Mujeres y ciudadanas
Cerrar los ojos o mirar hacia otro lado ante tanta desigualdad, ante tanto maltrato, nos hace perder humanidad
La semana pasada la Agencia de Derechos Fundamentales de la Uni¨®n Europea public¨® un informe sobre la violencia contra las mujeres elaborado a partir de una encuesta efectuada en 28 pa¨ªses de la UE. Los resultados de la mayor encuesta sobre violencia machista, hecha hasta el momento, nos deja unos resultados abrumadores: el 33% de las mujeres europeas mayores de 15 a?os han sufrido violencia f¨ªsica o sexual, es decir, 62 millones de mujeres han padecido violencia machista; el 55% ha sufrido acoso sexual y un 43% ha experimentado violencia psicol¨®gica por parte de alguna pareja.
La publicaci¨®n de este informe coincide con la noticia de que ha aumentado el n¨²mero de mujeres muertas por violencia machista respecto a las mismas fechas de los a?os anteriores. Durante los dos meses y medio que llevamos de este a?o han sido asesinadas en Espa?a 15 mujeres por violencia machista (4 en Catalunya, las mismas que durante todo el a?o pasado). Eso significa que cada cinco d¨ªas una mujer es asesinada por su pareja o expareja.
En esta misma l¨ªnea, aunque no tan espeluznante, cabe destacar el informe que publicaba el sindicato UGT a partir de los datos del INE (de 2010), donde quedaba claro que la brecha salarial entre hombres y mujeres hab¨ªa aumentado en Espa?a. Las mujeres ganan un 22,5% menos de media al a?o (5.744 euros menos al a?o) por un trabajo de igual valor. Y a mayor formaci¨®n acad¨¦mica, mayor es la brecha salarial. Estos datos no reflejan aun los a?os duros de la crisis y de la reforma laboral. Cuando los tengamos veremos c¨®mo la brecha aumenta ya que la precarizaci¨®n y el empeoramiento de las condiciones de trabajo afecta en mayor medida a los colectivos m¨¢s vulnerables, como los j¨®venes, los inmigrantes y las mujeres.
Esta breve lista de cifras muestra la flagrante violaci¨®n de los derechos humanos que padecen muchas mujeres. Pronto podremos a?adir otras cifras que ir¨¢n en la misma l¨ªnea, las derivas de la aplicaci¨®n de la ley del aborto presentada por el gobierno del PP. Esta ley sustrae a las mujeres la capacidad de decidir sobre su propio cuerpo, la mujer es considerada como una menor que tiene que ser tutelada, sujeta a caprichos y veleidades, que hace falta asesorar por expertos (generalmente hombres). Como afirma la catedr¨¢tica de Antropolog¨ªa, Dolors Comas d'Argemir ¡°se niega a la mujer su cualidad de sujeto hist¨®rico, de persona y de ciudadana, en definitiva¡±.
Pero la cosa no queda aqu¨ª. La crisis y las medidas que la derecha econ¨®mica y pol¨ªtica dan para salir de ella, son un ataque en toda regla a los derechos de las mujeres. De manera contundente asistimos imp¨¢vidos a la destrucci¨®n o privatizaci¨®n del Estado del bienestar: se reducen o eliminan las prestaciones sociales a las familias, la Ley de Dependencia sufre un ajuste brutal, las inversiones en guarderias desparecen. Todas esas pol¨ªticas p¨²blicas supon¨ªan la incipiente construcci¨®n del ¡°cuarto pilar¡± del Estado del bienestar, aquel que dota de instrumentos al Estado para la provisi¨®n de bienestar para todos los miembros de la familia; una provisi¨®n que ha sido tradicionalmente proporcionada por las mujeres.
En todas las sociedades, desde las m¨¢s desarrolladas hasta las menos, son ellas las que velan por el bienestar de los suyos y las que desarrollan las tareas del hogar y de cuidado. Es el trabajo reproductivo no remunerado de las mujeres el que permite el desarrollo del trabajo productivo de los hombres, anulando as¨ª su capacidad de integrarse plenamente al mercado laboral y a la esfera p¨²blica, y neg¨¢ndola a disfrutar de una ciudadan¨ªa plena.
Tambi¨¦n es necesario destacar que los elementos culturales de nuestro pa¨ªs (estereotipos tradicionales en los roles de g¨¦nero, importancia de la moral cat¨®lica, machismo en todos los ¨¢mbitos p¨²blicos y privados) contribuyen a relegar a la mujer en la esfera privada. En ¨¦ste ¨¢mbito hace falta un trabajo individual, cada persona (hombre y mujer) en su casa, en el trabajo, en la escuela, con los amigos, tiene que ser muy beligerante en contra de las actitudes machistas, por insignificantes que nos puedan perecer. Es a partir de la actitud individual militante que podremos actuar en la colectividad, en las instituciones, exigiendo que las mujeres sean tratadas como nosotros, como ciudadanas.
La crisis que padecemos deber¨ªa ser una oportunidad para desligarnos del sistema capitalista ¡ªintr¨ªnsecamente generador de desigualades¡ª, y construir desde cero un sistema en que el bienestar de todas las personas sea el n¨²cleo que lo articula todo. En este nuevo sistema la mujer no quedar¨¢ relegada a la esfera privada, sino que ser¨¢ ciudadana de pleno derecho, en tanto que la provisi¨®n de bienestar ser¨¢ el principal objetivo del propio sistema.
Cerrar los ojos o mirar hacia otro lado ante tanta desigualdad, ante tanto maltrato nos hace perder humanidad.
Joan Boada Masoliver es profesor de Historia.
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