¡°Hay ideas correctas que no est¨¢n en la ley¡±
El arquitecto Santiago Cirugeda defiende que en los proyectos autoconstruidos la ciudadan¨ªa se implica, aprende, se siente ¨²til y respeta la edificaci¨®n
Un columpio. Este es uno de los objetos que ha servido de punto de partida para que el arquitecto sevillano Santiago Cirugeda (1971) alcance reconocido prestigio internacional en ¨¢mbitos de arquitectura social, colectiva, de reciclaje, de autoconstrucci¨®n, subversiva y revolucionaria. Hace casi 20 a?os fabric¨® un columpio con objetos simples y lo coloc¨® en un barrio de Sevilla. Todos comenzaron a usarlo. Despu¨¦s de un tiempo lo desmont¨®.
¡°Si lo quieres t¨², m¨®ntalo t¨². Yo te doy los materiales si quieres pero no hago proyectos asistenciales, no suplanto al Ayuntamiento. Yo doy los mecanismos para que la gente los tome como suyos. Coordino y asumo las responsabilidades de un trabajo que se hace entre todos¡±, explica. ¡°Nunca quise el t¨ªtulo de arquitecto, pero lo que este me ha dado es la posibilidad de asumir los riesgos, la responsabilidad administrativa, penal, civil y profesional de los proyectos¡ como las asumen los m¨¦dicos¡±, dice de forma clara Cirugeda, que aun habiendo estudiando arquitectura sin vocaci¨®n, ha expuesto su trabajo en la Bienal de Venecia, en el Centro George Pompidou de Par¨ªs o la Manifesta 4 de Francfort entre decenas de exhibiciones internacionales.
Ese columpio ya es un s¨ªmbolo. Con ¨¦l consigui¨® que se cambiara la ordenanza de solares de Sevilla y resume parte de su trayectoria profesional. Tard¨® 13 a?os en obtener el t¨ªtulo de arquitecto porque invirti¨® mucho tiempo en estudiar qu¨¦ pasaba en su ciudad. ¡°Me pregunt¨¦ ?qu¨¦ hay que hacer para poner un columpio en tu barrio? Me puse a investigar y entend¨ª c¨®mo funcionaba el sistema urban¨ªstico, muy alejado de la ciudadan¨ªa. Fue algo que en la facultad no me ense?aron en absoluto¡±, valora. ¡°As¨ª empezaron a denunciarme, pero poco a poco me iba reuniendo con concejales, con t¨¦cnicos¡ y me fui creando una conciencia para reinterpretar lo que planteaban y dar salidas. Al principio hac¨ªa acciones de visibilidad de derechos, ahora hago algo mucho m¨¢s sofisticado¡±, explica.
La historia de un edificio
- El arquitecto Santiago Cirugeda cuenta que hace un tiempo imparti¨® varios talleres en la Universidad de Granada y uni¨® los ejercicios pr¨¢cticos de sus alumnos hasta montar un edificio. "Hab¨ªa un taller de estructura, otro de materiales, otro de carpinter¨ªa... en lugar de hacerlos para nada, un¨ª los trabajos y sali¨® un edificio de 150 metros y dos plantas. Lo construimos entre todos, y ah¨ª se qued¨®. A los cuatro a?os, desde la Universidad dijeron '?Esto que es?'. Ese espacio era el resultado de nuestras clases", cuenta sonriendo. Ahora esa infraestructura est¨¢ reutilizada en La Carpa de Sevilla.
El columpio es un elemento de cohesi¨®n social, alrededor de ¨¦l se crea ciudad, los ni?os aprenden, se ejercitan, r¨ªen. Fue el punto de partida, ahora Cirugeda ya ha construido escuelas, centros sociales, aulas, skate parks, mercados, viviendas, refugios para animales, huertos, ha ocupado ¨¢rboles, ha fabricado extensiones de espacios con andamios... Son el resultado palpable de sus principios aunque para conseguirlo se mueva en terrenos alegales. ¡°No podemos ser creativos si la Administraci¨®n no lo es. Que t¨² como t¨¦cnico o pol¨ªtico no lo entiendas, no significa que no sea v¨¢lido. A la Administraci¨®n hay que forzarla a que est¨¦ atenta a los cambios. Hay ideas que no las contempla la ley y son correctas¡±, considera.
¡°Por eso, a veces, construimos, empezamos a dar uso y, despu¨¦s, resolvemos los tr¨¢mites administrativos para legalizarlo. Normalmente esta burocracia est¨¢ vinculada a procesos especulativos de los que no participamos¡±, reconoce el arquitecto, que no da cifras de la cantidad de causas legales que tiene abiertas. Lo que s¨ª detalla es el n¨²mero de correos que recibe para solicitar su asesoramiento: ¡°Tengo 2.000 mensajes como m¨ªnimo de personas que nos reclaman resolver problemas de espacio o de habitabilidad. Yo trabajo en ello. ?Qu¨¦ hay de malo en eso?¡±.
Lo que tiene clar¨ªsimo es la seguridad en la obra autoconstruida, en la que participan ni?os, adolescentes, j¨®venes, gente sin experiencia. ¡°Hemos trabajado incluso con una ni?a que es parapl¨¦jica, sorda y ciega y con un ni?o autista que te pone 500 tornillos en el mismo sitio. Los padres conf¨ªan en que la autoconstrucci¨®n les da alegr¨ªa, hacen lo que va a ser suyo¡±, dice.
Asegura que nunca ha habido un accidente y prev¨¦ que nunca lo habr¨¢. De ese aspecto puede presumir. Ilustr¨® con su equipo Recetas Urbanas, fundado en 1996, un cat¨¢logo del Estudio de Seguridad y Salud Laboral para que cualquier persona no profesional lo comprendiera y lo ha ense?ado incluso en m¨¢steres. ¡°Era absurdo leerse m¨¢s de 200 folios. La gente lo imprim¨ªa, se cargaba dos ¨¢rboles y no lo aplicaba. Ahora es accesible para todos¡±.
Ese manual lo mostrar¨¢ en su pr¨®ximo proyecto, concebido para evitar desahucios. ¡°Se llama alquiler compensado y consiste en que yo, como arquitecto, eval¨²e y proponga mecanismos de mejora de eficiencia energ¨¦tica y f¨ªsica del edificio y compensar el alquiler con el trabajo de esa familia. As¨ª cambiamos an¨ªmicamente el estigma de los desempleados y actualizamos entre todos la edificaci¨®n. De hecho, hay leyes europeas de eficiencia energ¨¦tica que van a machacar a Espa?a¡±, dice de retah¨ªla.
Esta es otra propuesta de ruptura . ¡°No son procedimientos econ¨®micos ni especulativos, son sociales y educativos. No hay constructoras, ni contratas, se edifica con voluntarios, aunque tambi¨¦n contrato a personal profesional, que siempre cobra¡±, matiza. Cuenta entre risas que los ni?os se motivan tanto con los proyectos que le dicen que de mayor quieren ser arquitectos. ¡°Yo les digo que es mejor otra profesi¨®n¡±.
La explosi¨®n de la burbuja inmobiliaria ha dejado a los arquitectos tradicionales sin apenas empleo: ¡°Antes todos mis compa?eros trabajaban como Dios manda, y yo era casi un tonto¡±, dice. Y aunque reconoce que ahora hay menos financiaci¨®n, no le falta trabajo. Este mes ha impartido una conferencia en Nueva York, y en su curr¨ªculo cuenta con m¨¢s de 50 visitas profesionales a Latinoam¨¦rica y otras tantas a Europa. Imparte talleres, cursos, da conferencias, visita obras, es mediador... Pero quiere pelear m¨¢s fuerte por Andaluc¨ªa. Uno de sus proyectos favoritos es La Carpa, en un ¨¢rea cedida por el Ayuntamiento de Sevilla, donde ha creado espacios para la Escuela Andaluza de Circo y otros siete colectivos culturales y art¨ªsticos m¨¢s. ¡°Ese espacio me da la vida, es energ¨ªa pura¡±, dice. Es un lugar con columpios.
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