La fidelidad tiene premio
El Gordo cay¨® en bares que siguieron comprando el n¨²mero pese a que no daba ¡° un duro¡± Uno lo adquiri¨® minutos antes del sorteo
No se ven restos de celebraciones por las calles, a pesar de que, de media estricta, a cada monfortino le ha correspondido un mill¨®n de las extintas pesetas. S¨ª los restaurantes inhabitualmente llenos para ser martes, y escenas que en otras situaciones podr¨ªan parecer casualidad, como dos personas saliendo a la vez de una tienda de electrodom¨¦sticos con sendos televisores de plasma. Lo ¨²nico que llena el ambiente de la ciudad, sin verse, es el runr¨²n de quien ser¨¢ el superagraciado o hiperagraciada que se ha llevado los 40 millones de euros. Si el joven escayolista un tanto balarrasa de Ribasaltas que vive en las Casas Baratas o una de las camareras de uno de los bares vendedores.
¡°Yo jugu¨¦ ese n¨²mero en Navidad y tambi¨¦n en Reyes. Lo juego todas las semanas. Siempre. No es que me guste o no. Es que es el que tienen en el bar Anduri?a desde que lo abrieron, hace unos nueve a?os. Cuando all¨ª hab¨ªa otro bar, el Guai, yo tambi¨¦n jugaba al n¨²mero al que estaban abonados¡±. A Jos¨¦ Rivera, que tuvo que cerrar su taller de electricidad del autom¨®vil hace a?o y pico, el mantenerse fiel al n¨²mero de loter¨ªa del establecimiento de hosteler¨ªa que se radique en el n¨²mero 80 de la avenida Leopoldo Calvo Sotelo (antes Jos¨¦ Calvo Sotelo, antes Pablo Iglesias) le ha supuesto 200.000 euros del primer premio de la loter¨ªa del Ni?o. No es el ¨²nico caso. La mayor¨ªa de los agraciados con el Gordo que cay¨® en exclusiva en Monforte de Lemos ten¨ªan reservado el d¨¦cimo o eran clientes habituales de bares que, a su vez, llevaban tiempo abonados a ese n¨²mero.
De hecho, Libertad Gonz¨¢lez, la propietaria del Anduri?a, habla de un cliente al que le entreg¨® el d¨¦cimo cinco minutos antes del sorteo. ¡°Me hab¨ªa olvidado de ¨¦l, porque no lo hab¨ªa pagado, pero era un habitual, y como me quedaban dos, le di uno¡±. No identificada es una clienta que tampoco hab¨ªa llegado a pagar el importe de la loter¨ªa, y tem¨ªa no llegar a tiempo porque viv¨ªa en Lugo. ¡°No te preocupes si llegas tarde, aunque estemos cerrados, llamas y me lo das a trav¨¦s de la verja', le dije¡±, cuenta Libertad. La lucense no lleg¨® pero obtuvo igual su d¨¦cimo.
La que se qued¨® sin ¨¦l fue otra jugadora, tal y como descubri¨® la due?a del Anduri?a cuando se abraz¨® a ella ebria de alegr¨ªa y la not¨® intensamente p¨¢lida: ¡°Como nunca tocaba, esta vez no jugu¨¦¡±, balbuce¨®. En el mismo barrio de la Estaci¨®n, hubo un caso m¨¢s grave de desgracia ocasionada por la falta de perseverancia, el de la Sociedad La Fraternal. La Fraternal, que pese al nombre sobrevivi¨® al franquismo, y que con el Colegio Ferroviario o la Coral de Renfe eran el entramado social del mundo del tren, y que permiti¨® la integraci¨®n de muchas familias for¨¢neas, languidece, como casi todas las instituciones de este tipo. Vendieron todo el a?o el 76.254 de la administraci¨®n que tienen enfrente, pero desde Navidad cambiaron, de administraci¨®n de loter¨ªa y de n¨²mero. Como en las f¨¢bulas morales, el hostelero que mantiene sus principios para con ¨¦l y sus clientes, triunfa. Carlos Garc¨ªa Mosquera, con el traspaso del bar Capilla 2, obtuvo el de un n¨²mero de la loter¨ªa, pero un desencuentro con el lotero le hizo cambiar de administraci¨®n y de cifra. Se mantuvo fiel a ella a pesar de que, como muestra la contabilidad que lleva desde entonces, ¡°no hemos sacado un duro¡± y de que los 17 abonados que lleg¨® a tener hayan descendido, entre fallecidos y morosos, a media decena. Los ahora agraciados. El due?o del Capilla 2, que hoy no deja pagar a nadie, tambi¨¦n reparti¨® su d¨¦cimo con un cliente que se hab¨ªa olvidado de reservar el suyo (y que lo fue a recoger y pagar despu¨¦s del sorteo). ¡°M¨¢s me molesta darle 20.000 euros a Montoro¡±. Carlos se alegra especialmente por dos poseedores de los billetes: ¡°Uno al que hace un par de meses le diagnosticaron una enfermedad grave y otro que cay¨® en agosto de un tejado y est¨¢ en una silla de ruedas. Es que este barrio, como los dem¨¢s, es de gente trabajadora¡±.
Este barrio es Carude, y como O Mor¨ªn, o Abeledos, Campo de San Antonio, en donde aterrizaron los cientos de miles de euros, todos en la periferia de la ciudad, fueron agr¨ªcolas, y artesanos y ahora son fundamentalmente de jubilados. El bar Manhattan, en A Florida, est¨¢ todav¨ªa m¨¢s lejos. Est¨¢ lleno de gente, entre ellos un par de bancarios que dejan sus tarjetas al joven propietario, Luis Maceda. Reparti¨® 70 d¨¦cimos del 76.254, pero el que m¨¢s le alegra era el de un hombre de unos 50 a?os ¡°al que le dol¨ªa meter el dinero en el d¨¦cimo porque lo necesitaba para comer¡±. ¡°Bueno, lo compr¨® con el reintegro del d¨¦cimo de Navidad¡±, contesta a la pregunta de por qu¨¦ compra loter¨ªa en vez de comida. Luis solo tiene 24 a?os, y amigos que en la barra hacen chistes por no haber comprado uno de los d¨¦cimos: ¡°Y pensar que los tuve d¨ªas ah¨ª, al lado, colgados. ?No tendr¨¢s uno? Te puedo dar mil euros¡±. ¡°Juega la semana que viene. La bola todav¨ªa est¨¢ caliente¡±, se r¨ªe Luis. Hay menos risas en el bar JJ de la calle Abeledos. Los due?os pensaron que se hab¨ªan quedado sin ning¨²n d¨¦cimo porque el hijo hab¨ªa dado el ¨²ltimo a un vecino en paro. Hasta que el padre, Francisco D¨ªaz, record¨® que conservaba dos, y que los ten¨ªa en el pantal¨®n que hab¨ªa usado¡ y que su madre hab¨ªa metido anteayer en la lavadora. ¡°En Hacienda me dijeron que hay unos tr¨¢mites legales que pueden durar a?os, pero bueno, ya pas¨®¡±, contaba ayer por tel¨¦fono Paco desde el hospital, donde hab¨ªan ingresado a su madre con una crisis de ansiedad.
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