La Constituci¨®n herida
Suena a sarcasmo o hipocres¨ªa que despu¨¦s de haberse hecho p¨²blico la semana pasada el diktat pol¨ªtico-econ¨®mico impuesto en 2010 al Gobierno del presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero en forma de carta del presidente del Banco Central Europeo (BCE), se siga hablando de soberan¨ªa espa?ola como si nada hubiera ocurrido. Que la versi¨®n espa?ola de la grosse coalitionen alemana, lo que cabr¨ªa denominar como la gran pareja PP-PSOE, siga hablando de consenso constitucional despu¨¦s de haber llevado a cabo entonces una reforma expr¨¦s de la Constituci¨®n de 1978 sin contar con las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas que lo forjaron es, simplemente, una demostraci¨®n de que este concepto ha perdido el valioso significado de concordia civil y pol¨ªtica que tuvo en su origen.
Ahora significa, simplemente, mayor¨ªa parlamentaria, algo bastante distinto. Que en el universo pol¨ªtico del PP y aleda?os se siga hablando de la persistencia del consenso constitucional despu¨¦s de que fuerzas decisivas e imprescindibles en aquel consenso, como fueron IU/PCE y CiU, lleven a?os denunciando que est¨¢ roto, parece por lo menos un caso de sordera pol¨ªtica.
?Cu¨¢nto tiempo puede durar una situaci¨®n como esta? La verdad es que, si nos atenemos a la experiencia hist¨®rica, mucho. El antecedente inmediato no es alentador. La Restauraci¨®n mon¨¢rquica de 1874 y su constituci¨®n, por ejemplo, duraron casi medio siglo. Pero cuando fue sustituida, llevaba ya bastantes a?os herida de muerte.
Es un sarcasmo que la afectaci¨®n de la soberan¨ªa est¨¦ al alcance del BCE y no de los ciudadanos de Catalu?a
Desde luego no puede decirse que la Constituci¨®n espa?ola de 1978 est¨¦ muerta. Dios nos libre de tama?a desgracia, porque las leyes de seguridad ciudadana que en ese caso nos caer¨ªan encima ser¨ªan de ¨®rdago. Los t¨ªtulos de derechos fundamentales de esta Constituci¨®n siguen siendo una coraza muy necesaria para la ciudadan¨ªa de este pa¨ªs, aunque est¨¦ cada d¨ªa m¨¢s abollada. Todo lo otro es desde luego muy importante, pero viene despu¨¦s.
Lo que hay escrito en la Constituci¨®n antes de los derechos fundamentales son precisamente los art¨ªculos que proclaman esa soberan¨ªa que ya se ha visto a que puede quedar reducida si los bancos espa?oles deben mucho dinero a los bancos alemanes, que es lo que estaba en el origen de las rigurosas instrucciones impartidas al Gobierno de Espa?a por el BCE.
Estos primeros art¨ªculos de la CE son los que contienen tambi¨¦n el fruto de otro diktat, ahora ya puede decirse que tan poco edificante como el de 2010. Se trata del impuesto por los poderes f¨¢cticos del momento en la retorcida definici¨®n nacional de Espa?a, de Catalu?a y del Pa¨ªs Vasco aunque a estas dos ¨²ltimas entidades no se las cite por su nombre, seg¨²n explic¨® con detalle en su d¨ªa uno de los redactores de la Constituci¨®n, Jordi Sol¨¦ Tura, en el libro donde dej¨® escrita su experiencia como ponente constitucional en representaci¨®n del PCE-PSUC.
Esta parte de la Constituci¨®n est¨¢ siendo sostenidamente impugnada desde Catalu?a desde aproximadamente el verano de 2010, por razones que desde entonces han cuasi monopolizado el debate pol¨ªtico. A la inversa, esta es precisamente la parte de la Constituci¨®n que defiende a ultranza el Gobierno del PP.
Hay una parte sustancial de la ciudadan¨ªa catalana, mayoritaria en el Parlamento aut¨®nomo, que acusa a las instituciones centrales del Estado espa?ol, es decir, al Gobierno, las Cortes y el Tribunal Constitucional, de no ser leales, precisamente, al desarrollo del modelo constitucional de 1978. De haberlo desvirtuado, de interpretarlo regresivamente hasta semivaciarlo de contenido pol¨ªtico.
El 6 de diciembre ser¨¢ la tercera conmemoraci¨®n del D¨ªa de la Constituci¨®n aunque en Catalu?a sean mayoritarias las fuerzas pol¨ªticas que la consideran en quiebra
Claro est¨¢ que todo esto es opinable. La ventaja del consenso como hallazgo pol¨ªtico consisti¨® en que permit¨ªa pensar a todas las partes que lo forjaron que en el futuro podr¨ªan desarrollar la Constituci¨®n seg¨²n sus intereses y modelos pol¨ªtico-ideol¨®gicos. Esto es lo que ha ocurrido, efectivamente, y en Catalu?a ha cristalizado en un movimiento soberanista que en tres o cuatro a?os no ha hecho m¨¢s que crecer.
Desde 2010, dos de las fuerzas pol¨ªticas catalanas co-autoras del consenso constitucional, CiU e ICV-EUiA, los herederos del PSUC, lo denunciaron alegando que a su juicio el Tribunal Constitucional hab¨ªa cerrado regresivamente el desarrollo de la autonom¨ªa pol¨ªtica prevista en la Constituci¨®n. La otra gran parte autora del consenso constitucional, el partido socialista, se ha quedado a medio camino en una situaci¨®n que, probablemente, sea la que a la larga, todos recorrer¨¢n: no impugna esta parte de la Constituci¨®n, pero exige su reforma.
En este punto estamos. Este 6 de diciembre ser¨¢ ya la tercera conmemoraci¨®n consecutiva del D¨ªa de la Constituci¨®n despu¨¦s de que en Catalu?a sean mayoritarias las fuerzas pol¨ªticas que la consideran en quiebra. Todo el mundo es libre de opinar lo que quiera sobre la decisi¨®n del Gobierno aut¨®nomo y la mayor¨ªa de Gobierno CiU/ERC de formular una consulta al electorado sobre un asunto que pertenece al n¨²cleo constitucional como esa soberan¨ªa que solo est¨¢ a merced de la banca alemana.
Es f¨¢cil prever que lo m¨¢s probable es que el presidente Artur Mas y sus aliados se estrellen contra alg¨²n muro o se despe?en por alg¨²n precipicio, constitucional, por supuesto. Pero eso, que tanto ans¨ªan algunos de sus adversarios, no representar¨ªa en realidad nada m¨¢s que otro paso hacia la obsolescencia del modelo constitucional hoy solo herido. Esperemos que, en el camino, no nos despojen de la coraza que todav¨ªa nos protege de las leyes de seguridad de la derecha y otros destrozos.
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