¡°Tengo la rabia de un leopardo¡±
La Filmoteca muestra la obra polifac¨¦tica y desbordante del cineasta Jacinto Esteva
Hay vidas que parecen volcanes, hechas de explosiones furiosas y vitalidad magm¨¢tica, vidas que no pueden ser contenidas en una biograf¨ªa al uso y que se extinguen en un desbordamiento furioso. As¨ª fue la de Jacinto Esteva (Barcelona 1936-1985), un hombre que hizo de todo y lo hizo con genio y fulgor pero cuya personalidad ardiente, insatisfecha, inconstante, iconoclasta y autodestructiva le aboc¨® a un destino truncado y una obra inacabada. Nacido en una familia de la alta burgues¨ªa, ni?o bien con todas las posibilidades a su alcance, incluso la de cometer errores que hubieran arruinado la vida de cualquier otro (en una ocasi¨®n prest¨® una pistola a un terrorista venezolano para que atentara contra Franco: detenido y juzgado pudo salirse con una fianza de 30.000 pesetas de 1972), Esteva pas¨® con ¨¦xito por la pintura, la arquitectura y sobre todo el cine ¡ªsu pel¨ªcula Dante no es ¨²nicamente severo est¨¢ considerada el manifiesto de la Escuela de Barcelona¡ª para sepultar su talento en la organizaci¨®n de safaris y enterrarse en ?frica como un Kurtz que tratara de conjurar a tiros su propio coraz¨®n de las tinieblas. ¡°No caigas en la f¨¢cil pendiente del sentido com¨²n¡±, le recomendaba a su hija.
Con justo ¨¢nimo de reivindicarlo, la Filmoteca de Catalu?a le dedica ahora una interesant¨ªsima exposici¨®n ¡ªcomisariada por Esteve Rimbau y dise?ada por su hija, Daria Esteva¡ª y una amplia retrospectiva cinematogr¨¢fica que incluye coloquios con antiguos colaboradores, amigos y familiares (como su hermana Rosa Maria Esteva). La exposici¨®n (hasta el 15 de junio), complet¨ªsima y llena de documentos y detalles a no perderse ¡ªim¨¢genes in¨¦ditas del entierro de Carmen Amaya, frases de la novela inacabada de Esteva El elefante invertebrado (¡°desarticula tu alma pensando que est¨¢s vivo¡±), espots filmados por ¨¦l, un espacio que sugiere el interior de Bocaccio, bullicio incluido¡ª, se abre muy pertinentemente con los versos de Jaime Gil de Biedma (¡°yo vine a llevarme la vida por delante¡±), alguien en quien uno no puede dejar de pensar al recorrer la peripecia vital de Esteva.
Harto, inquieto y descontento, Esteva se marcha a ?frica, donde rueda varias pel¨ªculas tambi¨¦n inconclusas y se busca un destino aventurero
Varios cuadros (fue miembro del equipo Forma), proyectos arquitect¨®nicos (en un audiovisual, Ricardo Bofill, que estudi¨® con ¨¦l y fue su amigo, habla de su car¨¢cter), dan paso a su carrera cinematogr¨¢fica. Se informa de la polvareda que origin¨® su cortometraje Notes sur l'emigration, que, robado por fascistas durante una proyecci¨®n en Mil¨¢n en 1961 cuando ilustraba la presentaci¨®n de La resca de Juan Goytisolo, dio origen a una campa?a franquista contra ¡°la propaganda antiespa?ola¡±. En 1962 rueda en Ibiza Alrededor de las salinas y el mismo a?o la que se considera su mejor pel¨ªcula Lejos de los ¨¢rboles, un documental bu?eliano con muchas im¨¢genes falsas sobre las tradiciones at¨¢vicas espa?olas, a caballo entre la fascinaci¨®n y la repulsi¨®n. Siguieron Despu¨¦s del diluvio, con Paco Rabal, y dos pel¨ªculas que no tuvieron estreno comercial, El hijo de Mar¨ªa y Metamorfosis (con Romy filmada muy pasolinianamente entre cerdos). Harto, inquieto y descontento, Esteva se marcha a ?frica, donde rueda varias pel¨ªculas tambi¨¦n inconclusas y se busca un destino aventurero. Varias fotos que le muestran cazando elefantes (cobr¨® 92), una reconstrucci¨®n fotogr¨¢fica de su campamento en Rep¨²blica Centroafricana y el espectacular trofeo de un rinoceronte blanco (denominado familiarmente H¨¦ctor) dan fe de esa etapa de White hunter y empresario de safaris.
El tr¨¢gico final de Jacinto Esteva, abismado en el alcohol y la droga, est¨¢ sublimado en la exposici¨®n por un t¨²nel que conduce a una redenci¨®n luminosa y la f¨¢bula de que a¨²n sigue en ?frica. Uno de sus cuadros con dos balazos propinados por ¨¦l mismo remite a la realidad, as¨ª como una frase suya: ¡°Tengo la rabia de un leopardo. Me cago en Dios¡±.
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