Los viajes de Mas
Mas ha rehuido en Israel e India a quienes le incomodan para sus planes: los palestinos y las ONG cr¨ªticas con los recortes
?Artur Mas no logra conseguir en sus viajes internacionales la tregua que no halla en su despacho en la plaza de Sant Jaume. Mientras en Catalu?a crepita el fuego de la consulta o de los recortes de su Gobierno, el presidente de la Generalitat pone tierra de por medio en su l¨ªcito desempe?o de la representaci¨®n exterior de Catalu?a. Pero los tics pol¨¦micos le persiguen. En su reciente periplo exterior ha tratado de evitar dos problemas: en Israel, entrevistarse con la Autoridad Nacional Palestina y ahora en la India ha rehuido el encuentro con las ONG catalanas m¨¢s engorrosas, las que se quejan de los recortes y le piden a la Generalitat el pago de su deuda.
En el caso de Israel, el Gobierno catal¨¢n se ha comportado con notable papanatismo. Acudir a Jerusal¨¦n Este ¡ªterritorio palestino¡ª y no hacer el m¨¢s m¨ªnimo gesto hacia la comunidad ¨¢rabe es una estupidez. Es rid¨ªculo para un Gobierno democr¨¢tico y m¨¢s bien propio de aquellas t¨®picas y serviles conductas empleadas por los Ejecutivos del tardofranquismo, que enfatizaban ¡°nuestra tradicional amistad con los pa¨ªses ¨¢rabes¡± al tiempo que la Marcha Verde se dirig¨ªa a las fronteras del Sahara Occidental y el Ej¨¦rcito espa?ol preparaba su ¡°ordenada retirada¡±.
Nadie le ped¨ªa a Mas un acuerdo bilateral con Palestina. Hubiera bastado un gesto, como los que en su d¨ªa tuvieron Jordi Pujol o Pasqual Maragall. Y es que a pesar de poner tierra de por medio, Mas no logra desembarazarse de sus problemas dom¨¦sticos. Tal vez la b¨²squeda de un padrino internacional que avale el proceso soberanista catal¨¢n ¡ªplaza actualmente vacante¡ª ofusc¨® a los estrategas del presidente de la Generalitat y los precipit¨® hac¨ªa tan err¨¢tica conducta. La b¨²squeda sumisa de aliado guarda relaci¨®n directa con las palabras de Mas en la Universidad de Tel-Aviv pidiendo el apoyo de Israel para el ¡°momento ¨²nico¡± que vive Catalu?a. La incomprensi¨®n o el silencio respecto al proceso soberanista por parte de los estados europeos lleva a la Generalitat a buscar complicidades. Pero que nadie se llame a enga?o, porque por muchas simpat¨ªas que trate de suscitar el presidente catal¨¢n, Israel ¡ªen una compleja situaci¨®n¡ª sigue la implacable doctrina del pragmatismo que impone la ley de no incomodar al m¨¢s fuerte. Y por el momento el Estado es Espa?a.
El viaje a Oriente Pr¨®ximo se zanj¨®, pues, sin la anhelada entrevista con el primer ministro israel¨ª Benjam¨ªn Netanyahu, a pesar del descort¨¦s desd¨¦n mostrado hacia la Autoridad Nacional Palestina. Y es que la diplomacia por interesada que sea ¡ªque lo es¡ª debe jugar con habilidad, sagacidad y disimulo. La actividad de un presidente de una naci¨®n sin estado requiere mucha m¨¢s preparaci¨®n y mano izquierda que la exigible a un veterano Estado cualquiera.
Los gestos son fundamentales. Y eso ha vuelto a fallar en la India. ?Qu¨¦ hay m¨¢s catal¨¢n en la India que la Fundaci¨®n Vicente Ferrer? Aunque el desplazamiento hasta Anantapur torciera los planes del presidente catal¨¢n, no parece la decisi¨®n m¨¢s adecuada dejar la visita en manos de Helena Rakosnik, la ¡°primera dama¡± ¡ªas¨ª la defin¨ªa la placa conmemorativa de su visita al puerto de Mumbay¡ª . El entuerto a ¨²ltima hora se trat¨® de corregir con la presencia en la comitiva de Roger Albinyana, secretario de Asuntos Exteriores de la Generalitat
En los preparativos de este viaje a la India, los asesores del presidente catal¨¢n contactaron con las ONG con m¨¢s presencia en aquel pa¨ªs para buscar propuestas de visita a proyectos, que finalmente, seg¨²n fuentes de las organizaciones, fueron rechazadas. Todas estas ONG son cr¨ªticas con los recortes que el Gobierno catal¨¢n est¨¢ realizando en el cap¨ªtulo de cooperaci¨®n internacional, que ha pasado de 31,3 millones de euros en 2010 a 3,4 millones en 2014.
Un presidente de la Generalitat que apoya con su presencia a las firmas de moda catalanas en la India, no puede dejar de visitar esas ONG, y menos la de ese fallecido catal¨¢n universal, que focaliza su acci¨®n en los sectores m¨¢s desfavorecidos, entre ellos los sin casta o intocables, del Estado de Andhra Pradesh. Es una cuesti¨®n de compensatoria.
Pero Mas opt¨® por visitar ONG que buscan recursos privados para no depender del sector p¨²blico. Son los signos de los tiempos de austeridad. Porque, en la senda de consejeros como el de Salud, Boi Ruiz, o el de Territorio y Sostenibilidad, Santi Vila, no hay que tener miedo a privatizar. Vila apoya, adem¨¢s, que se conjugue con contundencia el verbo ¡°concesionar¡±. ¡°No les tiene que preocupar quien es el propietario¡±, porque ¡°privatizar es un s¨ªmbolo de modernidad¡±, aseguraba Vila el pasado jueves en el Parlament.
Los recortes ya no son ideol¨®gicos sino signo de modernidad. Quiz¨¢s por eso, en estos tiempos, es bueno que abunden los peque?os gestos.
?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.