El man¨¢
La econom¨ªa es una cosa muy misteriosa. Todo el mundo la sufre, pero solo unos pocos se benefician de ella
No s¨¦ si ustedes se habr¨¢n enterado, pero la crisis c¡¯est fini. Cuando oigo al ministro Montoro diciendo que el dinero est¨¢ entrando en nuestro pa¨ªs a manos llenas, me da por pensar en el milagro del man¨¢ en la traves¨ªa de Mois¨¦s por el desierto. Por algo dicen que la econom¨ªa se est¨¢ convirtiendo en una nueva religi¨®n. La palabra sagrada del capitalismo con su torrente de fantas¨ªa, v¨ªctimas, culpa y disparates se parece cada vez m¨¢s a un dogma de fe que hay que creer a pies juntillas, sin hacer preguntas, como en las ruedas de prensa de Rajoy. El objetivo es que la rutina siga su curso, igual que cuando una pone una lavadora a toda prisa para que le d¨¦ tiempo a tenderla antes de salir de casa en lugar de plantarle cara a la vida.
La econom¨ªa es una cosa muy misteriosa. Todo el mundo la sufre, pero solo unos pocos se benefician de ella. Bot¨ªn, Amancio Ortega y gente as¨ª. Estos se?ores llegan a su despacho una ma?ana y en el tiempo que usted y yo tardamos en alcanzar la parada de metro, ellos ya han ido y vuelto a China varias veces, parando de paso en un alg¨²n para¨ªso fiscal.
Gracias a estos sacrificados emprendedores nuestro pa¨ªs pasa por un momento de oro. Hasta Bill Gates ha decidido aprovecharse de las ventajas que el Gobierno ofrece al gran capital. Mientras usted solo vive para pagar facturas y Hacienda le retiene casi la mitad de todo lo que ingresa entre IVA e IRPF, a las Sicav, que son esas sociedades cuyo capital supera los 2.400.000 euros, solo le cobran el 1%. Un ejemplo de justicia distributiva donde los haya.
El mundo nos contempla con asombro. No es para menos. Incluso parece que el paro se ha reducido en m¨¢s de 31 personas o por ah¨ª. Ya sabemos que ni su hijo, ni su hermana, ni su vecino van a estar entre los afortunados. Mala suerte. Si usted no conoce a nadie que haya encontrado trabajo ¨²ltimamente es su problema, ser¨¢ que no frecuenta los c¨ªrculos sociales apropiados. Andar¨¢ usted entre radicales o insumisos. ?Qu¨¦ esperaba?
El caso es que el pa¨ªs nada en la abundancia, concretamente. Por eso f¨¢bricas hist¨®ricas como Fagor echan el cierre, los comercios no venden, Canal 9 desaparece del mapa, dejando a 1.700 familias en la calle y a un pueblo humillado, los hospitales valencianos dejan de vacunar a los ni?os de varicela, miles de cr¨ªos se quedan sin becas de transporte y comedor, la desnutrici¨®n infantil empieza a alcanzar niveles de posguerra seg¨²n informes del propio Consejo de Europa. Mientras tanto, la inmensa mayor¨ªa de los diputados del PP valenciano (45 de 54, que se dice pronto) piden el indulto para sus pol¨ªticos corruptos, como el exalcalde de Torrevieja, condenado a tres a?os de c¨¢rcel por meter la mano en la basura al estilo de la mafia napolitana. Por si a alguien le quedaba alguna duda.
Lo m¨¢s extra?o, sin embargo, es que mientras la ciudadan¨ªa se desangra con esas heridas mortales que son la factura de la luz, el coste de la vida y el fr¨ªo de las noches muy largas, parte de la izquierda continua ensayando su particular to be or not to be, sin darse cuenta de que el gui¨®n ha cambiado de escenario y no valen las soluciones de ayer a los problemas de hoy. Ante semejante estado de la cuesti¨®n, la gente no sabe si cortarse las venas o dej¨¢rselas largas. En fin, que ma?ana es jueves y a ver si llego a poner una lavadora.
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