Tres d¨¦cadas de dolor
Las v¨ªctimas de la tragedia de la discoteca Alcal¨¢ 20, en la que murieron 81 personas, prefieren olvidar la madrugada del 17 de diciembre de 1983
La madrugada del 17 de diciembre de 1983 Madrid se despert¨® con una terrible pesadilla. El incendio en la discoteca Alcal¨¢ 20, en pleno centro de la capital, se hab¨ªa cobrado hasta ese momento 78 muertos. La falta de medidas de seguridad y el cierre con candado de las salidas de emergencias agravaron la tragedia y motivaron que se revisaran los protocolos y las medidas de seguridad. Ahora, justo 30 a?os despu¨¦s, las v¨ªctimas y algunos responsables prefieren el olvido. Reconocen que, pese a que ha pasado mucho tiempo, esas im¨¢genes vuelven con frecuencia a sus mentes.
La regi¨®n terminaba con el incendio de Alcal¨¢ 20 un mes negro en el que se hab¨ªan registrado dos accidentes a¨¦reos mortales en Barajas y en Mejorada del Campo. En total, 355 v¨ªctimas mortales. La cifra provisional de 78 fallecidos aument¨® a la semana a 81. Un herido muy grave mor¨ªa en el hospital y eran encontrados dos j¨®venes en el hueco de un ascensor del inmueble.
Un posible cortocircuito en el sistema el¨¦ctrico pudo estar detr¨¢s de la tragedia. Pasadas las 4.30 de la madrugada de aquel s¨¢bado se desencadenaba un incendio en los cortinajes del escenario. Algunos clientes empezaron a chillar ¡°?fuego, fuego!¡±, pero muchos se pensaron que se trataba de una broma, por lo que siguieron bailando en aquel local de moda. Seg¨²n los responsables, solo hab¨ªa unas 150 personas, pero los asistentes hablaron de cerca de un millar.
"Cada d¨ªa me acuerdo de lo que pas¨® aquella noche¡±, recuerda una afectada
Las llamas crearon una fuerte humareda y la gente empez¨® a correr escaleras arriba para intentar alcanzar la calle, pero el problema es que el pasillo y la zona del ropero eran muy estrechos para acoger a decenas y decenas de personas que quer¨ªan huir de la muerte. Esas carreras provocaron una avalancha y que algunos cayeran al suelo y fueran aplastados por otros asistentes a la discoteca.
El cierre de las puertas de emergencias, incluso con candados, convirti¨® el antiguo Cabaret Lido de 1927 transformado en discoteca en una aut¨¦ntica ratonera para decenas de personas que no pudieron salir a la superficie.
Ha pasado mucho tiempo y muchos de los afectados prefieren pasar p¨¢gina. Es el caso de Purificaci¨®n A. P., que perdi¨® a una hermana en el incendio. Su padre era el portero de la finca situada justo encima de la discoteca. Ella estaba durmiendo, cuando la sacaron sus progenitores ya que la casa se estaba llenando de humo. ¡°Lo hemos llevado muy mal. Han sido 30 a?os horribles. Cada d¨ªa me acuerdo de lo que pas¨® y nunca se me va de la cabeza¡±, reconoce Purificaci¨®n al otro lado del tel¨¦fono. Se emociona y prefiere no seguir hablando. Otras v¨ªctimas o sus familiares ni siquiera dejan terminar la pregunta. Acaban la conversaci¨®n en cuanto sale el tema de la discoteca Alcal¨¢ 20.
Uno de los primeros en llegar al incendio fue el bombero Francisco Gallego Clavero, que estaba como integrante de un autobomba del parque de Manuel Becerra. ¡°Los primeros que llegaron fueron los de la central, los de la calle Imperial. Cuando llegamos, estaba all¨ª toda la polic¨ªa de Madrid. Era un aut¨¦ntico caos¡±, recuerda este bombero ya retirado. Su primer recuerdo fue el hallazgo de tres cad¨¢veres muertos por asfixia en una escalera. Despu¨¦s baj¨® a la discoteca y se encontr¨® con ¡°un mont¨®n de gente amontonada¡± junto al vestuario.
¡°Yo alumbraba con una linterna de petaca que llev¨¢bamos entonces mientras mis compa?eros sacaban los cuerpos. Afuera esperaban familias y amigos¡±, rememora Gallego, que entonces ten¨ªa 35 a?os. ¡°Fue un palo muy fuerte porque casi todo el mundo muri¨® por asfixia¡±, a?ade.
Los informes t¨¦cnicos demostraron que la escalera se convirti¨® en el tiro de chimenea por el que sali¨® todo el humo y por el que intentaron huir los clientes. De hecho, era la ¨²nica v¨ªa de escape del local.
"La escalera era muy estrecha y empinada¡±, afirma un t¨¦cnico
El incendio se difundi¨® r¨¢pidamente por las emisoras de los servicios de emergencia. ¡°Atenci¨®n, todas las patrullas que se encuentren libres que acudan a la discoteca Alcal¨¢ 20, donde se ha registrado un incendio¡±, se oy¨® por la de Polic¨ªa Municipal. En un coche patrulla estaba Mateo Rivas, un agente de 24 a?os, que d¨ªas antes tambi¨¦n hab¨ªa estado en el accidente a¨¦reo de Mejorada del Campo. Estaba en la Unidad de Protecci¨®n Ciudadana y llevaba un Seat 131 ranchera. Recogi¨® junto con su compa?ero a una joven para trasladarla al hospital Provincial (actual Gregorio Mara?¨®n). ¡°Cuando ¨ªbamos por la Puerta de Alcal¨¢, nos avisaron de que este centro estaba colapsado, por lo que la llevamos a La Paz¡±, recuerda este agente destinado ahora a la Unidad de Atestados de Tr¨¢fico. ¡°Lo que m¨¢s me impact¨® fue que sal¨ªa mucho humo y que no se pod¨ªa estar ni en la puerta de la discoteca. Los bomberos ten¨ªan que bajar con equipos de respiraci¨®n¡±, concluye.
La cifra de v¨ªctimas iba creciendo seg¨²n amanec¨ªa aquel 17 de diciembre. Un jovenc¨ªsimo juez, el gaditano de 28 a?os Jacobo L¨®pez Barja de Quiroga, instruy¨® el caso, en una actuaci¨®n que algunos juristas han calificado con el tiempo como ¡°magistral¡± o ¡°de libro¡±.
El Ayuntamiento de Madrid design¨® a uno de los jefes de equipo de la reci¨¦n creada Protecci¨®n Civil, Rafael Moro, para asistir al juez. ¡°Si la gente hubiera bajado al s¨®tano, se habr¨ªan salvado todos, porque all¨ª no hubo nada de humo¡±, recuerda este t¨¦cnico de seguridad. ¡°La escalera de entrada era muy complicada, estrecha y empinada. Desde luego no estaba preparada para toda la gente que hab¨ªa en la sala. Llegamos a encontrar gente muerta dentro del ropero¡±, a?ade Moro. ¡°Estuvimos buscando a dos personas durante una semana hasta que los encontramos en el hueco del ascensor. Sus familiares nos dec¨ªan que estaban all¨ª y llevaban raz¨®n¡±, recuerda. El entonces jefe de equipo de Protecci¨®n Civil puso una red de autobuses para atender a los familiares que ten¨ªan que desplazarse a hacer tr¨¢mites a los juzgados.
El magistrado orden¨® la detenci¨®n de los cuatro empresarios due?os de la discoteca y su ingreso en prisi¨®n eludible bajo fianza de 50 millones de pesetas (300.000 euros). Tambi¨¦n proces¨® a otras personas, como el entonces concejal de Seguridad, Emilio Garc¨ªa Horcajo. El juicio se celebr¨® diez a?os despu¨¦s y en el mismo se conden¨® a los empresarios, al autor de la instalaci¨®n el¨¦ctrica y el inspector del Ministerio de Interior por delitos de imprudencia temeraria. El Estado tard¨® cuatro a?os en pagar las indemnizaciones.
Garc¨ªa Horcajo, ya retirado, prefiere no hablar del tema. ¡°Fue muy traum¨¢tico en su momento. Ha pasado mucho tiempo y, desde que fui absuelto, nunca he vuelto a hablar de ello¡±, se limit¨® a decir en una conversaci¨®n telef¨®nica con este peri¨®dico.
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