Un discurso con carisma
M¨®nica Oltra proyecta un halo carism¨¢tico en su intervenci¨®n en la asamblea
Tenemos un plantel de pol¨ªticos que no es, precisamente, un dechado de elocuencia. Salvo muy pocos, poqu¨ªsimos, y s¨®lo alguno excepcional, la inmensa mayor¨ªa se distribuye entre quienes s¨®lo son capaces de hilvanar un discurso m¨¢s o menos correcto, pero a menudo predecible y desangelado de puro rutinario, y la innumerable tropa manifiestamente mejorable y hasta penosa para la que el mismo idioma que habla, y no digamos la ret¨®rica, son asignaturas pendientes. Se nos dir¨¢ que tal deficiencia no es exclusiva de los valencianos, y as¨ª es, en efecto, pero a nosotros son los que m¨¢s nos importan. De ah¨ª que glosemos, por lo mucho que nos impresion¨®, la intervenci¨®n de M¨®nica Oltra en la Asamblea de Iniciativa del Poble Valenci¨¤ ¡ªde la Coalici¨® Comprom¨ªs¡ª celebrada el pasado s¨¢bado.
En esa ocasi¨®n no se trataba, como en las tres asambleas precedentes, de debatir asuntos preferentemente org¨¢nicos, propios de una plataforma partidaria emergente, m¨¢s atenta a su intendencia y expansi¨®n que a las cuestiones estrictamente pol¨ªticas. En esta oportunidad, adem¨¢s de pulsar el crecimiento real del partido y la madurez de su organizaci¨®n para afrontar este y futuros eventos, el orden del d¨ªa no pod¨ªa ser ajeno a la evaluaci¨®n del momento pol¨ªtico, tan condicionado por la degradaci¨®n rampante del gobierno de Alberto Fabra, la crisis socioecon¨®mica y la perspectiva electoral tanto europea como auton¨®mica.
En este contexto se produjo la intervenci¨®n de la citada parlamentaria y lo primero que debemos resaltar es el halo carism¨¢tico que proyect¨® un discurso que, desde sus palabras iniciales, estableci¨® una corriente de expectaci¨®n y confianza con el auditorio, persuadido de que tanto la forma como el fondo del mensaje no eran homologables a los que suelen primar en estos trances. En algunos instantes la oradora pudo, por su tono, evocarnos a una cofrade de Hare Krishna investida de t¨²nica canela y aureolada de incienso que nos musitaba prop¨®sitos amables y menores, mientras que en otros el acento se arreciaba al afirmar los compromisos irrenunciables y de gran calado que, de gobernar, le esperan a la izquierda. Un ins¨®lito control de la cadencia y del lenguaje que de poco le valdr¨ªan sin la sinceridad que transmite y que es asimismo su santo y se?a personal en cualquier circunstancia.
Lo all¨ª expuesto se comprime en unas pocas palabras te?idas de intenci¨®n moral y utop¨ªa: gobernar con la verdad por delante, no formular promesas que no se puedan cumplir, abrir de par en par puertas y ventanas para recuperar la transparencia, no tomar decisiones de las haya que arrepentirse, hacer de la humildad una bandera porque el protagonismo es de los ciudadanos y no de quienes les representan, reparar el cr¨¦dito profesional de los funcionarios injustamente desprestigiados, restaurar la estima de nuestro pueblo y, en suma, gobernar para propiciar la felicidad en la medida de lo posible. Un breviario de intenciones ilustrado apenas con cifras o menci¨®n de los desmanes del PP. Este ya es agua pasada y ¨¢rbol ca¨ªdo.
Se arg¨¹ir¨¢ ¡ªcon raz¨®n¡ª si este discurso ser¨¢ cre¨ªble y ¨²til para el cambio. Pero por lo pronto, ¨¦ste ya se est¨¢ produciendo, como revelan las encuestas, la creciente movilizaci¨®n de la juventud y la necesidad de restaurar la dignidad de la pol¨ªtica, tan degradada durante la larga noche reaccionaria que padecemos. M¨®nica, un punto prof¨¦tica, verbalizaba anhelos de la nueva mayor¨ªa imparable
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