30 a?os de historias en la cervecer¨ªa del f¨²tbol, los artistas y la cocina casera
El Maipi, local de referencia en Ruzafa de periodistas, deportistas y personalidades pol¨ªticas, celebra hoy su aniversario
La cervecer¨ªa Maipi, en pleno barrio de Ruzafa, rezuma f¨²tbol. Para entrar se debe tirar de un gran escudo del Valencia tallado en madera. Dentro est¨¢ su due?o, Gabi (62 a?os), en el tiempo de descanso de su particular partido diario, que dura a veces 20 horas. Su equipo, compuesto por Pilar, cofundadora del local, y cuatro personas m¨¢s atiende cada d¨ªa a muchos aficionados de su estadio particular: un local con cinco mesas que hoy celebra 30 a?os de vida. ¡°Aquel d¨ªa abrimos por la tarde y a todo el que pas¨® le invitamos a tomar algo. Hoy vamos a hacer lo mismo", cuenta Gabi, requenense de una familia con tradici¨®n hostelera.
Un joven Rafael Blasco toma algo en el local mientras una lozana Consuelo C¨ªscar mira a c¨¢mara sonriendo. Luis Aragon¨¦s grita a los jugadores de un Real Madrid que va perdiendo cero a dos contra el Mallorca. Una mesa llena de periodistas en tertulia o un torero marc¨¢ndose una chicuelina. Estas son las im¨¢genes que guarda una de las paredes del Maipi en la que Gabi ha ido estampando sus recuerdos. Confidente de periodistas a punto de ser despedidos, apasionado de las conversaciones futbol¨ªsticas, amigo de artistas como el grupo Tricicle y mediador en las t¨ªpicas discusiones ideol¨®gicas de los bares de siempre, Gabi asegura que cuando abri¨® el bar no pens¨® que iba a tener el ¨¦xito que hoy le avala.
¡°Para durar 30 a?os, a los hosteleros les recomiendo comprar mucho jab¨®n y no tener miedo a tirar comida. El que quiera entender, que entienda¡±, dice rotundo. Su compa?era, Pilar, recomienda a los hosteleros constancia y no tirar la toalla ante las dificultades. Con un peque?o negocio cuya se?a de identidad es la comida casera, ambos aseguran que no dan lo que ellos mismos no comer¨ªan. ¡°Hasta hace poco no ten¨ªamos congelador, no nos hac¨ªa falta. Y a d¨ªa de hoy no tenemos microondas¡±, dice Gabi.
A las ocho de esta tarde sus clientes y amigos m¨¢s fieles volver¨¢n a apoyarse en la barra de un bar que ha visto la transformaci¨®n del barrio: desde la vor¨¢gine de poner ca?as tras las sesiones de los grandes cines a las tranquilas cenas entre amigos que terminan a las cinco de la madrugada contando chistes.
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