Gabinete de maravillas con los maestros de la animaci¨®n en el CCCB
El centro expone la asombrosa creaci¨®n de cuatro genios del g¨¦nero
Hay un lugar en el que viven nuestras fantas¨ªas m¨¢s extra?as, las hadas y los monstruos, la belleza y lo grotesco, la perversi¨®n y la inocencia, la crueldad y la voluptuosidad, la magia y la insania, las estrellas y los insectos. Ese lugar, el Otro Lado, se encuentra normalmente en una habitaci¨®n rec¨®ndita de nuestra alma y solo es accesible en sue?os y pesadillas, o en vigilias enajenadas. Ahora ha abierto una puerta en el Centro de Cultura Contempor¨¢nera de Barcelona (CCCB), que invita a revisar la palabra asombro.
Se trata de la extraordinaria y maravillosa exposici¨®n Metamorfosis (hasta el 7 de septiembre), consagrada a la obra de cuatro geniales artistas de la animaci¨®n cinematogr¨¢fica con mundos similares: Ladislas Sterewich (fallecido), Jan Svankmajer y los hermanos Quay (Stephen y Timothy, gemelos id¨¦nticos), presentes ayer los tres ¨²ltimos en la presentaci¨®n.
Representan tres generaciones, del siglo XIX al XXI, de un g¨¦nero ¡ª¡±el refugio de lo imposible¡± califica a la animaci¨®n la comisaria Carolina L¨®pez¡ª al que ha dado gran popularidad la obra de Tim Burton, que se reconoce deudor de todos ellos, como lo hace tambi¨¦n Terry Gilliam.
Cine, pues, pero mucho m¨¢s que eso, pues adem¨¢s de filmaciones la exposici¨®n incluye los variopintos objetos, mu?ecos, marionetas, maquetas y decorados utilizados en las pel¨ªculas, as¨ª como parte de las abigarradas colecciones de Sterewich y Svankmajer y una serie de obras de arte y otros elementos que contextualizan e ilustran el universo de los cineastas, incluyendo grabados de Goya, dibujos o pinturas de Ensor, Alfred Kubin, Arcimboldo (se exhibe un min¨²sculo colgante con un rostro compuesto por sexos masculinos) o Dal¨ª. En total medio millar de piezas que componen una gigantesca Wunderkammer, un gabinete de maravillas o curiosidades que nada tiene que envidiar a los del zar Pedro el Grande o el de Rodolfo II de Habsburgo en el castillo de Praga.
El recorrido de Metamorfosis, que uno efect¨²a con sensaci¨®n on¨ªrica, pellizc¨¢ndose, se abre en un bosque oscuro en el que medran personajes de cuento
El recorrido de Metamorfosis, que uno efect¨²a con sensaci¨®n on¨ªrica, pellizc¨¢ndose, se abre en un bosque oscuro en el que medran personajes de cuento. El camino nos lleva por un largu¨ªsimo y proceloso sendero de sorpresas, en el que pueden aparecer los seres m¨¢s alucinantes, animales y vegetales antropomorfos, criaturas teratol¨®gicas, h¨ªbridos aberrantes, delicadas miniaturas, mariposas azules, marionetas gigantes, una min¨²scula bailarina que danza como una flor de seda, esqueletos, una ara?a revestida de armadura como una Clorinda terror¨ªfica, o una colecci¨®n de patolog¨ªas oft¨¢lmicas y desasosegantes preparaciones anat¨®micas del siglo XIX.
En el trayecto por la obra de estos animadores, comparados por su capacidad de infundir vida a los objetos inanimados con alquimistas o chamanes, encontraremos, entre otros muchos conocidos, a Alicia ¡ªesa gran atravesadora de mundos¡ª, a Kafka, a Robert Walser, a Bruno Schulz ¡ªde gran influencia en los Quay, autores de una versi¨®n en animaci¨®n de La calle de los cocodrilos¡ª.
La primera parte de la exposici¨®n, coproducida por el CCCB y la Casa Encendida de Madrid, donde recalar¨¢ en octubre, est¨¢ dedicada a Sterewich (1882-1965), polaco afincado en Mosc¨² y tras la revoluci¨®n en Par¨ªs y considerado el Meli¨¨s de la animaci¨®n. Antrop¨®logo de formaci¨®n y gran aficionado a la entomolog¨ªa (su primera pel¨ªcula es una lucha de dos luc¨¢nidos, ciervos volantes), en la muestra pueden verse sus viejas cajas de espec¨ªmenes, sus inquietantes insectos-marioneta y personajes y escenas plenos de magia. Muchos de sus filmes, como la adaptaci¨®n del Roman du Renard, se basan en cuentos y f¨¢bulas tradicionales.
El segundo ¨¢mbito, y el m¨¢s extenso e impresionante, es el de Svankmajer (1934), artista checo adscrito al grupo surrealista de Praga cuya obra e intereses desborda con mucho el cine. La exposici¨®n incluye una parte de su colecci¨®n de curiosidades amalgamada con obras realizadas por ¨¦l mismo y que se imbrican en sus pel¨ªculas. Una gran vitrina y varias salas contienen m¨¢s cosas de las que uno puede asumir en una visita y quiz¨¢ incluso en una vida. La memoria (selectiva) retiene una caja con ra¨ªces de mandr¨¢gora, numerosos fetiches africanos, entre ellos uno abyecto coronado por la cabeza doble (teratol¨®gica) de un mono, una sirena de cer¨¢mica, una porcelana er¨®tica japonesa, marionetas tailandesas, espectaculares ejemplares malacol¨®gicos, una columna de armadillos y hasta un pangol¨ªn. Algunas de las creaciones escult¨®ricas de Svankmajer ¡ªse exhiben decenas¡ª, collages biol¨®gicos compuestos de trozos de diversas especies animales y minerales, obligan a pensar en un Dios enajenado devenido el Sombrerero Loco. ¡°Yo busco lo fant¨¢stico en la realidad para dudar de ella¡±, afirm¨® ayer el veterano surrealista.
En medio, escenograf¨ªas de las pel¨ªculas, mu?ecos, y proyecciones de sus filmes, que mezclan mu?ecos y actores: el hombre de barro que se incrusta un cerebro y v¨ªsceras reales, la ni?a Alicia en un mundo de taxidermia animada, un individuo gallo que remite a Max Ernst, arquitecturas entre la casa de mu?ecas y las habitaciones de Delvaux. ¡°Aband¨®nate a tus obsesiones¡±, aconseja Svankmajer, ¡°intercambia sue?o y realidad¡±.
El tramo final de Metamorfosis muestra la obra de los gemelos Quay (1947), estadounidenses instalados en Londres obsesionados con la cultura polaca, con la miniatura, lo tenebroso, lo siniestro, y la demencia. Sus marionetas se mueven en escenograf¨ªas devotas de un orden secreto y de minuciosidad g¨®tica, herederas directa o indirectamente de los mundos de los grandes de la literatura fant¨¢stica. Un diorama muestra la habitaci¨®n de Gregor Samsa...
¡°Si no empezamos otra vez a contar cuentos e historias de fantasmas antes de irnos a dormir y rememoramos nuestros sue?os al levantarnos¡±, advierte Svankmajer sintetizando, ¡°nada podemos esperar de nuestra civilizaci¨®n occidental¡±.
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