¡®Big Data¡¯ y miop¨ªa de la Administraci¨®n
La relaci¨®n entre los gobiernos y la tecnolog¨ªa es a menudo ineficiente y tiende al despilfarro
Vivimos en un mundo que adora la tecnolog¨ªa. Las Administraciones ven en la sociedad de la informaci¨®n, las smart cities y el Big Data la promesa de recuperaci¨®n econ¨®mica y ¨¦xito en la carrera internacional. No obstante, m¨¢s all¨¢ de los discursos y los comunicados de prensa, la realidad de la relaci¨®n entre las Administraciones y la tecnolog¨ªa es a menudo ineficiente y tiende al despilfarro.
Para muestra, tres botones: esta semana, una sociedad an¨®nima dependiente del ?rea Metropolitana de Barcelona, Cetramsa, ha enviado un requerimiento legal a un desarrollador de programario para que retire una aplicaci¨®n para tel¨¦fonos m¨®viles que permit¨ªa a los usuarios del bus de Barcelona saber cu¨¢nto tiempo de espera ten¨ªa cada l¨ªnea, ver el recorrido de los buses, hacer listas de paradas m¨¢s utilizadas... En definitiva, una aplicaci¨®n gratuita que promocionaba el uso eficiente del transporte p¨²blico y facilitaba la vida a sus usuarios. Aunque Cetramsa ha rectificado, no es la primera vez que algo similar ocurre. Hace unos meses otro programador fue denunciado por Barcelona Serveis Municipals (B:SM) por desarrollar una aplicaci¨®n para facilitar el uso del Bicing, y tuvo que cambiarle el nombre por el de Vicing. Pocos meses antes, Renfe hab¨ªa suspendido la aplicaci¨®n gratuita y sin publicidad Cercan¨ªas Renfe para Android desarrollada por Jon Segador.
Problema: nuestros impuestos ya le han pagado a alguien ¡ªCetramsa, B:SM o Renfe¡ª para que realice este trabajo. Estas empresas o no han desarrollado ninguna aplicaci¨®n o lo han hecho tarde y mal, y los usuarios han preferido las aplicaciones desarrolladas de forma independiente por?mindundis ¡ªas¨ª se define a s¨ª mismo el creador de Proper bus Barcelona¡ª en base a los datos generados por los servicios p¨²blicos que pagamos entre todos y que est¨¢n disponibles en abierto (Big Data).
La Administraci¨®n se mueve entre la opacidad total ¡ªprohibir el uso de datos p¨²blicos¡ª y la transparencia irresponsable ¡ªceder a empresas bases de datos sensibles sin garantizar su protecci¨®n y anonimato
Adem¨¢s, estos ciudadanos que han suplido la ineficacia de las Administraciones se topan con un requerimiento legal por ¡°actividad desleal¡±, ¡°aprovechamiento indebido¡±, ¡°vulneraci¨®n de la propiedad intelectual¡± e incluso ¡°enriquecimiento injusto¡±, mientras los usuarios de la aplicaci¨®n pierden un servicio ¨²til y gratuito y todos los ciudadanos asistimos at¨®nitos al espect¨¢culo de una smart city que toma decisiones desconcertantes.
Lejos de constituir an¨¦cdotas, estos casos ponen sobre la mesa problem¨¢ticas profundas vinculadas, por una parte, a la incapacidad de muchas Administraciones para entender c¨®mo subcontratar procesos tecnol¨®gicos garantizando la eficiencia y protegiendo el inter¨¦s p¨²blico. ?Por qu¨¦ pagar por aplicaciones cuando la liberaci¨®n de datos puede incentivar al desarrollo de programas mejores y sin coste? ?Qu¨¦ mecanismos legales existen que garanticen que en la liberaci¨®n de datos se protegen los derechos y los datos de los ciudadanos a trav¨¦s de la anomimizaci¨®n y la minimizaci¨®n de datos? Por otra parte, evidencian el miedo de muchas Administraciones a la transparencia y a una colaboraci¨®n p¨²blico-privada que no cuente s¨®lo con las grandes empresas, sino tambi¨¦n con los ciudadanos y ciudadanas que quieren y pueden contribuir a mejorar la calidad de vida en las ciudades desde proyectos de micro-empresa ¡ª?emprendedores!¡ª o el altruismo puro.
En este escenario esquizofr¨¦nico, de todo por el Big Data pero sin liberar datos, y todo por la smart city desde la pol¨ªtica del absurdo, la Administraci¨®n se mueve entre la opacidad total ¡ªprohibir el uso de datos p¨²blicos¡ª y la transparencia irresponsable ¡ªceder a empresas bases de datos sensibles sin garantizar su protecci¨®n y anonimizaci¨®n¡ª. En el camino, el despilfarro de fondos p¨²blicos en tecnolog¨ªas mal desarrolladas, no utilizadas o infrautilizadas se hace insostenible.
Al final, la pregunta que se impone es: ?C¨®mo va la Administraci¨®n a facilitar y promover un futuro tecnol¨®gico que no entiende? De momento, malamente.
Gemma Galdon Clavell es doctora en Pol¨ªticas P¨²blicas y profesora de pol¨ªticas y tecnolog¨ªas de seguridad en la Universidad de Barcelona.
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