La desorientaci¨®n socialista

Una rid¨ªcula participaci¨®n de 7.500 votantes en las elecciones primarias de Barcelona da la medida del estado cr¨ªtico en que se encuentra el PSC. La idea de unas primarias abiertas a la ciudadan¨ªa es interesante en un momento de crisis del v¨ªnculo representativo, por tanto, de necesidad de dar oportunidades a los ciudadanos para expresarse. La f¨®rmula plantea problemas, empezando por la inexistencia de un censo de votantes que da cierta precariedad jur¨ªdica a la consulta. Hasta que lleg¨® el ¨²ltimo votante con el euro ¡ªsuyo o prestado¡ª no qued¨® completado el cuerpo electoral. En cualquier caso, el ¨¦xito de unas primarias se mide por tres factores: la participaci¨®n, es decir, la respuesta de la ciudadan¨ªa; la neutralidad del aparato del partido; y el car¨¢cter competitivo del debate.

Las marruller¨ªas a favor del candidato oficialista no deben sorprender demasiado en un aparato al que siempre le ha gustado alardear de sus habilidades en el juego subterr¨¢neo, convencido de que la pol¨ªtica se gana en entierros y bautizos. Los debates han sido de guante blanco, por este temor eterno a la acusaci¨®n de deslealtad al patriotismo de partido. Las posibilidades de Jordi Mart¨ª, el candidato que representaba la alternativa al oficialismo, quedaron definitivamente mermadas por el juego de personalismos que impidi¨® una candidatura reformista ¨²nica.

Pero, sobre todo, el indicador que ha convertido estas primarias en un fracaso es la escas¨ªsima participaci¨®n. Que, con el aparato a su servicio, el ganador haya conseguido la miserable cifra de 2.500 votos da la medida del escaso inter¨¦s que despierta hoy el PSC, ya no solo en la ciudadan¨ªa sino incluso en la propia militancia, y de la desconfianza absoluta en sus posibilidades en las municipales barcelonesas.

Metido en este agujero, el PSC necesita ganar visibilidad a cualquier precio. El fin de semana de las primarias ha sido tambi¨¦n el de la firma del acuerdo entre CiU y PSC sobre la reforma legal que permitir¨¢ la realizaci¨®n del proyecto BCN World. Pere Navarro, para demostrarnos que es un hombre con sentido de la responsabilidad pol¨ªtica, se ha prestado a echar una mano a CiU para que la opini¨®n p¨²blica trague los puntos m¨¢s pol¨¦micos del proyecto y, en especial, el regalo fiscal que los promotores exigen.

Metido en este agujero, el PSC necesita ganar visibilidad a cualquier precio

Ciertamente, el empleo debe ser la prioridad de las pol¨ªticas p¨²blicas, pero no debe servir como excusa para imponer cualquier desprop¨®sito. En los tiempos que corren, con una distribuci¨®n enormemente injusta de las cargas fiscales, con las rentas del trabajo asfixiadas a impuestos, rebajar la imposici¨®n fiscal al juego del 55% al 10%, por el chantaje de una empresa que amenaza con irse a otros pa¨ªses, es por lo menos obsceno. Por mucho que forme parte de los signos de los tiempos: incentivar el casino local, conforme a la l¨®gica de una econom¨ªa que privilegia el casino global.

Para mayor verg¨¹enza Pere Navarro alardea de haber conseguido que el acuerdo incluya medidas para combatir las ludopat¨ªas severas. Enternecedor ataque de cinismo puritano: es como si se convocara un concurso de borrachos y se instalara una cl¨ªnica de rehabilitaci¨®n al lado.

Pere Navarro habla a menudo de su compromiso con la izquierda frente al modelo conservador de CiU. ?Lo que diferencia a la izquierda de la derecha es la sobrevenida preocupaci¨®n por los lud¨®patas? Por lo dem¨¢s, los promotores de un proyecto todav¨ªa muy incierto y con sombras sobre su solvencia se han salido con la suya. Y Catalu?a no ha dado la mejor se?al al plegarse a su chantaje. ?Qu¨¦ pa¨ªs queremos?

Tiempo atr¨¢s, el Gobierno catal¨¢n y una parte de la llamada sociedad civil hicieron el rid¨ªculo poniendo alfombras al inefable Adelson, en un proyecto que se acabo esfumando, libr¨¢ndonos de una seria amenaza para los equilibrios del pa¨ªs y del ¨¢rea metropolitana de Barcelona. BCN World no tiene ni la dimensi¨®n ni los riesgos de aquel disparate, pero fue aquel fiasco el que abri¨® la puerta a este nuevo episodio. Entonces, el Gobierno lo utiliz¨® para salvar la cara despu¨¦s de haber apostado irresponsablemente por Adelson, hoy sirve para que Pere Navarro se saque la foto como socio ocasional de CiU.

CiU ha encontrado en las urgencias de un PSC en apuros, que ha dejado de ser alternativa al actual Gobierno y que ve c¨®mo su espacio se achica d¨ªa a d¨ªa, un potencial socio para salvar proyectos de venta complicada a la opini¨®n p¨²blica. Esquerra Republicana, por su parte, debe sentirse agradecida al PSC que le ha evitado mojarse en un tema que provocaba no pocas divergencias en su seno. Y los socialistas dan una muestra de m¨¢s de su estado de desorientaci¨®n. Con estas filigranas ser¨¢ dif¨ªcil recuperar la confianza de unos ciudadanos que, como se ha visto en las primarias, cada vez le dan un poco m¨¢s la espalda. Esperemos que alg¨²n d¨ªa Pere Navarro nos cuente sus pol¨ªticas de izquierdas.