?Y t¨² me lo preguntas?
No es lo mismo preguntar primero por la federaci¨®n y, luego, por la independencia, que hacerlo a la inversa
Ya hay pregunta. Ese jal¨®n, esa nueva pantalla de Candy Crush, se elabor¨® de manera realmente r¨¢pida en su ¨²ltimo tramo, posiblemente ante cierto terror ¡ªal rid¨ªculo¡ª, por parte de su emisor. Se sabe que la pregunta parti¨® de Presidencia. UDC, v¨ªa plis-plas system, aval¨® su car¨¢cter ¡°inclusivo¡±. ICV-EUiA, aval¨® la posibilidad de doble pregunta. ERC vel¨® por la aparici¨®n del palabro ¡°independencia¡± que, en efecto, aparece por ah¨ª colgando. A CUP ¡ª¨²nica formaci¨®n que apoy¨® la pregunta y que, a la vez, gesticul¨® cara de p¨®ker¡ª, se le present¨® el redactado ¨²ltimo. La apariencia final de la pregunta es, no obstante, mona. Se invita a la ciudadan¨ªa a decidir sobre la posibilidad de un Estado federado o un Estado independiente. Solo que, en una pregunta destinada a no formularse en una consulta, nada es lo que parece. Tal vez, lo ¨²nico real en una pregunta que jam¨¢s se preguntar¨¢, es su estilo. El presente art¨ªculo es un breve an¨¢lisis de esa pregunta, que aunque en apariencia tenga el estilo de un prospecto m¨¦dico, en realidad ¡ªy en su patolog¨ªa¡ª, solo posee estilo.
En primer lugar, es una pregunta doble. Es decir, una forma de eludir consultas. El proceso catal¨¢n, por parte del emisor, no es pues una catarata de refer¨¦ndums que planteen ¡ªy creo que este ser¨ªa el orden democr¨¢tico de las preguntas¡ª si se quiere un Estado independiente, si ese Estado quiere federarse, si se quiere la Constituci¨®n que se ha redactado ¡ªsoberana o federal¡ª, si se quiere entrar en la UE... Lo que dibuja cierto terror al voto directo. No, esto no tiene pinta de ser una revoluci¨®n democr¨¢tica, salvo que lo sea en el sentido, por ejemplo, del trikini, que supuso una revoluci¨®n en las costas. En la gesti¨®n del Gobierno catal¨¢n de la demanda ciudadana est¨¢ impl¨ªcito, por tanto, el terror espa?ol a los refer¨¦ndums, y la idea de que este proceso no es un proceso de intensificaci¨®n democr¨¢tica.
La pregunta, por otra parte, elude conceptos importantes. No aparece el palabro ¡°soberano¡±: ¡°?En caso afirmativo, quiere que sea un Estado independiente y soberano?¡±. S¨ª, OK, el Parlament declar¨® la soberan¨ªa de Catalu?a hace un tiempo. Pero yo mismo, ayer, me declar¨¦ seis veces a mi vecina, sin que ello supusiera efectividad, snif, alguna. La elusi¨®n de soberan¨ªa es un indicio de que es un concepto interpretable por el emisor, un emisor que ¡ªy como le ocurre al Gobierno del Estado¡ª, no percibe en el BCE o en la Troika un atentado a su soberan¨ªa; no la liar¨¢ con la cosa soberana. Tampoco aparece el concepto ¡°rep¨²blica¡±: ¡°?En caso afirmativo, quiere que sea una rep¨²blica independiente?¡± Es decir, que en cualquiera de sus dos respuestas, la Catalu?a resultante puede tener el mismo Jefe de Estado que nos cay¨® encima sin consulta directa cuando Boney-M Mas, cuando cay¨® de la mula y abraz¨® el independentismo, ya habl¨®, glups, del gran papel que puede desarrollar la Monarqu¨ªa en esta fiesta. Tampoco aparece la bicha. Es decir, la UE: ¡°?En caso afirmativo, quiere que sea independiente, dentro de la UE¡±. S¨ª, claro, no tiene por qu¨¦ aparecer. Pero hace meses, era la palabra m¨¢gica. Era la marca del proceso. Hasta que la UE apareci¨® en la narrativa del proceso con el mismo rol que el Ej¨¦rcito en otras emisiones constituyentes de por aqu¨ª abajo. El Ej¨¦rcito es, de hecho, el gran ausente en este proceso. Posiblemente, porque no es necesario que aparezca, teniendo a la UE como propietaria del trade-mark soberan¨ªa. Y del concepto miedo. La desaparici¨®n de la palabra indica que el emisor no quiere complicarse la vida, y que fija su problema como local.
Otro gran trazo estil¨ªstico, quiz¨¢s la met¨¢fora global, es el orden de la pregunta. No es lo mismo preguntar primero por la federaci¨®n y, luego, por la independencia, que hacerlo a la inversa, como ser¨ªa la causalidad democr¨¢tica. La pregunta, por tanto, potencia no solo una posibilidad federalista, sino una posibilidad federalista mangui, en la que el federalismo es tambi¨¦n interpretaci¨®n del emisor. Quiz¨¢s este es el rasgo m¨¢s importante de la pregunta. La pregunta es, as¨ª, un ruego local, dentro del marco espa?ol, para una reforma constitucional, dentro de la cultura local de pacto entre ¨¦lites, no democr¨¢tica.
No, el Gobierno ni siquiera est¨¢ por eso. Est¨¢ por opciones no dialogadas de transformaci¨®n del R¨¦gimen, sin cambios institucionales. Cambios ¡ªcontrarreformas democr¨¢ticas en los ¨¢mbitos laboral, sanitario, en la seguridad, en la econom¨ªa, en la planificaci¨®n familiar¡ª, por otra parte, avalados por el Gobierno catal¨¢n y de los que no nos ha defendido. Pero s¨ª que est¨¢n a favor algunos informes de la FAES, el PSOE, e importantes entidades financieras. Es cuesti¨®n de tiempo ¡ªel Gobierno catal¨¢n, CiU y ERC, han ganado un par de a?itos¡ª, que esos cambios limitados y pactados se produzcan.
Otro tipo de cambios, efectivos, democr¨¢ticos y sociales, supondr¨ªan algo que el Gobierno catal¨¢n no ha hecho en todo este periodo de reformulaci¨®n postdemocr¨¢tica del R¨¦gimen: la desobediencia. La pregunta apunta que no se producir¨¢, tampoco en este tema.
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