Un compromiso con Europa
Las elecciones europeas del pr¨®ximo mayo deber¨ªan servir como revulsivo social
Para la generaci¨®n de mis abuelos, Europa empez¨® siendo un faro de cultura y sofisticaci¨®n, y acab¨® suponiendo el infierno del fascismo y los campos de concentraci¨®n. La generaci¨®n de mis padres fue atra¨ªda por la Europa del consumo, el bienestar y las libertades civiles. Mi generaci¨®n, criada en la abundancia y las ilusiones de la d¨¦cada de 1980, pensaba que iba a vivir en la California del Mediterr¨¢neo, de la que ya no har¨ªa ninguna falta salir en busca de mejoras. Desgraciadamente, la historia ha dado otro quiebro y nuestra juventud, especialmente sus sectores m¨¢s preparados, ya ha aceptado la emigraci¨®n como mecanismo inevitable para la proyecci¨®n profesional y ant¨ªdoto contra la frustraci¨®n.
Es tradici¨®n que las elecciones europeas despierten el inter¨¦s de los ciudadanos de nuestro Estado en un grado muy inferior al que suscitan los restantes comicios. Los expertos lo atribuyen a que amplias capas de la poblaci¨®n no perciben que las atribuciones del Europarlamento tengan una importancia tan grande sobre sus vidas cotidianas, como para sacrificar parte del descanso dominical haciendo cola para votar. Esta apreciaci¨®n, respetable pero err¨®nea, puede llegar a combinarse con el hast¨ªo generalizado ante la corrupci¨®n pol¨ªtica y la desesperanza por la falta de salidas tangibles a la crisis, de modo que la participaci¨®n en los comicios europeos se hunda hasta niveles nunca antes vistos, lo cual ser¨ªa una tormenta perfecta para quienes no quieren cambios.
Si esto ocurriera, y conf¨ªo en que no, los verdaderos perdedores no ser¨ªan los integrantes del establishment pol¨ªtico, sino la inmensa mayor¨ªa de personas que padecen la descomposici¨®n del sistema en su propia carne, aquellos que sufren cada d¨ªa m¨¢s por el deterioro de los servicios sociales, la brecha salarial, la falta de un sistema tributario realmente justo y, en suma, por la reconversi¨®n de Espa?a en lo que fue durante muchos siglos, un pa¨ªs de pocos ricos y muchos pobres sin instrucci¨®n. Ah¨ª van algunas cifras: mientras que el n¨²mero de millonarios en Espa?a aument¨® un 13% entre mediados de 2012 y la primera mitad de 2013, hasta las 402.000 personas, seg¨²n el ¨²ltimo informe sobre la riqueza mundial que publica anualmente el banco Credit Suisse, en cambio la tasa de pobreza pas¨® del 19,7% de los hogares espa?oles en 2007 al 21,1 en 2012. En cuanto al abandono escolar temprano, otro indicador muy significativo, el ministerio del ramo afirmaba a principios del curso 2013-2014 que supon¨ªa a¨²n el 24,9% del total, muy por encima de la media europea, situada en el 12,8%, y muy lejos del objetivo del 15% planteado por la Comisi¨®n Europea como admisible para 2020.
La situaci¨®n presenta sus propios matices territoriales. En el Pa¨ªs Valenciano, al desplome de nuestra extensa clase media y el retroceso en los indicadores de bienestar (rendimiento escolar, disfrute de servicios sanitarios y asistenciales, brecha salarial hombres/mujeres), se une un inmenso descr¨¦dito derivado del r¨¦gimen cleptocr¨¢tico que a¨²n padecemos. Estamos en un c¨ªrculo vicioso en el que los escasos est¨ªmulos, internos y externos, se ven neutralizados por un fatalismo creciente y una desconfianza l¨®gica en la capacidad del sistema para dirigir algo parecido a una recuperaci¨®n.
Las elecciones europeas del pr¨®ximo mayo deber¨ªan servir como revulsivo social, y como demostraci¨®n de que la ciudadan¨ªa cr¨ªtica y consciente es capaz de volver a ser protagonista de la vida pol¨ªtica, como lo fuera durante la Transici¨®n. Todos cuantos nos hemos venido manifestando contra el actual estado de cosas debemos ser capaces de ofrecer una nueva direcci¨®n y enviar al Europarlamento unos representantes valencianos que, sin sucursalimos ni posibilismos de corto alcance, reivindiquen directamente nuestras necesidades, nos resit¨²en en el marco que nos corresponde y recuperen la dignidad de nuestra sociedad, que, de ser un espacio equilibrado de laboriosidad y constancia, ha pasado a convertirse en territorio abierto para una clase pol¨ªtica que fomenta la ociosidad, el pelotazo y la desigualdad. Como siempre, la responsabilidad del cambio est¨¢ en nuestras manos.
Enric Bataller i Ruiz es militante de Comprom¨ªs y candidato en las primarias de la coalici¨®n para el Parlamento europeo
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.