¡°Ganaba mucho y no tengo nada¡±
3.500 personas viven en la calle en Alicante por la crisis y el 80% carece de atenci¨®n sanitaria
Jos¨¦ Manuel lo ten¨ªa todo y ahora no tiene nada. Es el rostro de la crisis. Tiene 38 a?os y viv¨ªa felizmente en ?beda (Ja¨¦n) con su mujer y su hijo que ahora tiene cinco a?os, y ahora mendiga en una de las principales arterias comerciales de Alicante, la avenida Maisonnave, en las puertas de los centros comerciales.
Durante 18 a?os estuvo trabajando de comercial en una empresa de alimentaci¨®n donde ganaba ¡°mucho dinero y no me faltaba de nada¡±. Sus ingresos oscilaban entre 1.900 y 2.200 euros al mes, con lo que se permiti¨® comprar un piso nuevo con hipoteca y cambiar de coche. ¡°Viv¨ªa bien, ganaba mucho dinero, y ahora no tengo nada¡±, admite resignado Jos¨¦ Manuel quien pasa las horas al raso frente a las tiendas pidiendo limosna.
Como ¨¦l, en la provincia de Alicante otras 3.500 personas est¨¢n sin casa y mal viven en la calle. Duermen en cajeros autom¨¢ticos de entidades bancarias, en las puertas de los grandes almacenes o en los albergues, donde solo les dejan pernoctar cinco noches y luego les echan a la calle.
La crisis ha cambiado el perfil del mendicante. Ya no son extranjeros o personas con problemas de drogas o de alcohol sino que ahora las calles est¨¢n jalonadas de gente corriente arrastrados por la crisis. ¡°A cualquiera puede pasar esto, mi error fue pensar que toda vida podr¨ªa vivir igual del bien¡±, asegura Jos¨¦ Manuel que destaca orgulloso que ¡°menos mal que no tengo vicios, ni bebo, ni fumo, ni me drogo, lo que pido es para comer y poder dormir caliente¡±.
Un mendigo se queja de que ¡°los bancos no perdonan¡±
Una vecina le ha prometido que le traer¨¢ una manta, y otros le bajan comida de vez en cuanto. Jos¨¦ Manuel ha pedido limosna antes en Murcia, Almer¨ªa, Granada, Valencia y Castell¨®n, ahora lleva dos meses en Alicante y consigue entre 15 y 20 euros al d¨ªa que le permiten ¡°ir tirando¡±. Desde enero de este a?o agot¨® el paro y las prestaciones que recib¨ªa. Este mendigo agradece la generosidad de la gente que le regala ropa y comida. ¡°Son muy solidarios y me ayudan, un chico joven esta ma?ana me regal¨® su chaqueta¡±, asegur¨® Jos¨¦ Manuel quien insiste en que a cualquiera le puede pasar. ¡°Yo ten¨ªa un buen sueldo, me compr¨¦ una casa y adquir¨ª deudas, la empresa con una ERE me despidi¨® y los bancos no perdonan¡±, explica mientras est¨¢ sentado en un portal de una vivienda pidiendo limosna.
Un 80% de las personas sin hogar atendidas por una asociaci¨®n humanitaria no tiene atenci¨®n sanitaria, seg¨²n un informe presentado ayer por esta ONG. La entidad ha atendido a 350 personas m¨¢s este a?o, y el perfil de la persona sin hogar es el de un hombre entre 40 y 55 a?os y espa?ol, aunque cada vez son m¨¢s j¨®venes y algunas mujeres. Hace unos a?os las mujeres eran algo residual, solo dos por cada 50 personas sin hogar, y ahora son 7, y el n¨²mero de j¨®venes atendidos se ha duplicado en un a?o. Alguno de estos llegan con ¨®rdenes de alejamiento de sus madres y con carrera universitaria.
Un b¨²lgaro, invidente, pide limosna en las puertas de El Corte Ingl¨¦s de Alicante y se queja de que no tiene derecho a la tarjeta sanitaria porque no puede empadronarse al carecer de domicilio fijo, y los servicios sociales no le empadronan. ¡°La vida en la calle en muy dura, pero no tenemos otra salida¡±; afirma.
El perfil de los ¡°sin techo¡± es un var¨®n entre 40 y 55 a?os y espa?ol
El 45% de las personas que viven en la calle sufren enfermedades ps¨ªquicas. Seg¨²n el informe presentado ayer en Alicante el 30% de las personas acogidas en residencias tienen enfermedades cr¨®nicas, el 16,6% padece trastornos mentales y un 15% tiene reconocida alguna discapacidad. La mitad de las personas sin hogar han sido v¨ªctimas de alg¨²n delito o agresi¨®n, el 80% tienen problemas para acceder a la sanidad y el 60% no tienen tarjeta sanitaria.
Los albergues y los servicios sociales no dan abasto. La crisis econ¨®mica ha superado todas las previsiones y se ha llevado por delante a la clase media. ¡°Yo lo ¨²nico que pido es un trabajo, pero no hay nada, he echado curr¨ªculos en bares y empresas y no responden, la situaci¨®n es desesperante¡±, admite Jos¨¦ Manuel quien esta noche tendr¨¢ suerte y dormir¨¢ en una habitaci¨®n compartida de alquiler que le paga un amigo, pero durante semanas ha estado pernoctando en cajeros autom¨¢ticos y en portales de viviendas esperando que alg¨²n d¨ªa su vida cambie y vuelva a ser como antes.
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