Eclipse y penumbra, de Sa Pobla a Catany
Noticia de exageraciones de Sa Pobla y de un entierro en Llucmajor
Por Sa Pobla, territorio f¨¦rtil de Mallorca de exhumedales y albufera a¨²n sin salida al mar, pulula gente francamente novelesca. Tipos exagerados, fugaces y con fuerza verbal para tumbar al for¨¢neo con su sorna y ganchos dial¨¦cticos. As¨ª era tambi¨¦n el Art¨¤ de los libros, el extinto pol¨ªtico Josep Meli¨¤ con las situaciones descritas por sus amigos coprotagonistas. El realismo m¨¢gico lo bordaban el boticario Pujamunt, Lloren? Garcies, y el militar m¨²sico apodado Sarasate padre.
Un cielo p¨¢lido de celof¨¢n envolv¨ªa las islas en la madrugada del tercer viernes de octubre. La luna naci¨® baja y llena, se alz¨® sin nubes y tarde qued¨® enterrada en la obscuridad, en un eclipse penumbral. Los campos con pl¨¢stico eran espejos ondulantes alrededor de Sa Pobla que invent¨® su juerga evento local, Art i Copes, m¨¢s que un manifiesto.
Medio centenar de personas, algunas alucinadas, colgaron sus obras en bares, galer¨ªas y centros culturales. Un pintor mat¨¦rico, y metaf¨®rico, Ferran Piz¨¤, era uno de ellos. Otro, Tomeu l¡¯Amo que escruta su dal¨ª. Las barras y las terrazas bull¨ªan. La media cuarterada urbana con catafalco es la plaza Mayor y el Ayuntamiento.
Un cielo p¨¢lido de celof¨¢n envolv¨ªa las islas con la luna colmada?
Hay que blindarse ante tanta vitalidad mercurial para afrontar las exhibiciones po¨¦ticas sinf¨ªn del amo del bar Pla?a, Toni Gost, Curro, vate torrencial, peliculero y simp¨¢tico. Se ha de vencer otra situaci¨®n de v¨¦rtigo, la barrera de decibelios que retumba tras la segunda puerta de entrada a su negocio. El ruido es un muro, derrota, impide avanzar hacia el interior. En la penumbra con destellos de neones y gin-tonics azules se intuyen personas que tiemblan.
Quedo es el compositor vanguardista y mecenas, Antoni Caimari, con pelambrera de estopa y barba blancas. Caimari de la fundaci¨®n ACA en B¨²ger domina el ¨¢gora local, cargada de luces y gente que transita y brinda, chilla, r¨ªe y fuma. Un agujero en el coraz¨®n de Sa Pobla est¨¢ donde rein¨® cas Cotxer cerrado y trasladado por la muerte prematura de Jaume Cotxer, uno m¨¢s pero ¨²nico en la extendida saga de cocineros, restauradores. Caimari y su fundaci¨®n publicar¨¢n un libro sobre estos prodigios locales de los bares y cocinas los Cotxer.
Otros viernes, anta?o, Guiem Soler iba a Sa Pobla y se instalaba en la barra junto a Jaume Cotxer, pispaba banderillas picantes y miraba. Un r¨ªo de familias iba a la caza de las tapas, y en especial del bocadillo ¡®de tot¡¯: una barroca y contradictoria acumulaci¨®n de cuatro o cinco tapas distintas sobre la misma barcas de pan del llonguet de geograf¨ªa er¨®tica.
Sa Pobla es picante. Se nota en el bocata total y el arroz de no res, la capacidad de crear sabor y materia apenas sin gasto. Otro extra?o traspasado, el inventor del mito local, Alexandre Ballester filtraba las f¨¢bulas para construir tradiciones y verdades paral personal.
Musa indiscutible, Maria del Mar Bonet fue una diosa amiga
Una mujer sola con melena lunar cruz¨® dos veces y media la isla, por monta?a, llanos y repechos para estar, ver paisaje y esos otros Mediterr¨¢neos que no son obtusos ni esquivos. Otros llegaron a Sa Pobla calmosos y curiosos. A un invitado Toni le Curro salud¨® en alem¨¢n o ingl¨¦s, al creerlo forastero. Es catal¨¢n e ibicenco y pregunt¨® a los nativos si comprend¨ªan todas las expresiones de Curro histri¨®n que no agotaba su pila.
El sol no sali¨® pronto el s¨¢bado. El alba fue tras las nubes. A la hora de la merienda las cenizas del fot¨®grafo s¨²bitamente fallecido en Barcelona, Toni Catany, quedaron acogidas en el cementerio de Llucmajor junto a los restos su padre zapatero y su madre que amaba las plantas (cosiols i ramells). Quiz¨¢s la mejor tumba, si hay alguna, para un poeta de im¨¢genes quietas.
El camposanto, inmensa patria de la infancia y de la Marina de Mallorca, fue tomado por dos centenares de amigos y varias autoridades. El quej¨ªo de los sacos de piel de cabra de las xirimiers marc¨® el paso y las lecturas emocionadas, Blai, Kavafis, Auden. El canto volc¨¢nico de la ausencia fue de la musa indiscutible Maria del Mar Bonet que fue una diosa amiga.
Se escuch¨® la voz clara de Biel Mesquida, el temblor de Antoni Garau, el desconcierto de Miquel Bezares y los sollozos de la familia Janer-Font. Toni Catany que con su paisana de Maria Ant¨°nia Salv¨¤ I aqu¨ª jo, fins a la mort<TH>/ vendr¨¦ a cerca-hi bellesa<TH>/ baix el sol de ma infantesa<TH>/ dins l¡¯aire pur del record.
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