El fin de Canal 9, el fin del PP
En las prioridades del Partido Popular de la Comunidad Valenciana no hubo nunca duda: la propaganda lo primero
¡°La decisi¨®n est¨¢ tomada¡±, dijo un temeroso Alberto Fabra ante las insistentes preguntas de los periodistas en el marco del gran premio de motociclismo. ¡°Canal 9 se cierra¡±. Pero, ?c¨®mo ha tomado la decisi¨®n? ?Por qu¨¦? ?Ha medido sus consecuencias? Vayamos por partes. En primer lugar, el motivo aparente de la decisi¨®n se basa en la revocaci¨®n judicial del expediente de regulaci¨®n de empleo, obligando a readmitir a los mil trabajadores ya expulsados. Una sentencia imposible de asumir por la Generalitat ¡ªdicen¡ª por la falta de dinero y, ante la tesitura de cerrar colegios u hospitales, Fabra afirma preferir cerrar el servicio p¨²blico de radio-televisi¨®n, justo un mes despu¨¦s de cumplir 24 a?os de existencia. Frente a esta versi¨®n, las otras que han circulado estos d¨ªas tienen que ver, en primer lugar, con el posible pago de favores a alg¨²n grupo medi¨¢tico ¡ªse ha citado Vocento, a Pedro J. Ram¨ªrez¡¡ª; y, en segundo, con una reacci¨®n irascible del president Fabra, muy molesto con el trato recibido en los ¨²ltimos tiempos en los telediarios de la cadena ¡ªas¨ª, al menos, lo manifestaba la Coalici¨® Comprom¨ªs¡ª. Nos apuntamos a esta ¨²ltima lectura y no porque no carezcan de fundamentos la de la falta de dinero o la de favorecer a los amigos. Veamos por qu¨¦.
En primer lugar y para que no haya dudas, en las prioridades del Partido Popular de la Comunidad Valenciana no hubo nunca duda: la propaganda lo primero. Ya se pod¨ªa estar poniendo en peligro la vida de las personas que viajaban en antiqu¨ªsimos vagones de metro cuyas ventanillas se ca¨ªan a la primera curva, ya los chavales estudiando en barracones o los hospitales soportando largu¨ªsimas listas de espera, que dinero para vender gesti¨®n, promocionar al l¨ªder o preparar las campa?as electorales, nunca ha faltado. Ah¨ª est¨¢ el caso G¨¹rtel para corroborarlo. As¨ª que el dilema de elecci¨®n establecido por Fabra no cuela. Porque ni siquiera la grave situaci¨®n econ¨®mica de las arcas valencianas invalida la prioridad de los populares de hacer propaganda para ganar las elecciones. De lo que se deduce que no estamos ante una decisi¨®n demasiado meditada. Incluso las dudas legales que plantea el mecanismo de disoluci¨®n adoptado v¨ªa decreto no hace sino apuntar en la l¨ªnea de la improvisaci¨®n. Esto es, Fabra no habr¨ªa sopesado ni por un segundo las enormes consecuencias del cierre.
Porque el cierre no solo significa el fin de un sistema p¨²blico de comunicaci¨®n o la condena al paro de una larga lista de trabajadores. Significa la desarticulaci¨®n del instrumento de propaganda m¨¢s importante que ha tenido el PP valenciano para ganar las elecciones. Y sin la G¨¹rtel de Correa y El Bigotes, sin la herramienta de desinformaci¨®n masiva, ¡°?c¨®mo diablos van a ganar ahora las elecciones!¡±, se preguntar¨¢n algunos pol¨ªticos conservadores; ?c¨®mo van a seguir convenciendo a los valencianos de que son los mejores gestores que hay y los mejores defensores de la cultura valenciana si la realidad dice lo contrario? Hasta ahora, seg¨²n los bar¨®metros del CIS, estas dos consideraciones eran las m¨¢s destacadas por los que declaraban votar al PP.
El cierre tiene otra consecuencia m¨¢s imprevisible todav¨ªa: la reacci¨®n de los hijos, amigos, militantes o directamente enchufados que engrosaban la n¨®mina de trabajadores de RTVV y que ahora se sienten traicionados por el amo a quien serv¨ªan. Con la de cosas que han pasado en esa casa, desde denuncias por acoso sexual, compra de voluntades, pelotazos y hasta juergas constantes con el dinero p¨²blico (vamos, un ?viva la virgen! continuo en palabras de la cantante Noelia Zan¨®n al diario Levante-EMV), es de suponer que debe haber informaci¨®n sensible para chantajear a m¨¢s de uno. Adem¨¢s de confesiones cristianas de haber pecado mintiendo en los informativos, ?alguno de estos traicionados se liar¨¢ la manta a la cabeza y confesar¨¢ otra clase de pecados? Para empezar tenemos un caso sintom¨¢tico, un periodista que se hizo c¨¦lebre en las ruedas de prensa del partido socialista por leer en voz alta las preguntas que le dictaban desde la Generalitat y que ahora tambi¨¦n se ha hecho c¨¦lebre por perseguir micr¨®fono en mano al vicepresidente Ciscar exigi¨¦ndole explicaciones. ?Cu¨¢ntas comparecencias p¨²blicas podr¨¢ soportar Fabra o cualquier miembro de su Gobierno o l¨ªder del partido ante la presi¨®n de los otrora periodistas amigos? ¡°Fabra se ha pegado un tiro en el pie¡±, opinaba Josep Torrent, en un art¨ªculo de opini¨®n en EL PA?S, y a tenor de lo que puede pasar con estos agraviados comparto plenamente la frase.
El cierre de Canal 9, de producirse, ser¨¢ el principio del fin de la hegemon¨ªa del Partido Popular. Y est¨¢ bien que as¨ª sea despu¨¦s de 18 a?os de gobierno continuado del mismo partido. Pero tambi¨¦n es el fin del primer intento de nuestra historia de tener un medio p¨²blico de comunicaci¨®n al servicio de los valencianos. Su fin es mucho m¨¢s que la muerte de un medio. Es la p¨¦rdida de una herramienta cultural concebida en sus or¨ªgenes como fundamental para el fomento de las se?as de identidad valencianas. Es tambi¨¦n el hundimiento de una forma de concebir el ejercicio del poder, a base de utilizar lo p¨²blico para beneficio privado. Su fin, en definitiva, es un fracaso colectivo de la sociedad valenciana que dio voto y dinero a los enterradores de sus servicios p¨²blicos, de sus fuentes de financiaci¨®n auton¨®mica y de su televisi¨®n.
Antonio Laguna Platero es profesor titular de Periodismo de la Universidad de Castilla-La Mancha
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