La moral de las primarias
El mayor eco de los comicios internos de los socialistas de Barcelona fueron los excesos verbales de Manuel Fern¨¢ndez
El PSC, pisando todas las minas que le ponen en el camino, ensay¨® una loable iniciativa: las primarias abiertas para elegir al candidato que pugnar¨¢ con el alcalde Trias en las elecciones. Dejando aparte los casos de Jordi Mart¨ª, bregado en la pol¨ªtica municipal, y la regidora Carmen Andr¨¦s, tres promesas sobradamente preparadas aterrizaron en dichas primarias: mujeres con talento e inc¨®modas con la direcci¨®n ¡ªLaia Bonet y Roc¨ªo Mart¨ªnez¡ª y el oficialista Jaume Collboni. No hay motivo para dudar de la competencia que demostrar¨ªan si ocupasen el puesto por el que han competido, pero de sus perfiles nac¨ªa una duda razonable: si el grueso de su trayectoria lo han desarrollado en el ¨¢mbito auton¨®mico, ?ten¨ªan sedimentada una alternativa convincente de gobernanza para la ciudad?
Una hip¨®tesis plausible ser¨ªa pensar que Bonet y Mart¨ªnez, estrangulada su disidencia, creyesen que lo mejor para resetear su partido fuese dar la batalla desde Barcelona. Y Collboni tal vez sirviese para abortar dicho intento de cambio. A los barceloneses que no militamos en el PSC, pero que les podr¨ªamos votar, esas pugnas nos dan absolutamente igual. Lo que esperamos es un buen proyecto de ciudad y poco m¨¢s.
Sea porque Der Prozess monopoliza la informaci¨®n pol¨ªtica, sea porque su discusi¨®n no ha resultado estimulante, no he sido capaz de visualizar las diferencias que uno u otro ofrec¨ªan (gui?os soberanistas aparte, ovacionados por quienes sue?an con un PSC liliputiense). De estas primarias, en mi miope radar, lo que m¨¢s eco obtuvo fue la despedida de Manuel Fern¨¢ndez, militante de base que no obtuvo suficientes avales para presentarse. Fern¨¢ndez, airado, dijo que hab¨ªa interpuesto una denuncia a los Mossos por la utilizaci¨®n de uno de sus ordenadores por parte de miembros de la candidatura de Collboni. No s¨¦ en qu¨¦ qued¨® la denuncia, pero lo noticiable no fue eso (que, si se confirmase, ser¨ªa un esc¨¢ndalo como otras anomal¨ªas en la obtenci¨®n de avales de algunos candidatos), sino sus excesos verbales. Sobre todo la estupidez de insultar a sus rivales. ¡°Maricones¡±, dijo.
Collboni, que nunca ha escondido su homosexualidad (algo elogiable para normalizar civilmente la diferencia), se sinti¨® agredido en un plano que traspasaba lo pol¨ªtico para adquirir una dimensi¨®n ¨¦tica. Recibi¨® muestras de solidaridad y escribi¨® en catal¨¢n esto en su cuenta de Twitter: ¡°Manifestacions hom¨°fobes y sexistes no fan m¨¦s q encorartjarme per lluitar amb m¨¦s for?a q mai pels #drets de toits i totes!¡±. Vejado y en campa?a, una proclama en defensa de los derechos de ciudadan¨ªa.
Esa lucha, compartida por todos, poco aportaba al perfil del candidato porque nadie puede dejar de hacerla suya (con excepci¨®n de los contrarreformistas del PP). Pero era, en cualquier caso, un ingrediente ¨¦tico que encajaba con la misi¨®n de las primarias: desacreditados los partidos, busquemos f¨®rmulas para regenerarlos. F¨®rmulas que los dignifiquen ¨¦ticamente porque es por su carcoma moral que la gente se siente hu¨¦rfana de representaci¨®n. Y en esas, convertida la pugna en laboratorio, aparecieron los paquistan¨ªes de Ciutat Vella.
?Es irrelevante que, sin conocimiento de causa, hayan optado por el candidato que ha abanderado la lucha por los derechos de todas y todos? No s¨¦ cu¨¢l es la situaci¨®n de los homosexuales en Islamabad. S¨ª tengo la intuici¨®n que los paquistan¨ªes (seamos correctos pol¨ªticamente) manifiestan un escaso inter¨¦s por los distintos niveles de gobierno y, por lo que veo, tampoco sobresalen por su respeto a uno de los pilares de la igualdad: no me refiero a la laicidad, que tambi¨¦n, sino al lugar al que por convicci¨®n relegan a la mujer. Identidad y minor¨ªas otra vez. ?C¨®mo combinarlo? ?No postulaba Collboni, como proclamaba su lema, una Barcelona que mirase a los ojos de la gente? Asumiendo que estas primarias eran como una probeta para la regeneraci¨®n, saber que se ha instrumentalizado a tu favor un colectivo ¨¦tnico con papeleta incorporada deber¨ªa forzarle, mir¨¢ndonos a los ojos, a tomar una decisi¨®n.
Jordi Amat es fil¨®logo y escritor.
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