Albert Vilalta, primer consejero de Medio Ambiente catal¨¢n
Entre los a?os 1983 y 1991, fue presidente de la empresa p¨²blica Ferrocarriles de la Generalitat de Catalu?a
Fue Albert Vilalta el primer consejero de Medio Ambiente en un Gobierno catal¨¢n, cargo al que lleg¨® en 1991, despu¨¦s de ocho a?os de presidir la empresa p¨²blica Ferrocarrils de la Generalitat (FGC). En ambos casos su nombramiento fue obra de Jordi Pujol. Posteriormente, y entre 1996 y 2000, pas¨® a desempe?ar el cargo de secretario de Infraestructuras en el primer Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y, m¨¢s tarde, director del Gestor de Infraestructuras Ferroviarias (GIF), predecesor de lo que hoy es Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias). Hab¨ªa nacido en Reus en 1933 y se hizo ingeniero de Caminos y pas¨® pronto a trabajar para las Administraciones p¨²blicas.? Falleci¨® el viernes pasado en Barcelona a los 80 a?os.
La vida de Vilalta es un conjunto de claroscuros. Contribuy¨®, desde el Ayuntamiento de Barcelona, a la construcci¨®n de la actual ronda del Mig, incluyendo el viaducto que se hizo en la plaza de Cerd¨¤. El mismo que durante a?os se inundaba regularmente, hasta que la reforma que dio paso a la situaci¨®n actual resolvi¨® el problema.
En su etapa de presidente de FGC, acometi¨® una modernizaci¨®n de los antiguos ferrocarriles catalanes hasta convertirlos en un moderno servicio de cercan¨ªas. Bien es verdad que cont¨® para ello con inversiones abundantes (en comparaci¨®n con las destinadas al metro barcelon¨¦s) de los Gobiernos de CiU. Fue tambi¨¦n en estos a?os cuando, siempre desde FGC, encarg¨® el dise?o del trazado del tren de alta velocidad desde Barcelona hasta la frontera francesa. Cuando, a?os m¨¢s tarde, estuvo en el Ministerio de Fomento, logr¨® que el Gobierno central comprara ese trazado, agilizando algo el desarrollo de las obras. Si esto queda en el haber, en el debe se le apunta que en esos a?os se cre¨® en la empresa un fondo de pensiones para directivos de la misma que fue declarado ilegal por los tribunales. Vilalta fue absuelto por dos motivos: a diferencia de sus sucesores (Enric Roig y Antonio Herce) no se benefici¨® del mismo. Adem¨¢s, el tribunal consider¨® que su participaci¨®n en los hechos, aunque result¨® decisiva, ya hab¨ªa prescrito.
Tras abandonar el Gobierno catal¨¢n, Vilalta se incorpor¨® al Ministerio de Fomento del primer Gobierno de Aznar. Desde all¨ª impuls¨® las obras de la alta velocidad entre Madrid y Barcelona, primero, y desde Barcelona a la frontera, m¨¢s tarde. Fue en esos a?os cuando, por primera vez en d¨¦cadas, los Presupuestos del Estado destinaron m¨¢s dinero al ferrocarril que a la carretera. De todas formas, la parte del le¨®n se destinaba a la alta velocidad, mientras que la destinada a las mejoras en cercan¨ªas o media distancia fueron menores. Las voces que propugnaban una pol¨ªtica que diera preeminencia al tren diario (los cercan¨ªas) frente al extraordinario (la alta velocidad) eran tan minoritarias que no fue dif¨ªcil deso¨ªrlas.
Vilalta ocup¨® estos cargos en el Gobierno de Aznar debido a que las intrigas palaciegas impidieron que fuera nombrado presidente de Renfe, como pretend¨ªa el entonces ministro Rafael Arias Salgado.
Su ¨²ltimo trabajo lo hizo en el sector privado de una empresa que explotaba una concesi¨®n p¨²blica: el tranv¨ªa de Barcelona. Bajo su presidencia se hicieron las obras del Trambaix y del Trambes¨°s. No consigui¨®, en cambio, culminar la uni¨®n de ambas l¨ªneas a trav¨¦s de la Diagonal. El refer¨¦ndum convocado por el entonces alcalde, Jordi Hereu, cosech¨® un rechazo ciudadano generalizado que acabar¨ªa con los socialistas fuera de la alcald¨ªa barcelonesa. Lo m¨¢s curioso es que en la primera visita que el actual alcalde, Xavier Trias, hizo a la l¨ªnea del tranv¨ªa exclam¨®: ¡°?Un tranv¨ªa! ?A qui¨¦n se le ha ocurrido?¡±. La idea sali¨® de su partido, la defendi¨® su grupo parlamentario y transigieron con ella diversos alcaldes socialistas que se vieron recompensados con reformas urban¨ªsticas en sus propios feudos. Vilalta supo lidiar con todos ellos y, para decirlo todo, hoy no hay excesivas quejas respecto al tranv¨ªa.
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