Jactancias presidenciales
Si no llegan 1.500 millones de euros habr¨¢ que recortar otros tantos en sanidad y educaci¨®n
Para qu¨¦ irse por las ramas. La situaci¨®n es esta: si no llegan 1.500 millones de euros v¨ªa transferencias de fondos de nivelaci¨®n, habr¨¢ que recortar otros tantos en los presupuestos de sanidad y educaci¨®n. M¨¢s a¨²n, el presidente de la Generalitat ha llegado a decir que sin esa aportaci¨®n econ¨®mica del Gobierno la Generalitat es inviable. ?Exageraci¨®n? Se presupone que Alberto Fabra sabe lo que se dice. La Comunidad Valenciana no cumplir¨¢ el objetivo de d¨¦ficit que el ministerio de Hacienda increment¨® hasta el 1,6% del PIB, tras escuchar las razonadas objeciones del Gobierno valenciano. A falta de datos definitivos, es casi seguro que el d¨¦ficit real de 2013 ser¨¢ del 2,6%. Un punto por encima del objetivo. Con semejantes antecedentes es m¨¢s que probable que la Generalitat acabe por ser intervenida de derecho (de hecho ya lo est¨¢ hace tiempo) por el Gobierno central en el mes de marzo. La Comunidad Valenciana se convertir¨¢, entonces s¨ª, en la Grecia espa?ola con todas sus caracter¨ªsticas. Si es verdad ¡ªy lo es¡ª que sin autonom¨ªa financiera no la hay pol¨ªtica¡, adi¨®s autonom¨ªa, adi¨®s. No es de extra?ar que la segunda autoridad institucional valenciana, el presidente de las Cortes, Juan Cotino, renuncie a su exclusividad para dedicarse al cultivo del caqui. Total, para lo que va a servir el parlamento auton¨®mico.
Y qu¨¦ ha hecho el presidente Alberto Fabra para evitar llegar a esta situaci¨®n. A¨²n reconociendo que su responsabilidad en el actual desastre financiero no pasa de la de cooperador pasivo (form¨® parte del grupo parlamentario del PP y aplaudi¨® todos los desmanes cometidos por su antecesor Francisco Camps et altri), la verdad es que no muchas cosas. Aunque ¨²ltimamente parece haber renunciado a su pol¨ªtica de despacho para abrazar, bien que t¨ªmidamente, la de pancarta; sus lastimeras quejas no han obtenido resultado alguno. Y no tanto porque el ministro de Hacienda, Crist¨®bal Montoro, le haya tomado ojeriza (que no es santo de su devoci¨®n, es evidente) como por la inexperiencia que evidencia el president. Para muestra, un bot¨®n. El pasado mi¨¦rcoles las responsables de comunicaci¨®n de la Generalitat difundieron una nota en la que anunciaban la buena nueva de que Alberto Fabra hab¨ªa conseguido arrancarle al Gobierno un fondo de nivelaci¨®n extraordinario de 1.500 millones. Poco despu¨¦s, el ministerio apagaba la euforia con un breve comunicado en el que dec¨ªa que no estaba prevista ninguna medida de financiaci¨®n adicional a las actuales.
?Minti¨® Presidencia? S¨ª y no. Convengamos en que exager¨® la realidad. Para empezar, nunca hubo una reuni¨®n formal entre Fabra y Montoro; pero ambos conversaron en la sede del PP en la que se habl¨® de financiaci¨®n y de los fondos de nivelaci¨®n y de la que el president sali¨® esperanzado. ?Qu¨¦ pas¨® para que el Gobierno le enmendara la plana? Fabra se precipit¨® en el anuncio. Ten¨ªa que haberse guardado la esperanza para s¨ª y haber seguido negociando, esta vez s¨ª, desde su despacho. La financiaci¨®n auton¨®mica es material sensible. En el propio PP, las autonom¨ªas que han cumplido con el d¨¦ficit reclaman que se les reconozca el esfuerzo y se les conceda un mayor margen de maniobra. Y la valenciana no es de las cumplidoras. Tocaba discreci¨®n y Fabra opt¨® por el repique de campanas. Montoro intent¨® silenciarlo con un papirotazo; pero los hay que no entienden el mensaje y siguen con el preg¨®n. Su jactancia nos puede acabar costando 1.500 millones en sanidad y educaci¨®n. Las vanidades suelen salir muy caras.
El pen¨²ltimo desaire de Montoro fue el cierre de una semana de las m¨¢s desafortunadas para el presidente Fabra. El lunes, la alcaldesa de Alicante le enmendaba la plana al secretario general del PP, Seraf¨ªn Castellano, al que acusaba de ser poco menos que un est¨²pido por escupir al aire sin tener en cuenta que el salivazo le pod¨ªa caer en la cara, mientras que ella ten¨ªa la paciencia suficiente para ver pasar el cad¨¢ver pol¨ªtico de su ?compa?ero? El martes la cosa no fue mejor. Cotino anunciaba que renunciaba a la exclusividad en las Cortes Valencianas para dedicarse al cultivo del caqui al que debe verle m¨¢s futuro que a la pol¨ªtica. El mi¨¦rcoles fue cuando Fabra anunci¨® que iba a reclamar un fondo de transferencias de nivelaci¨®n por valor de 1.500 millones, apoy¨® la reforma del aborto para meterle un dedo en el ojo al presidente extreme?o y el d¨ªa en que se enter¨® de que la ampliaci¨®n de la franja horaria del centro regional de TVE era inviable. El jueves, el ministro de Hacienda le enmend¨® la plana y rechaz¨® su reivindicaci¨®n, m¨¢s por las formas que por el fondo; pero se la rechaz¨®. Y ese mismo d¨ªa nos enteramos de que el Consell hab¨ªa decretado una ley de punto final de la responsabilidad pol¨ªtica.
Alberto Fabra, el que presum¨ªa de haber fijado unas l¨ªneas rojas sobre la corrupci¨®n, ha modificado la ley que regula la Asistencia Jur¨ªdica de la Generalitat de tal modo que aquellos excargos p¨²blicos o funcionarios que, acusados de delitos de corrupci¨®n, resultaran exonerados o absueltos ser¨¢n indemnizados por el Consell, que se encargar¨¢ de cubrir los honorarios que los acusados hayan tenido que abonar a sus abogados y procuradores. Para nos estendamos: Fabra pretende utilizar fondos p¨²blicos para apagar los fuegos internos del PP que ¨¦l mismo ha provocado con su incontinencia verbal sobre unas ret¨®ricas l¨ªneas rojas que han ido quebr¨¢ndose hasta quedar irreconocibles. Esta reforma legal solo pretende calmar con el dinero de todos los valencianos los exaltados ¨¢nimos de los muchos cargos del PP que se encuentran imputados y que responsabilizan a Fabra de su situaci¨®n.
El presidente ha decidido acabar con la responsabilidad pol¨ªtica. No solo defiende la presunci¨®n de inocencia, tambi¨¦n ha incorporado la presunci¨®n de decencia. Ser o parecer un indecente pol¨ªtico no es raz¨®n para dejar el cargo. Aquello de la mujer del C¨¦sar ya no es v¨¢lido. Ahora entre el error pol¨ªtico y la asunci¨®n de responsabilidades solo se interpondr¨¢ una sentencia. Meter la pata (no digo la mano) ya no es obst¨¢culo para seguir en un cargo p¨²blico. De hecho, ah¨ª est¨¢n en las instituciones decenas y decenas de pol¨ªticos imputados, mayoritariamente del PP, y no pasa nada o pasan pocas cosas. Se puede ser un indecente, pol¨ªticamente hablando, y seguir en el cargo sin que nadie te eche cuentas hasta que un magistrado dictamine. Tras el cierre de RTVV, esta ley de punto final es la otra gran aportaci¨®n de Fabra a la cultura democr¨¢tica valenciana. As¨ª, por sus atributos presidenciales.
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