Involuci¨®n democr¨¢tica
La mezcla de nacional-catolicismo y de pirateo de lo p¨²blico tiene efectos muy negativos en la sociedad espa?ola
Pelda?o a pelda?o, ley a ley, la mayor¨ªa absoluta del PP est¨¢ poniendo en marcha una aut¨¦ntica reforma constitucional. Y lo hace en clave de involuci¨®n democr¨¢tica. Aprovechando un escenario de crisis en el que Rajoy se disfraza de ¡®mandado¡¯ de la Uni¨®n Europea, mientras Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa va jugando sus cartas en el orden interno. Las leyes aprobadas este a?o muestran una velocidad de crucero reaccionaria que no puede calificarse de anecd¨®tica. Se aprovecha todo.
El d¨¦ficit p¨²blico y la presi¨®n europea cuando conviene argumentar desde el exceso de gasto o la falta de ingresos. El desprestigio de la pol¨ªtica y de los pol¨ªticos cuando conviene hacer populismo demag¨®gico. La falta de eficiencia y el volumen de la administraci¨®n p¨²blica cuando se recentraliza o se priman las f¨®rmulas de mercantilizaci¨®n de los servicios p¨²blicos. Y lo hacen dirigentes del PP que han sido grandes adalides de la inversi¨®n p¨²blica en plena burbuja inmobiliaria; han sido y siguen siendo grandes protagonistas de los mayores esc¨¢ndalos de corrupci¨®n de los ¨²ltimos a?os; y cuando, en muchos casos, son funcionarios de ¨¦lite, opositores tempranos y detentadores de posiciones de poder pol¨ªtico durante decenios.
Entre las leyes m¨¢s sonoras y conflictivas, destacan la reforma laboral de B¨¢?ez, la ley educativa de Wert, la reforma de la Administraci¨®n Local de Montoro, la de seguridad de Fern¨¢ndez, o las dos de Gallard¨®n, la de tasas judiciales y la nueva (sic) regulaci¨®n del aborto. Este ¨²ltimo caso es especialmente grave y sintom¨¢tico. Una reforma hecha cuando la situaci¨®n estaba socialmente normalizada y que ha sido pensada y ejecutada desde el puro patriarcalismo ideol¨®gico. Pero, muchas de las otras leyes aprobadas tienen su propia carga ideol¨®gica, aunque vengan disfrazadas de palabras como ¡®racionalizaci¨®n¡¯, ¡®refundici¨®n de textos¡¯, ¡°unidad de mercado¡¯, ¡®responsabilidad fiscal¡¯, o ¡®sostenibilidad y revalorizaci¨®n¡¯.
Es cierto que el PSOE ya hizo sus pinitos de contrareforma, sobre todo en materia laboral y econ¨®mica. Pero el PP ha acelerado y reforzado ese rumbo y ha entrado a deg¨¹ello en los temas m¨¢s vinculados a valores, derechos individuales y opciones vitales, satisfaciendo a sus sectores m¨¢s conservadores e integristas, que no quieren desaprovechar la gran oportunidad de disponer de mayor¨ªa absoluta para desquitarse. Mientras, el PSOE est¨¢ encerrado en sus propias contradicciones internas, debilitado por el final de mandato de Zapatero y atrapado en la mara?a unitarista de los populares en el conflicto de Catalu?a.
La mezcla de nacional-catolicismo y de pirateo de lo p¨²blico, est¨¢ teniendo efectos muy negativos en la sociedad espa?ola. Genera un deterioro muy evidente de las condiciones de vida de muchos y no permite afrontar con tino la sin duda necesaria reforma de los servicios p¨²blicos (al generar una l¨®gica frentista: a favor o en contra de lo que hace el PP). Desde el poder se va confundiendo oposici¨®n a las decisiones y medidas que se toman, con ilegalidad e inconstitucionalidad. Lo m¨¢s alucinante es que aquellos que est¨¢n vaciando de contenido la Constituci¨®n, ya que nunca han cre¨ªdo del todo en ella, golpean con la misma a qui¨¦nes se atreven a discrepar o a buscar otras v¨ªas para afrontar los problemas colectivos.
En Catalu?a ello se vive con especial confusi¨®n, ya que el gobierno Mas se queja de los abusos del PP al usar la Constituci¨®n como barrera el tema de la consulta, pero suma los votos de sus diputados en Madrid para que no pocas leyes se aprueben. De esta manera sigue practicando su tradicional doble juego (Barcelona-Madrid), pero con m¨¢rgenes de maniobra cada vez m¨¢s estrechos (y de eso se queja Dur¨¢n).
Las proposiciones de ley presentadas por la oposici¨®n en el Congreso de los Diputados y que han sido rechazadas en estos dos a?os suman ya m¨¢s de sesenta. En ese mismo periodo, se han aprobado 38 leyes ordinarias y 16 leyes org¨¢nicas. Los cambios legislativos son de gran calado y generan una notable indefensi¨®n. Los populares son conscientes de la ventana de oportunidad que tienen, y su sector m¨¢s radical aprieta con fuerza.
En Portugal, ha sido el Tribunal Constitucional el que, ampar¨¢ndose en la Constituci¨®n, ha bloqueado algunas de las medidas m¨¢s impopulares del gobierno conservador de Passos Coelho. ?Qui¨¦n nos defender¨¢ aqu¨ª de la involuci¨®n democr¨¢tica en marcha? Me temo que tendremos que ser nosotros mismos. Abriendo nuevas perspectivas. Aprovechando las elecciones europeas para reivindicar otra Europa y otra din¨¢mica pol¨ªtica. Ese es un espacio que puede ser com¨²n entre qui¨¦nes desde Catalu?a contemplan la consulta como una proceso refundacional de la democracia y qui¨¦nes desde Espa?a puedan comprender la oportunidad que tenemos en com¨²n para evitar que se siga utilizando la democracia para pervertirla.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica e investigador del IGOP de la UAB.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.