Un incendio en un bloque de pisos de Sant Adri¨¤ mata a dos ancianos
Las llamas empezaron en la vivienda de una mujer que acumulaba desperdicios 23 personas han resultado heridas o intoxicadas
Con bata de color granate, y las zapatillas de andar por casa, de color azul, Ismael P¨¦rez, de 65 a?os, hace corrillo delante del n¨²mero 18 de la calle de Martorell, en Sant Adri¨¤ de Bes¨°s, con varios vecinos suyos. Es la una de la tarde y no ha podido ni siquiera vestirse. Se levant¨® de madrugada, muy pronto, poco antes de las tres, fruto del ruido, los gritos y las llamas que corr¨ªan por la escalera de su edificio. ¡°Sal¨ª y vi el fuego y el humo¡±, recuerda Manuel, con los ojos hinchados tras las gafas. No muy lejos de ¨¦l, otra mujer agarra fuerte una manta blanca con la que se tapa. Arrancada de la cama, est¨¢ cansada y sin ganas de hablar del tema.
Un incendio originado en el 3? 3?, provoc¨® unas llamas inmensas. Calcin¨® ese piso, y debido al ¡°efecto chimenea¡±, el fuego se extendi¨® hasta el s¨¦ptimo, que fue pasto tambi¨¦n de las llamas, seg¨²n fuentes de Bomberos. El resultado fue dos personas muertas: una anciana de 89 a?os del 6? 1? y un hombre del 7? 3?, de 73.
El incendio ardi¨® durante m¨¢s de tres horas, en un edificio de siete plantas, con cuatro vecinos por rellano. Cuando se inici¨® el fuego, personas como Ismael, que vive en la primera planta, pudieron bajar inmediatamente a la calle. Pero los que viven a partir del tercer piso, se vieron obligados a quedarse dentro de sus pisos, porque el fuego y el humo corr¨ªa tambi¨¦n por la escalera del edificio. A las tres de la madrugada, los balcones de ese inmueble estaban llenos de personas, algunas desesperadas, que no pod¨ªan salir.
Y los Bomberos de la Generalitat tampoco pudieron desalojarlas. El bloque de viviendas est¨¢ en una especie de zona ajardinada, con bancos y pilonas que impiden el paso de los veh¨ªculos. Los bomberos utilizan unas escaleras que est¨¢n en los camiones, que no pudieron emplear precisamente por esa falta de accesibilidad, seg¨²n esas mismas fuentes del cuerpo. Algunos vecinos pasaron encerrados en sus casas varias horas, hasta que a las 6.00 pudieron salir.
Tom¨¢s Rueda, de 52 a?os, fue uno de ellos. Como la mayor¨ªa de vecinos del edificio, dorm¨ªa pl¨¢cidamente... ¡°Escuch¨¦ el ruido de las baldosas explotando¡±, explica, en el Centre Municipal d¡¯Entitats, que se habilit¨® justo cuando empez¨® el fuego, para acoger a los vecinos. Al salir al rellano, vio mucho humo y decidi¨® coger unas toallas, y mojarlas, para que no entrase en su casa.
?l reside en el 3? 4? junto a su mujer y su hijo de 23 a?os, justo al lado de Mar¨ªa Ch., de 76 a?os, que vive en el 3? 3?, donde se inici¨® el fuego. La mujer, seg¨²n los vecinos y los bomberos, acumulaba en su casa toneladas de desperdicios porque sufre el s¨ªndrome de di¨®genes.
Cuando Tom¨¢s ya hab¨ªa puesto algunas de esas toallas para evitar que el humo penetrase en su casa, oy¨® unos gritos en el rellano. ¡°All¨ª estaba Mar¨ªa, chillando¡±, recuerda, ¨¦l s¨ª, vestido con ropa de calle. Metieron a la mujer a su piso. ¡°Ten¨ªa quemaduras en la cara, en la mano...¡±, explica el hombre, preocupado por su salud de su vecina. Este viernes en el barrio corri¨® el rumor de que hab¨ªa fallecido, pero no es cierto. Al cierre de esta edici¨®n, la v¨ªctima segu¨ªa ingresada, en estado grave, en el hospital de la Vall d¡¯Hebron.
Mientras las llamas segu¨ªan en el edificio, muchos de los vecinos perdieron la noci¨®n del tiempo. ¡°Ya no s¨¦ cu¨¢nto pas¨® hasta que llegaron los bomberos¡±, cuenta Pedro, que est¨¢ en los corrillos tambi¨¦n frente a la vivienda. El pijama sobresale de la chaqueta negra que lleva una mujer, que espera sentada en una silla. ¡°Muchas horas llevo aqu¨ª, pero no s¨¦ ni cu¨¢ntas¡±, se queja. No quiere dar ni su nombre, ni seguir hablando. Est¨¢ agotada por lo sucedido. El Sistema de Emergencias M¨¦dicas (SEM) atendi¨® a 23 personas por inhalaci¨®n de humo y cuatro fueron trasladadas a hospitales.
Los Bomberos investigan cu¨¢les fueron las causas del origen del siniestro. Aunque no hay duda de que empez¨® en el piso de Mar¨ªa, y que el estado del mismo, repleto de todo tipo de desperdicios, no ayud¨® porque fue material combustible. La mujer, seg¨²n diversos vecinos, tiene dos hijos. ¡°No pueden con ella, y cuando han intentado llevarla a alg¨²n sitio, se ha negado¡±, contaron. Incluso la comunidad de vecinos ha abordado en m¨¢s de una ocasi¨®n las p¨¦simas condiciones del piso y el peligro que supon¨ªa para todos. ¡°Pero al final no nos pusimos de acuerdo para denunciarlo al Ayuntamiento¡±, admite Tom¨¢s.
Las dos v¨ªctimas mortales viv¨ªan justo por encima del tercer piso. Manuel P. M., de 73 a?os, resid¨ªa solo en el s¨¦ptimo primera. Los Bomberos le encontraron muerto, asfixiado por la inhalaci¨®n de di¨®xido de carbono. El piso, adem¨¢s, estaba calcinado.
El caso de Carmen E. E., de 89 a?os, es si cabe a¨²n m¨¢s dram¨¢tico. La mujer viv¨ªa sola en el sexto primera, donde permaneci¨® sin poder escapar. Pero su hija viv¨ªa justo en el piso de abajo pero tampoco pudo en ese momento hacer nada para ayudarla. Las primeras hip¨®tesis que corrieron entre los vecinos sosten¨ªan que la mujer hab¨ªa muerto de un paro cardiaco, pero posteriormente, con la juez ya en la escena de la tragedia, pudieron comprobar que aparentemente muri¨® asfixiada por la inhalaci¨®n de humo. Otro de sus hijos tiene adem¨¢s un restaurante justo al lado del edificio, el bar Can Bernad.
¡°Hemos pasado nervios, miedo y fr¨ªo¡±, recalcaba una mujer, a¨²n en la puerta del edificio, acordonado y al que no se pod¨ªa entrar. ¡°El Ayuntamiento tiene que cambiar urgentemente el mobiliario urbano para que los camiones puedan pasar¡±, ped¨ªa preocupado Josep Lluis Mar¨ªn, de 65 a?os, vecino justo del edificio contiguo al afectado por el fuego.
A ellos tambi¨¦n les desalojaron por las llamas. En un primer momento, m¨¢s de 200 personas se vieron de madrugada, fuera de sus casas. Asist¨ªan, perplejas, a las llamaradas que sal¨ªan del tercero y que han dejado toda la fachada calcinada y de color negro. En ese mismo momento, el Centre Municipal d¡¯Entitats, justo al otro lado de la calle, abri¨® las puertas para darles asistencia. Hasta all¨ª se desplazaron sanitarios y tambi¨¦n psic¨®logos.
A la una y media de la tarde, sal¨ªa de la instalaci¨®n un c¨¢lido olor a lentejas. ¡°Hay caldo¡±, repet¨ªa una mujer, a los vecinos. Fuera de sus casas quedaba un centenar. ¡°No se podr¨¢ entrar ni el s¨¢bado ni el domingo¡±, repet¨ªa una de las organizadoras. La estructura del inmueble est¨¢ bien, pero el fuego destroz¨® la escalera y devor¨® las puertas de los pisos. Adem¨¢s, no hay ni un solo suministro que haya salido indemne. ¡°Habr¨¢ que hacer obras mayores¡±, contaban fuentes de Bomberos. A pesar de todo, los vecinos asum¨ªan la situaci¨®n con resignaci¨®n. Muchos ten¨ªan ya sitio con familiares; para el resto, el Ayuntamiento preparaba un lugar donde alojarles.
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