mont¨®n de fans, desde Quentin Tarantino a Greg Nicotero pasando por Bryan Singer. Los que ya han ido, quieren volver, y los que no, esperan poder ir pronto¡±. La primera pel¨ªcula de Altman, Free Enterprise,se estren¨® en Sitges en 1998 ¡ªque fue precisamente mi primer a?o formando parte de la organizaci¨®n¡ª, y desde entonces ha vuelto varias veces como miembro del jurado o con otros filmes. ¡°Lo que m¨¢s me gusta es el respeto y la devoci¨®n que el festival tiene por un g¨¦nero que a veces, aqu¨ª en Am¨¦rica, es rechazado o considerado como trivial. Y el ¨¦xito que tiene se debe en gran parte a la pasi¨®n de su director, ?ngel Sala, y de su subdirector, Mike Hostench¡±.
Este es un festival que gusta especialmente al otro lado del Atl¨¢ntico. Para el guionista, director, productor y dramaturgo Neil LaBute, que acudi¨® en 2006 con su film Wicker Man, ¡°Sitges hace lo que deber¨ªan hacer todos los festivales: preocuparse por ofrecer buenas pel¨ªculas en vez de estar pendientes de si estas se venden o no¡±. El modelo de Sitges fue copiado por el Fantastic Fest de Austin, el certamen de cine fant¨¢stico y terror m¨¢s importante de Estados Unidos.
Y es que en 2002, el festival ya era un acontecimiento consolidad¨ªsimo. Empez¨® como un encuentro entre amigos, pr¨¢cticamente, y poco a poco fue atrayendo a m¨¢s fan¨¢ticos del cine fant¨¢stico y de terror. Durante un par de d¨¦cadas, y a pesar del escaso presupuesto, fue creciendo y fidelizando a su p¨²blico. En 1992, bajo la direcci¨®n de Joan Luis Goas, lleg¨® a Sitges Tarantino con su camiseta sudada y su Reservoir dogs. En 1994, con ?lex Gorina como director, el festival adquiri¨® una nueva identidad y pudo contar con el apoyo de la Generalitat de Catalunya. El nuevo Festival de Cinema Fant¨¤stic de Catalunya se fue consolidando internacionalmente. Volver¨ªa Tarantino en 1996, alargando su estancia m¨¢s de lo previsto y haci¨¦ndose colega de toda la organizaci¨®n. En 1999 Roc Villas pas¨® a sustituir a Gorina y a abrir la programaci¨®n a todo tipo de pel¨ªculas, lo que para muchos fue considerado como una traici¨®n al esp¨ªritu del festival. El nuevo angular, sin embargo, permit¨ªa que pudieras coincidir en el ascensor del hotel Meli¨¤, sede del festival, con Toni Curtis, por ejemplo, uno de los homenajeados ese a?o, y su apabullante mujer, cuyo airbag de serie fue tan comentado como las orejas de ¨¦l, que ya eran de quita y pon; o con Luis Ciges, que lleg¨® con lo puesto porque le hab¨ªan robado el equipaje y tuvimos que comprarle de todo.
Coincidiendo con las resonancias m¨ªticas de la fecha, la edici¨®n de 2001 marc¨® el punto de inflexi¨®n de lo que es ahora el Sitges Film Festival. Ese fue el primer festival de ?ngel Sala como director, un amante del g¨¦nero de toda la vida que empez¨® acudiendo como espectador y huyendo de las fiestas del Pilar (por entonces viv¨ªa en Zaragoza) hasta formar parte del comit¨¦ de selecci¨®n, coordinar una de las secciones m¨¢s emblem¨¢ticas, Anima¡¯t, o ser el responsable de la m¨¢s freaky de todas, Brigadoon.
La odisea de Sala al frente de la programaci¨®n pas¨® por enfocarla de nuevo hacia el g¨¦nero fant¨¢stico para as¨ª diferenciarse de otros eventos. La gran novedad de Sitges 2001 fue la secci¨®n Orient Express, dedicada a la producci¨®n asi¨¢tica que empezaba a dominar el panorama internacional, con Kim Ki-duk a la cabeza; fue tambi¨¦n el a?o del homenaje a Peter Greenaway y el de la pel¨ªcula de La Fura dels Baus, Fausto 5.0. Pero sobre todo, 2001 fue el a?o de los atentados del 11-S. La ciudad icono de la ciencia ficci¨®n m¨¢s apocal¨ªptica se ve¨ªa en ruinas a menos de un mes del inicio del certamen, lo que afect¨® al tr¨¢nsito de copias y de invitados.
Tuvimos que esperar al a?o siguiente para poder contar de nuevo con aut¨¦nticos movie stars como Ray Liotta, que vino con Jason Patric para promocionar Narc; llegaron juntos al aeropuerto del Prat, el primero sin intenci¨®n, por contrato, de cargar con su equipaje y sin el maquillaje que se aplicar¨ªa al d¨ªa siguiente para la rueda de prensa y el photocall. Esa noche, en pijama, la lio Liotta en la recepci¨®n del hotel porque por tel¨¦fono no le daban el n¨²mero de habitaci¨®n de una actriz espa?ola.
David Cronenberg, Guillermo del Toro y Dino de Laurentiis, ya mayor, fueron los homenajeados en esa edici¨®n. Este ¨²ltimo vino con Anthony Hopkins y Ralph Fiennes a presentar Red Dragon, la pel¨ªcula de la clausura. A Hopkins, a pesar del di¨¢metro de su cr¨¢neo, apenas le vimos el pelo; tras la presentaci¨®n prefiri¨® cenar en su suite. Fiennes, sin embargo, no dud¨® en saltar a la pista del Otto Zutz del puerto, que es donde celebr¨¢bamos las fiestas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.