P¨¢lido homenaje
Decepcionante versi¨®n de 'L'Atl¨¤ntida' de Falla en el Liceo
No dejar¨¢ una huella muy profunda en los mel¨®manos la versi¨®n de la cantata Atl¨¤ntida que el Liceu ha ofrecido bajo la batuta de Josep Pons, su director musical. Quiz¨¢ por la v¨ªa emotiva la velada tuvo sus m¨¦ritos: la interpretaci¨®n de la obra p¨®stuma de Manuel de Falla, sobre el poema de Jacint Verdaguer, en el mismo escenario que en 1961 acogi¨® su estreno mundial ¨Chist¨®rica jornada liceista, dirigida por Eduard Toldr¨¤, con Victoria de los ?ngeles y Raimundo Torres como solistas-, tiene un valor especial al que se a?ade en esta ocasi¨®n la conmemoraci¨®n de otra significativa velada: el 75? aniversario del concierto de Pau Casals a favor de las v¨ªctimas de los bombardeos de Barcelona. No se pierdan la exposici¨®n Pau Casals i el compromis amb la pau ¨Ccontiene im¨¢genes que causan poderoso impacto- que podr¨¢ visitarse en el foyer del teatro hasta el pr¨®ximo 7 de enero. Pero, por su resultado art¨ªstico, la versi¨®n no estuvo a la altura de las circunstancias.
Falla: Atl¨¤ntida. Of¨¨lia Sala, soprano, ?ngel ?dena, bar¨ªtono, Gemma Coma-Alabert, mezzosoprano. Cor Vivaldi. Cor dels Amics de l??pera de Girona. Coro y orquesta del Liceu. Josep Pons, director. Liceo, 27 de noviembre.
El ¨²ltimo e inacabado proyecto de Falla, completado por Ernesto Halffter no es obra f¨¢cil, en ning¨²n sentido: musicalmente, no siempre suena a Falla, alterna escenas de misteriosa belleza con otras un punto aparatosas, y la dificultad de la escritura coral y orquestal no facilita las cosas. Por fortuna, Pons es uno de los nombres de referencia en la interpretaci¨®n de Falla, y su profundo dominio de Atl¨¢ntida, ofrecida en la versi¨®n aligerada de Lucerna de 1976, con cortes, asegur¨® momentos de gran inspiraci¨®n y expresividad, pero las malas condiciones ac¨²sticas del escenario pasaron cruel factura a los coros, lo que, dado el protagonismo crucial de la masa coral en esta cantata esc¨¦nica, tuvo efectos letales.
La caja ac¨²stica que usa el teatro para los conciertos deja al descubierto zonas del escenario por las que el sonido se escapa y llega debilitado a la sala. Escenas tan impresionantes como el C¨¢ntic a l?Atl¨¢ntida i La veu divina, o tan delicadas como La nit suprema, resultaron p¨¢lidas, a pesar de la entrega de las tres formaciones reunidas- coros del Liceu, Vivaldi i Amics de l??pera de Girona, y una orquesta que, en parte, acus¨® la fatiga de las cuatro horas de la funci¨®n de Agrippina, de H?ndel, de la noche anterior.
La expresiva y conmovedora actuaci¨®n de la soprano valenciana Of¨¨lia Sala fue lo mejor de un equipo de voces del pa¨ªs con altibajos: el bar¨ªtono ?ngel ?dena y la mezzosoprano Gemma Coma-Alabert no acabaron de levantar el vuelo en los papeles de Corifeo y Pirene, mientras que las voces de las siete pl¨¦yades dieron buen juego.
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