Doble canto del cisne

El viaje a ninguna parte fue el primero de un conjunto de espl¨¦ndidos seriales radiof¨®nicos diarios de 65 cap¨ªtulos cada uno, con los que Fernando G. Delgado, flamante director de Radio Nacional de Espa?a durante el primer gobierno del PSOE, intent¨® revitalizar un g¨¦nero languideciente no por falta de demanda, sino porque su producci¨®n resulta m¨¢s costosa que la de magazines y programas de m¨²sica enlatada. A contracorriente, Delgado encarg¨® y produjo con ¨¦xito rotundo el serial de Fern¨¢n G¨®mez y otros como Las brujas de Madrid, donde Francisco Nieva hizo de la capital un lugar tan apto para lo paranormal como Transilvania o la Estiria de Sheridan Le Fanu. En la temporada 1983-84, RNE revivi¨® una ¨¦poca, la de su Teatro Invisible y el Teatro del Aire de la SER, en la que el peso de los dram¨¢ticos en las radios espa?olas era similar al que tuvieron y siguen teniendo en la BBC.

De aquel Viaje a ninguna parte de m¨¢s de 21 horas de duraci¨®n total (a 20 minutos por cap¨ªtulo) se extrajeron una novela, una pel¨ªcula y un par de versiones teatrales. Pero es en la radio, cuyos cuadros de actores hab¨ªan sido liquidados poco tiempo atr¨¢s, donde la rememoraci¨®n del declinar de las compa?¨ªas de teatro ambulantes resultaba m¨¢s evocadora, pues los oyentes compon¨ªamos en nuestras cabezas la puesta en escena ideal. Visto con perspectiva, lo sucedido a sus protagonistas resulta una met¨¢fora perfecta del desmantelamiento industrial que Espa?a estaba a punto de sufrir. El fin de la compa?¨ªa familiar Galv¨¢n-Iniesta (y la reconversi¨®n improvisada de sus miembros) simboliza el fin de los radioteatros, pero tambi¨¦n el de tantas industrias sacrificadas en aras de la transformaci¨®n de Espa?a en ¡°pa¨ªs de servicios¡±, expresi¨®n eufem¨ªstica que podr¨ªa sustituirse por ¡°servicial o entrado en servidumbre¡±.

Esta nueva versi¨®n esc¨¦nica de la obra de Fern¨¢n G¨®mez (ser¨ªa oportuno que el CDN dramatizara alguno de los cap¨ªtulos originales en su ciclo Ficci¨®n sonora), escrita con pericia por Ignacio del Moral, es forzosamente sint¨¦tica pero fidedigna. Carol L¨®pez, su directora, ha dado con el tono melanc¨®lico y bienhumorado que requiere la dramatizaci¨®n de los recuerdos de Carlos Galv¨¢n y con un leitmotiv expresivo: el grupo de c¨®micos atravesando el altiplano manchego, inspirado claramente en los viajeros inm¨®viles de Philippe Genty. Antonio Gil va del ¨ªmpetu a la desolaci¨®n en su modelado minucioso y sobresaliente del papel que en la radio encarnara Juanjo Men¨¦ndez. El abuelo Arturo inspira ternura en la ponderada interpretaci¨®n de Miguel Rell¨¢n, y en la que Tamar Navas hace de su nieto Carlitos, cuyo apocamiento parece demasiado compuesto al principio, acaban manifest¨¢ndose expresivamente la timidez y ambici¨®n que le carcomen. La mayor¨ªa del elenco asume varios papeles con resoluci¨®n y a veces con gracia, pero resulta chocante que nuestro teatro nacional no pueda permitirse repartos m¨¢s amplios.