Los enemigos de la Constituci¨®n
Algunos se oponen a la reforma constitucional pero en realidad se oponen al consenso, que es el esp¨ªritu de la Constituci¨®n
Hay consenso, aunque parezca mentira. En casi todo hay disenso, menos en un punto min¨²sculo, pero trascendental, porque puede ser el de partida. Parece que hay acuerdo en que se ha roto el consenso y que nada se podr¨¢ hacer si no conseguimos recuperarlo, por peque?o que sea. Este consenso min¨²sculo se?ala una direcci¨®n. En vez de seguir pele¨¢ndonos sobre qui¨¦n empez¨®, si fue Aznar o fue Maragall, si es deslealtad de unos o de otros, culpa de Rajoy o de Mas, vamos a empezar a mirar hacia adelante.
Crece la idea de que hay que reformar la Constituci¨®n, un territorio precisamente nada f¨¢cil para el consenso. Los que quisieran recentralizar Espa?a, limitar el autogobierno catal¨¢n y terminar con la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica seguro que tambi¨¦n quieren reformar la Constituci¨®n, pero en sentido contrario al consenso. Lo mismo sucede con quienes sit¨²an la celebraci¨®n de una consulta de autodeterminaci¨®n como paso obligado y punto de partida, hasta el punto de que solo quieren dialogar y pactar c¨®mo realizarla.
Fij¨¦monos que ambos, quienes quieren recentralizar y quienes quieren irse, tienen algo en com¨²n. Ambos utilizan la Constituci¨®n en contra del consenso. Pedir la aplicaci¨®n del art¨ªculo 150.2, que permite transferir al Gobierno catal¨¢n la competencia para la celebraci¨®n de una consulta sobre la independencia de Catalu?a, es utilizar la Constituci¨®n espa?ola como instrumento que conduzca a salirse del amparo de la Constituci¨®n espa?ola, es decir, a destruirla. Utilizar el art¨ªculo 155 para suspender la autonom¨ªa catalana es tambi¨¦n otra forma de utilizar la Constituci¨®n en contra de la Constituci¨®n, puesto que el derecho a la autonom¨ªa viene reconocido y garantizado nada menos que en el art¨ªculo 2, que es el que invoca la unidad de Espa?a.
Ambas posiciones trabajan en contra del consenso, y aunque se apoyen en la literalidad de dos art¨ªculos, el 150.2 para unos y el 155 para otros, son anticonstitucionales, es decir, atentan contra el esp¨ªritu de la Constituci¨®n, que es precisamente el consenso. Hay quienes se oponen tajantemente a la reforma de la Constituci¨®n, pero en realidad a lo que se oponen es al consenso.
El primer y elemental paso para recuperar el consenso es reconocer que se ha roto. El segundo requiere un acto de mayor trascendencia: recuperar la voluntad de consenso. Para dar ambos pasos es muy bueno fijar previamente la posici¨®n propia. Ya lo han hecho algunos, pero no lo ha hecho todav¨ªa el Gobierno ni el PP. Despu¨¦s hay que abrirse al consenso, cosa que solo se puede hacer cuando se est¨¢ dispuesto a escuchar y atender las razones de la otra parte y, al final, a pactar, que significa ceder por parte de todos.
El mayor esfuerzo corresponde a quienes quieren que nos quedemos exactamente tal como estamos ahora y a quienes han decidido ya irrevocablemente que quieren irse. Son los partidarios del disenso, no del consenso. Quien quiera di¨¢logo, tenga deseos de pacto o imagine reformas constitucionales debe alejarse r¨¢pidamente de estos dos extremos.
Tiene raz¨®n Sol Gallego en su art¨ªculo de ayer en EL PA?S Domingo: la Constituci¨®n no tiene la culpa. La culpa la tiene el disenso, que es precisamente el enemigo de la Constituci¨®n. Recuperar hoy el esp¨ªritu de la Constituci¨®n, es decir, el consenso constitucional, no debiera ser sobre el papel m¨¢s dif¨ªcil que en 1978. Pero quiz¨¢s lo es: no basta con un consenso sobre las libertades, la democracia y una autonom¨ªa inicial, sino que hay que entrar en detalles y enmendar errores que no pertenecen a un r¨¦gimen dictatorial periclitado, sino a todos los que han participado en la democracia hasta ahora.
El consenso requiere divisiones y cap¨ªtulos. El primero es de orden fiscal y obliga a que pacten las comunidades que m¨¢s reciben y las que m¨¢s aportan, incluyendo adem¨¢s a quienes preferir¨ªan quedarse fuera del consenso, que son navarros y vascos. El segundo es ling¨¹¨ªstico y exige pacificar y pactar las pol¨ªticas, la ense?anza y el reconocimiento de la lengua catalana en el conjunto de Espa?a y espec¨ªficamente en las comunidades donde se habla. El tercero es el m¨¢s pol¨ªtico, y conduce al reconocimiento de la personalidad diferenciada de Catalu?a dentro de Espa?a.
Todav¨ªa ser¨ªa posible reforzar el consenso en otros cap¨ªtulos. Por ejemplo, en infraestructuras. Es evidente que las inversiones en el corredor del Mediterr¨¢neo o la transferencia de la gesti¨®n del puerto y el aeropuerto de Barcelona har¨ªan un bien enorme. Tambi¨¦n lo har¨ªa la recuperaci¨®n de la vieja idea, de ra¨ªz federal alemana, que sit¨²a organismos e instituciones del Estado en capitales aut¨®nomas: el Constitucional en Barcelona y el Senado en Sevilla, por ejemplo.
Todo esto son campanas celestiales, es verdad. O tarea para colosos, tipo Mandela, de los que ya no hay. M¨¢s f¨¢cil es maquillar la Constituci¨®n sin recuperar su esp¨ªritu, que es el consenso, cosa que no servir¨¢ para nada y nos dejar¨¢ cabalgando hacia ninguna parte bajo la direcci¨®n de los partidarios del disenso anticonstitucional.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Mariano Rajoy
- Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar
- Reforma constitucional
- Opini¨®n
- Constituci¨®n
- Actividad legislativa
- Catalu?a
- Espa?a
- Inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica
- Catal¨¢n
- Espa?ol
- Pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica
- Pol¨ªtica educativa
- Idiomas
- Lengua
- Educaci¨®n
- Cultura
- Art¨ªculo 155
- Constituci¨®n Espa?ola
- Legislaci¨®n espa?ola
- Parlamento
- Legislaci¨®n
- Pol¨ªtica
- Justicia