Abrazar (o no) la transparencia
El sindicato UGT ha vivido su peor semana en d¨¦cadas. El esc¨¢ndalo de las facturas falsas le ha costado la salida de su l¨ªder andaluz y esta semana debate si inicia la senda de la ruptura con el pasado o prorroga el continuismo
Hasta los m¨¢s cr¨ªticos tienen el alma partida. El sindicato UGT atraviesa sus horas m¨¢s bajas en Andaluc¨ªa y hay voces discordantes con el discurso oficial de negar la evidencia de las facturas falsas endosadas a la Junta. Pero cuando destripan las pr¨¢cticas indebidas dentro de su organizaci¨®n, se muerden el labio. Y sienten desaz¨®n porque les parece que con sus cr¨ªticas contribuyen al descr¨¦dito de los sindicatos y echan un cable a la c¨²pula empresarial y al Gobierno. Tras censurar la deriva del sindicato, todos mencionan la regresi¨®n de derechos de los trabajadores gracias a la reforma laboral del Ejecutivo de Mariano Rajoy. Y se sienten culpables.
Sin embargo, la crisis de la federaci¨®n con m¨¢s afiliados (unos 200.000 sobre un total de 1,1 millones en todo el pa¨ªs) es de calado. Y no tiene visos de frenarse tras la dimisi¨®n de su secretario general, Francisco Fern¨¢ndez Sevilla. La c¨²pula se renovar¨¢ el pr¨®ximo 9 de enero, y hasta entonces a UGT le restan cinco semanas en las que continuar¨¢ el goteo de informaciones comprometedoras, mientras que los aspirantes al trono se posicionan. Pero, ?dar¨¢ un giro el sindicato para aclarar c¨®mo se ha llegado a este punto?
La direcci¨®n debate esta semana si rompe con el pasado e inicia la senda de la transparencia. Y es que solo en 2012 el sindicato gestion¨® m¨¢s de 30 millones en fondos p¨²blicos para la formaci¨®n y el empleo transferidos por la Junta. Y la responsabilidad de rendir cuentas hasta el ¨²ltimo euro no termina de calar entre sus dirigentes, para, por ejemplo, publicar la gesti¨®n del dinero p¨²blico a trav¨¦s de su p¨¢gina web. Jos¨¦ Ginel, secretario de Comunicaci¨®n, alega que es un proceso complejo que lleva su tiempo. Hace autocr¨ªtica, pero siempre con la boca peque?a, aunque admite que la estrategia del silencio genera incomprensi¨®n: ¡°Puede ser que en la calle se piense que el que calla otorga, pero no hemos tenido tiempo material de revisar la informaci¨®n¡±, rebate sobre la falta de conclusiones de la comisi¨®n interna de investigaci¨®n.
¡°El chal¨¦ de Federico¡± es el t¨¦rmino coloquial de los trabajadores para denominar al edificio donde se registraban las facturas abonadas con fondos p¨²blicos. All¨ª una veintena de trabajadores lidiaba con los proveedores y gestionaba las facturas bajo las ¨®rdenes del secretario de Administraci¨®n, Federico Fresneda. Los conceptos y las cuant¨ªas se alteraban para beneficiar las arcas del sindicato gracias a la ¡°generosidad¡± de la Administraci¨®n andaluza. La mayor¨ªa de voces consultadas achacan la sensaci¨®n de impunidad generalizada que cuaj¨® en el sindicato hermano del PSOE, a los 31 a?os que los socialistas han gobernado la Junta. ¡°Todos los de UGT hemos tenido un padrino¡±, explica un extrabajador afectado por el ERE que despidi¨® a 159 trabajadores. Y aflora el nepotismo. ¡°En el programa Orienta [pagado con fondos p¨²blicos para la orientaci¨®n en el empleo] hay muchos primos, cu?ados y t¨ªos de pol¨ªticos socialistas y l¨ªderes sindicales¡±, a?ade este empleado que pide el anonimato.
La salida de Fern¨¢ndez Sevilla tuvo un precedente hace un mes, cuando la ejecutiva provincial de UGT en C¨¢diz dimiti¨® en bloque por el caso ERE, que salpic¨® al sindicato por las comisiones cobradas a trav¨¦s de intermediarios. Su secretario provincial, Salvador Mera, se resist¨ªa a dimitir pero sus compa?eros forzaron su abandono.
Fern¨¢ndez Sevilla tambi¨¦n aguant¨® titulares que ped¨ªan su cese inmediato, pero finalmente fue el secretario general, C¨¢ndido M¨¦ndez, quien le oblig¨® a dejar el cargo. ¡°Hablo con C¨¢ndido m¨¢s que con mi mujer¡±, contaba a su entorno Fern¨¢ndez Sevilla para demostrar que la comunicaci¨®n con Madrid era constante. Sin embargo, ha sido necesaria la iniciativa de la Junta, que le reclama 1,8 millones en ayudas indebidas, para obligarle a dar el paso.
Esa querencia al cargo ha sido el sello de su predecesor, Manuel Pastrana, que se mantuvo 15 a?os al frente del sindicato andaluz, desde 1998 hasta el pasado mayo. Y Pastrana dirigi¨® la central los a?os en los que se endos¨® a la Junta conceptos irregulares como una comida de la Feria de Abril por 12.000 euros pagada por el Ejecutivo aut¨®nomo.
Germ¨¢n Dom¨ªnguez, secretario de Formaci¨®n durante tres mandatos con Pastrana, lider¨® la corriente cr¨ªtica pero su propuesta de lista alternativa a Fern¨¢ndez Sevilla se frustr¨® la primavera pasada. ¡°Los dirigentes han sido unos chapuceros. Desde el primer momento ten¨ªan que haber cogido el toro por los cuernos, pero no son personas muy capacitadas para afrontar una situaci¨®n tan dif¨ªcil¡±. Dom¨ªnguez apuesta por dar un vuelco a la c¨²pula del sindicato y dejar paso a estudiantes, comit¨¦s de empresa, trabajadores e intelectuales. Y censura que por sistema se evite la autocr¨ªtica y se premie el seguidismo. ¡°La izquierda siempre ha hecho la cr¨ªtica y la autocr¨ªtica. Sobre los errores, empezar a construir. Lo m¨¢s f¨¢cil es llegar y hacer una auditor¨ªa. El compa?ero se puede equivocar y luego sobre el que ha tenido ¨¢nimo de lucro, los tribunales dir¨¢n¡±.
La central funciona como un dinosaurio con decenas de federaciones y uniones provinciales en las que la disciplina es tan apreciada como en los partidos pol¨ªticos. Las voces discrepantes se arrinconan y el debate apenas se fomenta. Es m¨¢s, se interpretan a menudo como una agresi¨®n a la organizaci¨®n, seg¨²n coinciden dirigentes cr¨ªticos pero tambi¨¦n del aparato. ¡°El problema es que se codean con el Ejecutivo. Las luchas internas existen entre los trabajadores para el comit¨¦ de empresa o delegado sindical¡±, describe un dirigente.
Ayer el secretario general del PP, Jos¨¦ Luis Sanz, invit¨® a la presidenta de la Junta, Susana D¨ªaz, a ¡°dar lecciones de transparencia¡± a los dem¨¢s [en referencia a UGT] y entregar en el Parlamento los 17 expedientes de oficio que analiza el Ejecutivo sobre ayudas por 7,5 millones concedidas a UGT. Mientras, el vicepresidente del Gobierno, Diego Valderas, replic¨® que la Junta ¡°ha hecho lo que tiene que hacer¡± sobre los expedientes, y estim¨® ¡°acertada¡± la dimisi¨®n de Fern¨¢ndez Sevilla.
El futuro del sindicato es incierto. Tambi¨¦n su relevancia a partir de ahora. Las respuestas est¨¢n en la justicia, pero sobre todo en los afiliados, que han visto c¨®mo a la p¨¦rdida progresiva de nivel adquisitivo se le ha sumado la de derechos. El reto de UGT para recuperar su credibilidad perdida en estos meses es enorme, coinciden todos sus dirigentes. ¡°Cuanto m¨¢s te acercas a la c¨²pula, menos permeable es¡±, censura un exsecretario. Ah¨ª reside parte del problema.
La peor crisis desde la PSV
C¨¢ndido M¨¦ndez es secretario general de UGT desde 1994. Sustituy¨® al hist¨®rico Nicol¨¢s Redondo, que dej¨® el cargo arrastrado por la PSV, la cooperativa de viviendas vinculada al sindicato que acab¨® en suspensi¨®n de pagos y con unos 20.000 afectados. Aquel cap¨ªtulo de comienzos de los noventa se sald¨® con una sola condena de c¨¢rcel, la de Carlos Sotos, y la absoluci¨®n de los dirigentes sindicales acusados. El Tribunal Supremo libr¨® a la central de asumir los 78 millones que se le reclamaban de responsabilidad civil, pero la mancha de aquel episodio y su recuerdo todav¨ªa estremece a sus afiliados y dirigentes. ¡°No mientes a la bicha¡±, exclamaba ayer uno de ellos.
Entre lo vivido hace 20 a?os y la crisis de las facturas falsas que, de momento, se ha llevado por delante al secretario general de Andaluc¨ªa, hay muchas diferencias. La PSV estuvo a punto de abocar al sindicato a la quiebra y le oblig¨® a renunciar a sus derechos sobre el patrimonio hist¨®rico sindical para resarcir al Estado de la deuda que contrajo con ¨¦l para afrontar la crisis. Sin embargo, el golpe a la confianza e imagen de la central s¨ª que es comparable, as¨ª lo ven una decena de dirigentes actuales y antiguos consultados. Tambi¨¦n hay unanimidad en que no ha habido un momento m¨¢s duro para UGT desde entonces. ?M¨¢s o menos que hace dos d¨¦cadas? Ah¨ª s¨ª que no hay coincidencia.
¡°Entonces las responsabilidades estaban muy claras, se sab¨ªa quienes eran los responsables. Ahora es distinto. Esto afecta a nuestra gente en los centros de trabajo¡±, explica uno de los consultados, ya retirado. No lo tiene tan claro uno de los dirigentes en activo, ¡°entonces estuvieron a punto de quemarnos la puerta de Hortaleza [calle madrile?a donde est¨¢ al sede central] dos veces¡±.
La preocupaci¨®n por lo que sucede con los delegados en las empresas es una constante. Incluso trasciende a la UGT y llega al otro sindicato mayoritario, CC OO, socio en el di¨¢logo social y rival en las elecciones sindicales. ¡°Nadie sale bien parado de estos episodios. Puede que afecte con UGT, pero la gente ya no distingue, ve a ¡®los sindicatos¡¯. Igual que la crisis de la PSV nos afect¨® a todos, est¨¢ tambi¨¦n lo va a hacer¡±, apuntan en CC OO.
¡°Nosotros somos como la prensa, vivimos de la confianza y la credibilidad. Si la perdemos, no somos nada. Y lo que pasa en Andaluc¨ªa afecta a eso¡±, analizan en la Ejecutiva confederal, de ah¨ª que insistan, como llevan haciendo en los ¨²ltimos d¨ªas, en que ahora ¡°tienen que aclarar las cosas, para limpiar esa imagen¡±.
De que lo hagan con m¨¢s rapidez, contundencia y claridad de la mostrada hasta ahora, y asumiendo las responsabilidades, depende en buena medida el futuro de UGT. Las facturas falsas como el caso de los ERE, tambi¨¦n en Andaluc¨ªa, han llegado en un momento social muy distinto de los a?os noventa. Entonces, los sindicatos gozaban de un prestigio del que ahora, en buena medida, carecen, afectados tambi¨¦n por la crisis institucional de la sociedad espa?ola.
En los primeros compases de la crisis, la respuesta de UGT, sobre todo en Andaluc¨ªa, es que obedec¨ªa a una campa?a medi¨¢tica en la que se mezclaba el caso de los ERE, y las acusaciones de financiaci¨®n a trav¨¦s de la formaci¨®n. A¨²n usan este argumento, pero ahora se pone m¨¢s ¨¦nfasis en la depuraci¨®n de responsabilidades, l¨¦ase dimisiones, y la aclaraci¨®n de lo sucedido. ¡°No podemos quedarnos solo en eso. Hay que aclarar lo sucedido¡±.
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