Sin tensi¨®n
"Huy¨® de los excesos, procur¨® poner las cosas en su sitio, se qued¨® algo corto en cuanto a gracia"
?Si el pasado lunes dieron que hablar las volc¨¢nicas maneras del pianista ruso Arcadi Volodos ¨Capasionadas, caprichosas y virtuosas al tiempo- , el viernes siguiente, con Ingolf Wunder, se pas¨® al otro extremo. Su Chopin, de sonoridad perlada y rubato muy controlado, se mov¨ªa en coordenadas de un clasicismo estricto, mirando m¨¢s hacia el pasado (?Mozart quiz¨¢s?) que hacia las puertas abiertas por el compositor polaco.
El Concierto n¨²m. 1 se ejecut¨®, pues, sin dar una nota en falso y dentro de la m¨¢s estricta contenci¨®n, tanto en las manos como en el pedal. La ornamentaci¨®n, casi de tipo vocal, que Chopin adapta al piano, no se enfatiz¨® en absoluto, quedando totalmente integrada en el devenir mel¨®dico. Sent¨® bien esa moderaci¨®n austr¨ªaca tras los excesos del ruso con Chaikovski y con la propina de un Falla arregladito a su aire, pero pec¨® de una cierta frialdad, sobre todo en el Rond¨® final, al que le faltaba una pizca de gracia y de calidez. ?Qu¨¦ dif¨ªcil es conseguir, ciertamente, el punto justo de una interpretaci¨®n!
Se salv¨®, sin duda alguna, el Larghetto intermedio, donde pianista y orquesta se movieron en el ¨¢mbito de la elegancia m¨¢s delicada, sin perder la emoci¨®n por ello. Pero lo m¨¢s divertido fue la propina: empez¨® a sonar la Marcha turca de Mozart (tercer movimiento de la Sonata para piano n¨²m. 11), advirti¨¦ndose enseguida que aquello no segu¨ªa la partitura. Se trataba, pues, de un arreglo sobre ese tema, pero lleno de arrebatos y soluciones arm¨®nicas poco compatibles con el siglo XVIII. Lo cierto es que nadie sab¨ªa a qui¨¦n pod¨ªa atribuirse el asunto, y se hicieron las consultas pertinentes. Soluci¨®n al enigma: Arcadi Volodos firmaba la pieza. En definitiva: hab¨ªamos vuelto al punto de partida en el comienzo de la semana.
Kazushi Ono
Dirigiendo a la Orquesta de Valencia. Piano: Ingolf Wunder. Obras de Chopin y Brahms. Palau de la M¨²sica. Valencia, 7 de febrero de 2014
Kazushi Ono, uno de los directores m¨¢s renombrados en el escu¨¢lido panorama que presenta esta temporada el Palau de la M¨²sica de Valencia, dirigi¨® el Concierto de Chopin y, despu¨¦s, la Segunda Sinfon¨ªa de Brahms, en un marco muy similar al planteado por Ingolf Wunder. Huy¨® de los excesos, procur¨® poner las cosas en su sitio, se qued¨® algo corto en cuanto a gracia y capacidad de variaci¨®n, y consigui¨® sugerentes atm¨®sferas en los movimientos lentos de ambas obras. Sin embargo, en t¨¦rminos generales, no consigui¨® esa tensi¨®n que revierte en el p¨²blico con una buena sacudida emocional y que convierte las sesiones en inolvidables.
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