?xito y superaci¨®n del padre
T¨ªmido y complaciente al principio para alzarse en un en¨¦rgico, severo y apasionado nuevo Mois¨¦s de la tierra de Levante, con mandamientos que van m¨¢s all¨¢ de la filosof¨ªa empresarial.
1. La palabra se invent¨® para pagar el precio de existir, para mentir rumbo a la muerte. Las palabras hermosas y tambi¨¦n las deleznables, las que nos socorren cuando flaquea el ¨¢nimo, las que nos dan o nos quitan la honra, todas son agua clara, aire limpio que nos arropa desde el cielo materno hasta una tumba. No hay un solo ser humano que no sea un descubridor de palabras. Empieza descubriendo las voces del hambre y del sosiego y del amor, las veintitantas letras del abecedario, pasa por la pronunciaci¨®n de un nombre, los rostros, los animales y los astros hasta producir milagros como la palabra escrita. Ya nadie recuerda que en la evoluci¨®n humana las palabras pensadas, el lenguaje y la literatura, sirven en lo profundo para olvidarnos de nuestra condici¨®n corporal, es decir, para lograr la renuncia a nuestra propia materialidad. Por lo pronto, la supremac¨ªa de la espiritualidad nos conmina a aceptar la preeminencia de las ideas, los recuerdos y los procesos cognitivos sobre los instintos y la percepci¨®n sensorial de nuestro cuerpo. Nos encontramos que este proceso ha seguido dos caminos aparentemente irreconciliables: por un lado, el pensamiento cr¨ªtico y la ciencia con un fundamento racional, observacional y experimental; por otro, la fe y la religi¨®n con un acento afectivo muy fuerte para aceptar la existencia de un Ser Divino. Aunque se han dado otras posibilidades de mezclar las esencias de una y otra v¨ªa, el encuentro con los n¨²meros, las figuras geom¨¦tricas o los sistemas axiom¨¢ticos provocan asombro y hasta fascinaci¨®n, eso que s¨®lo se puede dar en la realidad grandiosa de lo infalible. Bill Gates (Microsoft) 76.000.000.000 de d¨®lares; Amancio Ortega (Zara) 64.000.000.000; Juan Roig (Mercadona) 4.800.000.000. Al lado de ellos, los dem¨¢s no llegamos a la sombra de una sombra. Cifras con tantos ceros como la velocidad de la luz o la distancia a la que est¨¢n las estrellas lejos de este mundo, cantidades que nos arrojan a la perplejidad con la misma contundencia que la fuerza de la gravedad nos clava en el suelo. Los s¨²per-ricos ejemplarizan la intersecci¨®n entre el razonamiento con cantidades o s¨ªmbolos y el anhelo de identificarse con seres humanos extraordinarios, con el Ser Supremo para buscar su protecci¨®n. Si fuera as¨ª, cuanto m¨¢s se magnificara a los s¨²per-ricos, m¨¢s protecci¨®n podr¨ªan sentir sus creyentes y sus mercenarios. Nuestra comprensi¨®n de la naturaleza de los s¨²per-ricos y de la abrumadora desigualdad o inequidad de ingresos de las personas y familias, especialmente en las tres ¨²ltimas d¨¦cadas, no deber¨ªa limitarse a las descripciones dadas por los profesores de econom¨ªa Emmanuel Saez y Thomas Piketty en la UC Berkeley y la Paris School of Economics. Adem¨¢s, deber¨ªamos considerar la fuerza descomunal de la comuni¨®n entre las matem¨¢ticas financieras y la nueva representaci¨®n de Dios para engendrar algo inevitable, soberbio, con car¨¢cter de imbatible: el homo oeconomicus, un ser grandioso que desea poseer riqueza por encima de todos. En nuestro ¨¢mbito, su puesta en escena es la empresa familiar valenciana y su representante en los altares de la lista Forbes o Bloomberg es Juan Roig.
2. Para comprender mejor la empresa familiar valenciana y el hecho singular de Juan Roig es imposible prescindir de los fen¨®menos de la vida ps¨ªquica que tienen lugar en las familias que se organizan de acuerdo con el sistema patriarcal. Los hijos sienten veneraci¨®n y gratitud hacia el gran padre al que pretenden emular como modelo o, incluso, mejorar. Francisco Roig Ballester, el patriarca, funda tantas empresas (C¨¢rnicas Roig, Mercadona, Pamesa Cer¨¢mica, la Cooperativa Ganadera Valenciana Agropecuaria El Saladar) que cabr¨ªa preguntarse si su capacidad creativa responde a alg¨²n mecanismo de sobrecompensaci¨®n por quedarse hu¨¦rfano a muy corta edad. Adem¨¢s, su necesidad de control era tal que abarcaba todo el proceso productivo desde la cr¨ªa del ganado hasta la venta directa. Las trayectorias empresariales de dos de sus hijos, Juan al frente de Mercadona y Fernando como principal responsable de Pamesa Cer¨¢mica, son de ¨¦xito y de superaci¨®n de la del padre. Pero aquellas no pueden entenderse sin esta porque provienen de ella y, en los aspectos m¨¢s sobresalientes, son su continuaci¨®n. Los hijos tambi¨¦n sienten sobrecogimiento hacia el patriarca porque se le teme, desconfianza hacia uno mismo por no tener fe en las propias fuerzas para superarlo y rencor por el sometimiento a su omnipotencia. Ante un padre que despierta sentimientos ambivalentes tan marcados, el afecto, el equilibrio emocional y las habilidades compensatorias de la madre son fundamentales para proteger a los hijos. Sin embargo, la intensidad del v¨ªnculo con el padre y la madre no es uniforme, ni permanente, habiendo hijos m¨¢s expuestos o protegidos que otros. Por lo general, los nombres de los miembros de un clan familiar son la consecuencia del pulso invisible de los progenitores. Francisco es el nombre del patriarca y del primog¨¦nito mientras que la madre deja su huella en el nombre de su hija Trinidad y en el ¨²ltimo de sus hijos, Alfonso, que corresponde a su apellido paterno. Siguiendo por estas excursiones psicol¨®gicas podemos agregar el desarrollo de un patr¨®n: identificaci¨®n durante la infancia con el padre, rebeli¨®n contra ¨¦ste en la adolescencia y juventud para acabar pareci¨¦ndose cada vez m¨¢s a su progenitor. La evoluci¨®n puede ser a¨²n m¨¢s clara cuando la contradicci¨®n entre padre e hijo ha sido muy notable. Tal vez estas y otras circunstancias que pudieron rodear a la familia Roig Alfonso, como los celos fraternos, acabaron por moldear el car¨¢cter de Juan Roig. T¨ªmido y complaciente al principio para alzarse en un en¨¦rgico, severo y apasionado nuevo Mois¨¦s de la tierra de Levante, con mandamientos que van m¨¢s all¨¢ de la filosof¨ªa empresarial. Sus Tablas de la Ley aparecen repletas de sentencias contundentes, b¨ªblicas: ¡°Cada vez hay m¨¢s bazares chinos porque hacen la cultura del esfuerzo que nosotros no hacemos¡±. ¡°En Espa?a no estamos primando la educaci¨®n y la cultura del esfuerzo. Suspendes tres asignaturas y pasas de curso¡±. ¡°La crisis durar¨¢ m¨¢s o menos a?os dependiendo de si los espa?oles cambiamos nuestra actitud y pensamos m¨¢s en nuestros deberes y menos en nuestros derechos¡±. ¡°Los espa?oles tiramos a la basura al a?o 18.000 millones de euros en absentismo, de personas que no van a trabajar pudiendo ir¡±.
3. ¡°El fiscal ataca al juez por imputar a la Infanta¡±; ¡°Muere a los 83 a?os el poeta de los ojos tristes¡±; ¡°Una figura mundial de la ciencia abandona Espa?a¡±; ¡°Cristiano llora su reconquista¡±; ¡°El hambre mata en Siria: Awad al-Saidi, estuvo aliment¨¢ndose durante meses de verduras podridas, hierbas del suelo, pienso para animales y de perros, gatos y ratas¡±; ¡°Eros: ocho escenarios para mantener la chispa¡±; ¡°3.600.000.000 de seres humanos, es decir, la mitad de la poblaci¨®n mundial disponen de la misma riqueza que 85 personas¡±. Se trata de los titulares de noticias e informaciones de unos d¨ªas atr¨¢s que dibujan una sociedad donde la brutalidad m¨¢s feroz y la espiritualidad m¨¢s refinada se conjuran en las ondas de radio, televisi¨®n o en Internet. Con el paso de los a?os este mundo exterior se han ido asimilando a la vida ps¨ªquica de una forma asombrosa porque en todos nosotros conviven los deseos exuberantes, la verg¨¹enza, el odio, las ansias de poder, la envidia y, tambi¨¦n, la infinita compasi¨®n y la justicia. Por este motivo, no es sorprendente que nos preguntemos por el efecto que puede tener el mestizaje de emociones, ideas y situaciones nobles y elevadas junto con otras bajas y deleznables que vienen desde dentro y desde fuera; ?qu¨¦ puede provocar en la vida interna de Juan Roig que la mitad de la renta mundial est¨¦ en manos del 1% m¨¢s rico de la poblaci¨®n y la otra mitad en las miles de millones de manos del 99% restante? ?Cu¨¢nto deberemos esperar hasta que el ego¨ªsmo, el amor a uno mismo, encuentre un l¨ªmite en el amor a otros? Hasta la fecha, la mala digesti¨®n de unas y otras historias lo resuelve ¨¦l ofreci¨¦ndose como h¨¦roe o mes¨ªas para el establecimiento de un nuevo orden basado en el trabajo y el sacrificio pero, si bien es cierto que la cultura del esfuerzo es una opci¨®n ¨®ptima para la realizaci¨®n personal, cuando aparece el sufrimiento y el dolor innecesarios o la frustraci¨®n por no alcanzar la recompensa, entonces se convierte en castigo. Derroche y castigo. Improductividad y castigo. Absentismo y m¨¢s castigo. Juan Roig como personaje es un buen ejemplo de historias mezcladas y cargadas de emociones desmesuradas e inversas como algunos aspectos maravillosos de su esfuerzo empresarial que van de la mano con otros mesi¨¢nicos o las acusaciones de pagos a la caja b de Luis B¨¢rcenas, el que fuera tesorero del Partido Popular. A la mayor¨ªa, por el contrario, la asimilaci¨®n de los extremos nos empuja a malvivir en la cuerda del funambulista, a recuperar nuestro equilibrio ps¨ªquico cerrando los ojos mientras nos balanceamos sobre el abismo. Nos confunde, nos adentra en lo absurdo porque rompe la utop¨ªa de progreso y la misma noci¨®n de civilizaci¨®n, porque hace a?icos la convicci¨®n de que los hombres y las mujeres preferimos el respeto a la dominaci¨®n, la verdad a la ignorancia, la libertad al vasallaje, la palabra a la oscuridad. Por decirlo todo: la ¡°ceniza del gran hast¨ªo¡± (Edmund Husserl) est¨¢ ahogando a las masas hasta el punto de olvidarse de sus derechos, de su dignidad.
Rafael Tabar¨¦s-Seisdedos es Catedr¨¢tico de Psiquiatr¨ªa en la Universitat de Val¨¨ncia
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