Longares, el escritor de Madrid

A las nueve de la noche hay en Madrid un hombre que nunca est¨¢ despierto. Es Manuel Longares, escritor, que acaba de cumplir 70 a?os y cada d¨ªa se acuesta a esa hora para despertarse a las cuatro de la madrugada y ponerse a imaginar Madrid, la ciudad en la que naci¨®.

Su tema es Madrid, ¡°la ciudad sentida¡±, como reza uno de sus t¨ªtulos. Fue periodista (¡°el peor del mundo¡±) y es cuentista, novelista. Ahora ha publicado Los ingenuos (Galaxia Gutenberg), que transcurre, c¨®mo no, en las calles y en las casas de este lugar por el que transita con un peri¨®dico en la mano, caminando en silencio, como desapareciendo. Sus asuntos son los madrile?os y los que vinieron de fuera a sufrir el fr¨ªo de la posguerra, a mezclarse con la ciudad confiada y cansada, y los que luego han hecho este pueblo en el que, como explica Luis Mateo D¨ªez, se mezclan ¡°el candor y el delirio¡±.

Con motivo de su cumplea?os y de la publicaci¨®n de Los ingenuos, la profesora ?ngeles Encinar junt¨® a estudiantes y a estudiosos de la obra de Manuel Longares en el centro que la norteamericana universidad de San Luis tiene en el campus de la Universidad Complutense. El acto se organiz¨® a espaldas del escritor, como una sorpresa con la que intentaron vencer su horror a las reuniones de m¨¢s de tres. Pero algo se sospechaba, as¨ª que en cuanto vio a Luis Mateo D¨ªez, ?ngel Basanta, Jos¨¦ Mar¨ªa Pozuelo Yvancos, Pilar Ad¨®n, Juan Eduardo Z¨²niga, escritores y cr¨ªticos, y a su editor Joan Tarrida, algo se recel¨®. Por eso dijo, venciendo la timidez con la que vive: ¡°Si lo s¨¦ no vengo¡±. El lema del encuentro era El escritor de Madrid y ocurri¨® este ¨²ltimo jueves.

La obra cumbre de Longares ha sido, hasta ahora, Romanticismo (Alfaguara, 2001). En esa novela el Madrid del ¡°cogollo¡±, el barrio de Salamanca, afronta la evidencia de que Franco se muere, y la ciudad se apresta a temerlo y a celebrarlo a la vez. Las dos ciudades, la de la derecha y la de la izquierda, reaparecer¨ªan luego en sus relatos Las cuatro esquinas y regresan en Los ingenuos. El escritor se mide con Valle Incl¨¢n y con Cervantes, ¡°ha hecho el milagro de juntarlos¡±, dijo el cr¨ªtico Basanta; pero su lectura de los cl¨¢sicos ¡ªhasta Baroja y Gald¨®s¡ª ha dado de s¨ª una escritura que ya solo puede ser de Longares, picaresco, carnavalero, sombr¨ªo cuando es preciso, cuya literatura es una demostraci¨®n de que Franco gan¨® la guerra, sojuzg¨® a la poblaci¨®n ¡°pero no ahog¨® la vida¡±, como dijo Pozuelo Yvancos.

Madrid, seg¨²n Pilar Ad¨®n, ¡°es el demonio de Longares y ¨¦l lo saquea¡±; ese Madrid es el de gente asustada que busca refugio sentimental en lugares m¨ªseros y el que se pavonea como los se?oritos. La picaresca de Baroja no deja t¨ªtere con cabeza, pero la literatura de Longares es mucho m¨¢s compasiva; Basanta dice que en las obras de Longares esos ¡°asustados de la vida¡± que aparecen en Romanticismo o en Los ingenuos siempre tienen una v¨ªa por la que se escapan. Todas las ciudades tienen sus libros, dijo Pilar Ad¨®n; Virginia Woolf es Londres, Longares es el escritor de Madrid.

Para decir que no quer¨ªa a?adir nada Longares explic¨® al final una an¨¦cdota de Mihura. El dramaturgo, tras un estreno, iba al caf¨¦ cojeando. ¡°?Por qu¨¦ cojea, don Miguel?¡±, le preguntaban. ¡°Porque si me ven disminuido me perdonan el ¨¦xito¡±. Cuando apareci¨® Las cuatro esquinas ¨¦l se rompi¨® un brazo. El jueves no tuvo tiempo de pretextar un mal para que no siguieran hablando bien de ¨¦l.