Ambicioso combate dial¨¦ctico

Un cr¨ªtico teatral recibe la visita del autor de la obra que ha visto justo cuando se dispone a escribir sobre ella. Este es el punto de partida de Si supiera cantar, me salvar¨ªa. El cr¨ªtico de Juan Mayorga, un texto que se basa en lo que el multipremiado dramaturgo madrile?o mejor conoce, el teatro desde sus oficios, para tratar sobre el arte esc¨¦nico y su funci¨®n, pero tambi¨¦n sobre cuestiones m¨¢s amplias y a la vez profundas como son las que tienen que ver con el sentido de lo que hacemos y vivimos: la necesidad de afirmarnos en lo nuestro, de sabernos reconocidos, de tener claro que vamos en buena direcci¨®n. Pura dial¨¦ctica con pompas filos¨®ficas a lo largo de una hora, una vez la amenaza inicial, esa visita inesperada, deja de serlo. Y es que Mayorga no cae en los previsibles lugares comunes propios de semejante encuentro, aunque no falta, en boca del cr¨ªtico, aquello tan manido de que su oficio lo es por frustraci¨®n.

Volodia est¨¢ tallado a la antigua, es un cr¨ªtico de los que ya no quedan: viste terno, escribe en papel con una estilogr¨¢fica y pasa la pieza la misma noche del estreno dict¨¢ndola por tel¨¦fono. Por su parte, Scarpa ha dejado de ser una joven promesa de la dramaturgia nacional y se ha convertido en un autor de ¨¦xito; la noche de autos le pide al primero que le permita asistir a la confecci¨®n de la cr¨ªtica de la obra que acaba de estrenar. Con estos nombres que nos remiten a la comedia m¨¢s enmascarada de todas, la del arte, nuestros protagonistas se enzarzan en un combate verbal que se ve reforzado por la trama pugil¨ªstica de la obra en cuesti¨®n. S¨ª, teatro dentro del teatro que deriva a ratos hacia el melindro, con los comentarios de Volodia sobre su infancia; se dispersa de manera un tanto confusa con las alusiones sobre el personaje femenino de la obra, que les sirve a ambos para tratar de paso el tema del amor y de las relaciones; y que finalmente establece una relaci¨®n de dependencia rec¨ªproca hasta el punto de sugerir un desdoblamiento de cada uno en el otro.

Si supiera cantar¡­ supone el regreso de Juanjo Puigcorb¨¦ a los escenarios (no lo hac¨ªa desde que interpret¨® a Valmont en Las amistades peligrosas que dirigi¨® Pilar Mir¨® hace 20 a?os) y a su tierra de origen. Y aunque un poco enf¨¢tico incluso para el papel que hace, otorga autoridad y empaque a su personaje. Su sparring e interlocutor es Pere Ponce, un Scarpa que sabe contagiar su pasi¨®n por los personajes y la trama que ha creado desde el ego que todo artista tiene. Ellos son lo m¨¢s destacado de este montaje que recala en Barcelona tras girar por toda Espa?a.

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