?Es el fin, Seraf¨ªn?
La recuperaci¨®n del fantasma catal¨¢n ya solo es un s¨ªntoma de decrepitud del PP
Hubo una ¨¦poca en que la exhibici¨®n recurrente del fantasma del catalanismo por parte del PP valenciano, siendo un empe?o cafre, no dejaba de ser un indicio de vitalidad, de la ferocidad devastadora en su avance en marcha triunfal frente al agotamiento del principal partido de la oposici¨®n, el PSPV-PSOE. Sin embargo, ahora, cuando el secretario general del PP, Seraf¨ªn Castellano, intenta crear una cortina de humo prendiendo fuego a una superficie tan carbonizada, ya solo se trata de un s¨ªntoma de la decrepitud en la que vive el partido tras dos d¨¦cadas de desenfreno en el poder.
Al PP, sepultado por sus propios escombros (toda la Administraci¨®n de Francisco Camps sentada en el banquillo, el grupo parlamentario saturado de imputados, la Generalitat en bancarrota, un topo en los agujeros del Palau aireando trapos sucios, las encuestas mordi¨¦ndole el pescuezo¡), ya no le queda otro recurso que este y, encima, este se ha agotado. Y ni siquiera est¨¢ ya Canal 9 (se la cargaron) para repiquetear el argumentario de esa manipulaci¨®n cuyo delirio apenas mancha ya en los fruncidos medios pecheros. La que fue la p¨®cima m¨¢gica del PP contra la oposici¨®n ahora ya solo genera da?o interno.
El fuego amigo fr¨ªe a la consejera de Educaci¨®n, Mar¨ªa Jos¨¦ Catal¨¤ (que admite pensar lo contrario de lo que dice) y alcanza al vicepresidente Jos¨¦ Ciscar (por lo ejecutivo y lo org¨¢nico) y al presidente de la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua (AVL), Ramon Ferrer. O resquebraja la escayola bru?ida que recubre el Consell Jur¨ªdic Consultiu, pomposo chiringuito para acomodar la chatarra pol¨ªtica del PP, forzando un informe de inequ¨ªvoco inter¨¦s zool¨®gico cuyo cachondeo ha sido ampliamente celebrado por la afici¨®n y ha ocasionado una honda conmoci¨®n en el per¨ªmetro de la jurisprudencia. Ahora solo le faltar¨ªa pedir otro informe del Tribunal de las Aguas para rematar la faena. Porque el p¨®stumo intento de Seraf¨ªn Castellano por revitalizar la bronca identitaria entre los valencianos ya solo se explica en clave de reparto de restos de naufragio, que es en lo que est¨¢, aun a costa de derruir la barraca que le da cobijo y, si hace falta, el tinglado auton¨®mico.
Tras el simulacro de banderas solo hay navajeo por quedarse con el desguace. Porque mostrar inflexible celo con la acomodaci¨®n al Estatuto de la definici¨®n de valenciano de un diccionario cuando el Consell (mediante el Instituto Valenciano de Finanzas y la propia Consejer¨ªa de Econom¨ªa) se puso de perfil en el saqueo de las entidades financieras valencianas hasta extenuarlas y ponerlas en manos de catalanes (incluso madrile?os), dar¨ªa risa si no fuera porque ha dejado a muchos afectados en la cuneta y ha privado a la Comunidad Valenciana de su sistema financiero (su identidad).
Por lo dem¨¢s, convertir en dogma m¨¢ximo el Estatuto (el sistema geoc¨¦ntrico) cuando la tierra del valenciano y el catal¨¢n es oficialmente redonda y gira desde hace 30 a?os con la ley de uso y ense?anza, no puede obedecer sino a la apoteosis final de una estructura de intereses que se hunde (Newton) para fragmentarse en asteroides como los del cintur¨®n de Kepler. Que es donde el sector m¨¢s precopernicano del PP ve su oportunidad de picar piedra. Pero hay que fijarse en la trayectoria de los astros, como el presidente de las Cortes Valencianas, el arc¨¢ngel Juan Gabriel Cotino (santo subito), y su movimiento de retorno a la tierra mediante la par¨¢bola del caqui.
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