Un arquitecto con mala suerte

Los miles de personas que acuden a diario al nuevo centro comercial Arenas, de la pla?a de Espa?a de Barcelona, atribuyen la redondez de su fachada al capricho del arquitecto de turno. Pocos son conscientes del pasado taurino del centro comercial y muchos menos que el edificio es obra de August Font i Carreras (1845-1924), uno de los arquitectos m¨¢s prol¨ªficos y prestigiosos de su momento, que lo construy¨® en 1900 en estilo neomud¨¦jar.

El trabajo de Font tambi¨¦n queda oculto en la catedral de Barcelona. Tanto, que cuesta creer que la fachada y el cimborrio del edificio no sean g¨®ticos, sino que fueron construidos a caballo del siglo XIX y XX y que fueron pagados por el banquero Manuel Girona. En realidad son dos de las construcciones mejor paradas de Font. Muchos de sus edificios acabaron derribados con el paso del tiempo, como el Palacio de Bellas Artes de la Exposici¨®n Internacional de 1888, que fue derribado en 1942, con el fin de vender el hierro de su estructura.

Sepultado por la fama de otros arquitectos que trabajaron dentro de la ¨®rbita del Modernismo, como Gaud¨ª, Puig i Cadafalch i Dom¨¦nech i Montaner, Font es un arquitecto con mala suerte.

Judith Urbano, doctora de Historia del Arte de la Universitat Internacional de Catalunya, acaba de publicar Eclecticisme i arquitectura. August Font i Carreres (1845-1924), un libro en el que lo reivindica.

¡°La obra de Font est¨¢ llena de edificios excelentes, como el palacio de les Heures, las casas Ponsich y Brusi o algunas sucursales que hizo para la Caja de Pensions¡±, explica Urbano. Muchas tambi¨¦n han desaparecido, como la cafeter¨ªa La Maison Dor¨¦e de la pla?a de Catalunya o la casa del marqu¨¦s de Brusi en la que incluy¨® un claustro renacentista de la Casa Gralla de la calle de Portaferrissa, conservado hoy en L¡¯Hospitalet de Llobregat en la sede de la empresa Prosegur, tras comprarse en un anticuario de M¨¢laga.

Font es el autor del refuerzo de la c¨²pula de la bas¨ªlica del Pilar de Zaragoza, aquejada de problemas estructurales, y de la comentada plaza de toros de las Arenas, ¡°en la que se ha perdido todo el trabajo interior de la estructura del hierro, que era de lo m¨¢s interesante del conjunto¡±, lamenta Urbano, que mantiene que el desconocimiento del arquitecto, en este caso, tambi¨¦n, le perjudic¨® de forma considerable.

Pero es que adem¨¢s, esta ignorancia ha hecho que algunas de sus obras se atribuyan a otros. Es el caso de la fachada de la bas¨ªlica de Sant Just i Pastor, uno de los templos m¨¢s antiguos de la ciudad, que hasta ahora se aseguraba que era obra de Josep Oriol Mestres ¡ªarquitecto del Liceo tras el pen¨²ltimo incendio¡ª. ¡°La documentaci¨®n que se conserva del proyecto la firma Font¡±, reivindica Urbano.

Mestres y Font s¨ª trabajaron juntos desde 1882 en otra fachada famosa: la de la catedral, cuya construcci¨®n estaba parada desde el siglo XV; unos trabajos que despertaron una fuerte pol¨¦mica en los diarios de la ¨¦poca. Despu¨¦s de morir Mestres, en 1895, Font tom¨® las riendas del proyecto terminando la fachada a la que dot¨® de m¨¢s ornamentos que la acercaron al g¨®tico y construy¨® el enorme cimborrio y la aguja que lo corona presidido por la imagen de Santa Elena, que para algunos lleva el rostro de Ana, la hija del banquero Girona que pag¨® la obra.

Autor ecl¨¦ctico e historicista, seg¨²n Urbano, la elecci¨®n del estilo de sus edificios estaba en funci¨®n de lo que constru¨ªa: g¨®tico para una iglesia o mud¨¦jar para edificios civiles. ¡°El eclecticismo, propio de su tiempo, hay que entenderlo como una v¨ªa de experimentaci¨®n y b¨²squeda de un nuevo estilo. Nunca se sum¨® al modernismo, porque para ¨¦l la arquitectura del futuro era la del hierro¡±, explica Urbano. Quiz¨¢, por eso, ha pasado inadvertido.