Ahora o nunca
Al PSPV le ha faltado un discurso vertebrador de la sociedad que vaya m¨¢s all¨¢ de las obvias connotaciones progresistas y que no dependa de planteamientos elaborados en otras comunidades
As¨ª se las pon¨ªan a Fernando VII: en el momento m¨¢s bajo de valoraci¨®n social del PPCV, cuando basta mirar en derredor para advertir hasta qu¨¦ punto ha conducido a la ruina a la CV ¡ªsistema bancario: evaporado; RTVV: cerrada; proyectos que nos iban a poner en el mapa: cancelados; deuda auton¨®mica: galopante, l¨ªderes: a punto de ir a la c¨¢rcel¡ª, en este preciso momento, digo, toca elegir candidato socialista mediante unas primarias abiertas a los ciudadanos. F¨¢cil, ?no? Pues, miren, en mi opini¨®n y por incre¨ªble que parezca: no.
Con independencia de la val¨ªa de los candidatos, hay dos problemas que vienen a ser en el fondo el mismo, pues resultan incompatibles entre s¨ª: que el PSPV no se acaba de percibir como un partido valenciano y que para alcanzar el poder tendr¨¢ que presidir un tripartito que recuerda demasiado al que hubo en Catalu?a. Vayamos con el primero. Es curioso que entre diecisiete comunidades aut¨®nomas solo haya dos en las que uno de los grandes partidos ha llegado a encarnar y a simbolizar, para bien y para mal, el sentimiento colectivo: Andaluc¨ªa y la CV. Que en las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas los andaluces optaran una vez m¨¢s por el partido de los ERE fraudulentos solo se entiende desde la profunda convicci¨®n del electorado de que votar PP es votar a los se?oritos de siempre. Pues bien, no hay duda de que los votantes valencianos que mayoritariamente volvieron a apoyar a Camps ¡ª?a Camps!¡ª cuando ya hab¨ªa estallado el esc¨¢ndalo G¨¹rtel, lo hicieron como mal menor porque ve¨ªan al PSPV como un verdadero caballo de Troya. En Andaluc¨ªa y en la CV llevamos legislatura tras legislatura en r¨¦gimen de plato ¨²nico, de forma que la alternancia democr¨¢tica ni se plantea porque la otra opci¨®n se concibe como la enemiga del pueblo, donde pueblo significa clase social en el primer caso y grupo nacional en el segundo. Un espectador ajeno a nuestra tierra nunca podr¨ªa entender c¨®mo es posible que un partido que se ha aprovechado de lo que hizo el otro ¡ªporque casi todas las cacareadas realizaciones de los populares las empezaron los socialistas¡ª lleva veinte a?os defraudando un d¨ªa s¨ª y al otro tambi¨¦n a los votantes sin que sus expectativas electorales se hayan deteriorado tan apenas.
?Qu¨¦ le ha faltado, pues, al socialismo valenciano? A mi entender, un discurso vertebrador de la sociedad que vaya m¨¢s all¨¢ de las obvias connotaciones progresistas y que no sea dependiente de planteamientos elaborados en otras comunidades. Piensan sus potenciales votantes que para rojos, los de EUPV, y para nacionalistas, los de Comprom¨ªs, as¨ª que m¨¢s vale votar sobre seguro, cada uno seg¨²n sus preferencias. Por contraste, es curioso que el PPCV haya acertado en su planteamiento transversal: blavero, ma non troppo; capitalista, pero de amplio espectro gracias al pelotazo del ladrillo. En el caso del PSPV ha habido intentos de transversalidad, aunque fallidos. Lo cierto es que el grueso de los valencianos compone una sociedad mesocr¨¢tica y se siente m¨¢s regionalista que nacionalista, aunque le toque las narices el centralismo de la capital. Digamos que la mayor¨ªa natural de los valencianos es socialista, aunque no vote PSPV. En esta equidistancia social e identitaria veo yo el futuro de un partido progresista de masas en la CV, justamente en medio de la pol¨¦mica que desgarra Espa?a, la de Barcelona frente a Madrid. Tomen nota, si quieren, y si no, peor para todos.
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