La PAH pone fin a la ocupaci¨®n m¨¢s larga de un banco
Activistas de Sabadell tomaron una oficina del BBVA hace 17 d¨ªas El encierro se acaba despu¨¦s de que la entidad financiera bloqueara el acceso y no se pudieran entrar alimentos
La rutina de Germ¨¢n Vizuete, parado desde hace tres a?os, dio un vuelco hace 17 d¨ªas. El 4 marzo convirti¨® una oficina del BBVA de Sabadell en su improvisada residencia. Y junto a ¨¦l, decenas de activistas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), que ocuparon el local para exigir al banco que anule las deudas que reclama a 10 familias por ser avalistas de cr¨¦ditos impagados, tanto hipotecarios como empresariales o personales. Germ¨¢n y compa?eros regresaron a casa este jueves tras permanecer encerrados 34 horas en la oficina, que hasta entonces siempre hab¨ªa tenido las puertas abiertas, sin que pudieran entrar compa?eros a relevarlos ni tampoco obtener comida. La PAH de Sabadell decidi¨® poner fin a la ocupaci¨®n de 17 d¨ªas, la m¨¢s larga en los cinco a?os de historia de la entidad, para ¡°no poner en riesgo la salud¡± de sus miembros, explic¨® su portavoz, Pau Llonch, que avis¨® que las acciones contra el BBVA continuar¨¢n.
Hacia las dos de la tarde, Germ¨¢n y 11 compa?eros que desde la noche del martes al mi¨¦rcoles noche permanec¨ªan encerradas fueron saliendo lentamente de la oficina. El medio centenar de activistas concentrados en la puerta ¡ªigual que d¨ªa y noche en los dos pasados d¨ªas¡ª los recibieron como h¨¦roes, arropados por abrazos y proclamas para continuar la lucha. A cada paso, Germ¨¢n se abrazaba con alg¨²n compa?ero sin poder contener las l¨¢grimas. ¡°Estoy muy cansado, ha sido muy duro¡±, comenta recuperando la serenidad fum¨¢ndose un cigarrillo.
Carpintero de profesi¨®n, Germ¨¢n pidi¨® una hipoteca en 2005 por valor de 183.000 euros gracias al aval de su padre. En 2012 se qued¨® en paro y ya no pudo pagar las cuotas. El a?o pasado ya protagoniz¨® una protesta ante otra oficina del BBVA para pedir la daci¨®n en pago. Ahora su lucha es por defender la propiedad de su padre. Germ¨¢n explica que el banco reclama las dos viviendas para saldar la deuda. ¡°Mi padre tiene c¨¢ncer y est¨¢ muy mal, no le pueden hacer eso¡±, denuncia.
La plataforma anuncia que denunciar¨¢ al BBVA por el
La PAH de Sabadell exige que se anulen los avales de las 10 familias. ¡°Se quieren llevar las viviendas en un 2x1 y eso es injusto¡±, espet¨® Llonch, que anunci¨® nuevas acciones, como una denuncia al BBVA por ¡°coacci¨®n y negaci¨®n de auxilio¡± al no permitir dejar entrar alimentos. Llonch tambi¨¦n avanz¨® que se intensificar¨¢n las acciones contra esta entidad bancaria, entre las que se podr¨ªan incluir escraches contra sus directivos. ¡°No pueden llevar a la desesperaci¨®n a las familias sin pensar que ellos no van a sufrir tambi¨¦n las consecuencias¡±, lanz¨®.
El BBVA defiende que ha ofrecido soluciones individuales a las familias, que pasan por rebajas de la deuda o facilidades en el pago de los cr¨¦ditos. Tambi¨¦n se aviene a quitar los avales en el caso de cr¨¦ditos personales y empresariales, as¨ª como a las cinco de las 10 familias que est¨¢n en mayor riesgo de exclusi¨®n social. Pero para estos ¨²ltimos casos, reclaman al Ayuntamiento un informe de los Servicios Sociales, que el Gobierno local se ha comprometido a redactar ¡°si lo piden las familias, no un banco¡±.
Sobre el cierre de la oficina, el BBVA argumenta que lo hizo ¡°para no alentar las actividades que se realizaban¡±, como talleres o charlas. Ello deriv¨® en ¡°no dejar entrar ni personas ni material¡±, reconoci¨® una portavoz. El banco asegura que no contempla desahuciar a los avalistas, aunque s¨ª admite ya hay fecha de subasta de una de las viviendas.
La ocupaci¨®n arranc¨® el 4 de marzo. A las 10 de la ma?ana se plantaron 200 activistas de la PAH de 15 ciudades en la oficina del BBVA, situada en pleno centro de Sabadell. Ante la falta de acuerdo, decidieron plantar all¨ª su campamento. Para aguantar el paso de los d¨ªas, se organizaban en turnos de ma?ana, tarde y noche y se repart¨ªan las tareas en comisiones (la de comida, la de limpieza...). Cuando se cerr¨® la oficina en la noche del martes, un grup¨²sculo de activistas no dejaron de hacer guardia en la puerta.
Entre ellos estaba Rafael Toribio (45 a?os), que cuenta que debe 250.000 euros con el BBVA por una ampliaci¨®n de la hipoteca que pidi¨® en 2007 con el aval de su madre, ya fallecida. Estall¨® la crisis y se encontr¨® con que no pod¨ªa pagar los 1.200 euros al mes. La deuda se saldar¨ªa con ¡°mi casa, la de mi madre, 25.000 euros en efectivo y dos familias en la calle¡±, se quejaba el mi¨¦rcoles envuelto en su ensordecedor ruido de veh¨ªculos que contestaban a la petici¨®n Pita al BBVA de un cartel de la PAH. Muy cerca tambi¨¦n lanzaba proclamas Manuel Sedano, un jubilado de 71 a?os, no afectado por los avales, pero que asegura que ha acudido a las protestas todos los d¨ªas. ¡°No es justo que los trabajadores que compraron una casa se queden sin trabajo y ahora tambi¨¦n les quieran quitar la casa¡±, exclamaba indignado. ¡°?S¨ª, soy un yayoflauta!¡±, zanjaba seguidamente con orgullo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.