La Fiscal¨ªa de Menores deja libre al agresor de un compa?ero al que rob¨®
La v¨ªctima present¨® denuncia por las m¨²ltiples heridas durante la investigaci¨®n
Un labio partido. El cuello magullado. Adem¨¢s, le roban en su domicilio joyas, un monedero y hasta el mando de la play station. Los profesores del centro donde estudia conocen las permanentes agresiones que sufr¨ªa. La Fiscal¨ªa de Menores, sin embargo, cree que no hay caso judicial y, una vez que la Ertzaintza detiene al agresor y delincuente junto a su c¨®mplice, decide su puesta en libertad apenas unas horas despu¨¦s.
La v¨ªctima, de 17 a?os, residente en Bilbao, teme encontrarse de nuevo con su verdugo porque comparten pupitre en un centro de FP de Leioa (Bizkaia), a donde no ha vuelto. Alberto, nombre ficticio, es el mayor de tres hermanos. De car¨¢cter retra¨ªdo, ha venido sufriendo permanentes vejaciones en el centro donde estudia. Y siempre propinadas por la misma persona. Un compa?ero de su misma edad le ha venido intimidando desde hace meses, ante los ojos, incluso, del personal docente, seg¨²n fuentes conocedoras de este caso de acoso escolar. Pero nunca lo denunci¨®.
A sus padres le dec¨ªa que era la consecuencia de peleas entre alumnos. Hasta que su agresor dio un paso al frente y le rob¨® de la taquilla las llaves de su domicilio que llevaba en la mochila. El supuesto delincuente, detenido por la Ertzaintza el pasado viernes y puesto en libertad horas despu¨¦s por decisi¨®n de la Fiscal¨ªa de Menores, ten¨ªa el acceso directo al piso de su v¨ªctima. Y lo aprovech¨® de manera selectiva. Cada vez que sustra¨ªa las llaves de su compa?ero consumaba el robo y al d¨ªa siguiente repon¨ªa las llaves en la mochila.
Comparten aula? en un centro de FP de Leioa donde han conocido el acoso
En la casa de la v¨ªctima empezaron a notar la falta progresiva de objetos de valor. Se dieron un tiempo para conocer qu¨¦ estaba pasando, aunque siempre sospecharon de que su hijo mayor pudiera estar siendo coaccionado. Pero bast¨® que un d¨ªa el hijo menor advirtiera la falta del mando de la play y la madre la ausencia de su monedero para que interrogaran directamente al mayor. Fue entonces cuando la v¨ªctima record¨® una escena que le hab¨ªa llamado la atenci¨®n. Su agresor le vino a esperar a la salida del metro, le advirti¨® de que ten¨ªa la mochila abierta y aprovech¨® el gesto de sorpresa para depositarle unas llaves.
Tras conocer esta versi¨®n y repasar el alcance de los objetos de valor sustra¨ªdos ¡ªfuentes policiales lo cuantifican en 30.000 euros¡ª, los padres pusieron una denuncia en la comisar¨ªa de la Ertzaintza en Zab¨¢lburu (Bilbao). Agentes del ¨¢rea cient¨ªfica tomaron huellas en el domicilio, abrieron la investigaci¨®n y recomendaron a la v¨ªctima que mantuvieron el mismo comportamiento en el centro. Su v¨ªctima tambi¨¦n sigui¨® haciendo lo mismo: agresiones diarias incluso cuando se cambiaban de ropa. Mientras la Ertzaintza recuper¨® el v¨ªdeo del encuentro en el metro y sigui¨® la pista hasta que comprob¨® como el agresor y su c¨®mplice vend¨ªan las joyas en Getxo. Cuando comprob¨® todas sus pesquisas procedi¨® a la detenci¨®n de los sospechosos.
Antes de que practicaran la doble detenci¨®n, la v¨ªctima hab¨ªa tenido que acudir al ambulatorio para ser tratado de nuevas heridas provocadas por su agresor permanente, para entonces muy nervioso. En el parte m¨¦dico se le apreci¨® el labio partido y magulladuras en el cuello, pero nadie evit¨® previamente este hostigamiento. El agresor, acogido en un centro de internamiento de la Diputaci¨®n de Bizkaia, nunca fue expulsado del colegio durante este proceso, al igual que su c¨®mplice, mayor de edad. Ahora, la v¨ªctima sigue presa del miedo. Sus agresores, en la calle.
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