J¨®venes transformadores
A m¨¢s formaci¨®n, m¨¢s y mejor empleo. La educaci¨®n es un ascensor social que no debe detenerse al acabar los estudios
Empezamos a acostumbrarnos a leer y a escuchar a diario informaciones negativas sobre los j¨®venes. Las cifras no son alentadoras: las tasas de abandono escolar contin¨²an siendo muy elevadas, el paro juvenil supera el 50% y demasiados j¨®venes tienen que dejar el pa¨ªs en busca de oportunidades. Son datos que responden a una dur¨ªsima realidad. La crisis, que ha atacado a gran parte de la sociedad, se ha cebado especialmente en ellos. Y sin embargo, una de las paradojas de nuestro tiempo es que ellos, precisamente ellos, tienen que ser ¡ªy van a ser¡ª los principales agentes de la transformaci¨®n que el mundo necesita y que ya est¨¢ experimentando. Tambi¨¦n en nuestro pa¨ªs.
Desde finales de los a?os ochenta, la movilidad de estudiantes transform¨® radicalmente las universidades espa?olas. Han sido a?os de vertebraci¨®n pr¨¢ctica y real de la Europa acad¨¦mica y social, un tiempo en el que el mundo universitario espa?ol ha aprovechado como pocos ese impuso europe¨ªsta. Las instituciones, sus gobernantes y sus docentes respondieron vivamente a los retos que lanzaba la participaci¨®n en los diversos programas, mientras que los estudiantes espa?oles acudieron a la llamada con entusiasmo. La llegada al pa¨ªs de estudiantes de toda Europa anim¨® cambios profundos en nuestras instituciones. Desde aquellos a?os apasionantes, los programas de intercambio internacional han transformado el universo de los estudiantes de todo el mundo y muy especialmente el de los estudiantes espa?oles, j¨®venes que poco a poco han mejorado su conocimiento de lenguas, su autonom¨ªa personal, su iniciativa y su esp¨ªritu cr¨ªtico. Se han convertido, en definitiva, en ciudadanos europeos y del mundo con las competencias y las habilidades necesarias para construir una sociedad mejor.
Todo este evidente avance ha dejado, sin embargo, algunos cabos sueltos. Dec¨ªa su alteza real el pr¨ªncipe de Asturias y Girona en junio pasado, en ocasi¨®n del F¨®rum IMPULSA, que no podemos permitirnos que ni uno m¨¢s de nuestros j¨®venes abandone su formaci¨®n. Es un problema grave y fundamental en el que est¨¢n trabajando numerosos agentes en nuestro pa¨ªs, desarrollando proyectos desde ¨¢mbitos muy diversos. Tenemos la fortuna de contar con profesionales y voluntarios que ponen en pr¨¢ctica d¨ªa a d¨ªa el efecto Pigmali¨®n, convencidos como est¨¢n de que creer firmemente que esos ni?os y ni?as conseguir¨¢n finalizar su formaci¨®n, y por tanto encauzar su futuro, es el primer paso para que esto sea una realidad.
Es cierto que muchos j¨®venes muy bien formados est¨¢n en el paro o realizando trabajos para los que se requiere una cualificaci¨®n muy inferior. Pero los datos son claros: a m¨¢s formaci¨®n, m¨¢s y mejor empleo. La educaci¨®n sigue siendo un ascensor social. Lo que no podemos permitir es que esos mecanismos de progreso se detengan cuando el joven finaliza sus estudios. La universidad espa?ola ha promovido en los ¨²ltimos 40 a?os un n¨²mero important¨ªsimo de j¨®venes que han sido la primera generaci¨®n en su entorno familiar y social en obtener una titulaci¨®n superior, j¨®venes con tes¨®n y curiosidad que eligieron seguir form¨¢ndose a pesar del esfuerzo econ¨®mico y personal que supon¨ªa. A j¨®venes como estos, solventes y entusiastas, dedican su tiempo como mentores los directivos y profesionales que participan en el programa Apadrinando el Talento, para aportarles todo aquello que su entorno inmediato no puede proporcionarles y que es imprescindible para acceder al mercado laboral en las condiciones que su cualificaci¨®n exigir¨ªa.
Para que cada vez menos j¨®venes se encuentren excluidos del sistema, es fundamental que consigamos, desde la infancia, educar lo que J. A. Marina llama car¨¢cter emprendedor. Emprender es descubrir posibilidades, establecerlas como metas e intentar alcanzarlas. En la empresa, en el arte, en la familia. En los ¨²ltimos meses, casi 700 agentes educativos han participado con entusiasmo y entrega en un proyecto que promueve el sue?o de convertir los centros educativos de nuestro pa¨ªs en escuelas emprendedoras. Y esto no significa convertir los centros educativos en viveros de empresarios, significa simplemente, siguiendo con las ense?anzas de Marina, educar las funciones ejecutivas: elegir las metas, mantenerlas, cultivar el esfuerzo, fijar la atenci¨®n, dirigir el comportamiento¡
Valent¨ª Fuster no se cansa de repetir que Espa?a tiene un talento extraordinario. Muchos j¨®venes ya han descubierto el suyo y con ¨¦l est¨¢n contribuyendo a transformar el mundo. Otros est¨¢n todav¨ªa en el camino. Es importante que los que ya hemos dejado atr¨¢s la juventud nos empe?emos en escucharles y en conversar con ellos. Existen multitud de formas de hacerlo, y sobre todo, de hacer visibles su esfuerzo, su entusiasmo y su ilusi¨®n. Ellos nos necesitan casi tanto como nosotros a ellos, porque inevitablemente ser¨¢n los j¨®venes los responsables de romper los muros de cristal de un mundo cuya transformaci¨®n ya ha empezado y para la que les necesitamos a todos, sin excepci¨®n.
M¨°nica Margarit es directora de la Fundaci¨® Pr¨ªncep de Girona.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.