Una foto y algunos fiascos
Tras levantar altas expectativas, las primarias del PSC han decepcionado por la baja participaci¨®n y lo previsible del resultado
Hac¨ªa tiempo que, en el libro de caja de la direcci¨®n del PSC, la columna de ingresos estaba hu¨¦rfana de anotaciones. Ello ayuda a entender tanto la rapidez (todav¨ªa el pasado viernes se hablaba de una ¡°cuesti¨®n de semanas¡±, y fueron horas) como el entusiasmo con que esa direcci¨®n se avino al pacto con el Ejecutivo de CiU sobre BCN World. S¨ª, seguro que la presi¨®n de los alcaldes socialistas del Camp de Tarragona ¡ªuno de los baluartes que les quedan¡ª tuvo su influencia. Pero, sobre todo, se trataba de conseguir una imagen de centralidad; de volver a aparecer como el interlocutor natural del Gobierno convergente en los asuntos importantes. O sea, la foto del domingo en Tarragona. Una foto forzada, asim¨¦trica ¡ªen un tema de gesti¨®n, Mas y Navarro no son hom¨®logos¡ª, pero que el PSC exigi¨® como condici¨®n sine qua non para el acuerdo, al modo de S¨¢nchez-Camacho durante la legislatura anterior.
No fue, por otra parte, una foto sin costes para los socialistas. Como se?alaba aqu¨ª mismo Josep Ramoneda el martes, cuesta entender que una rebaja de 45 puntos en la presi¨®n fiscal al juego sea de izquierdas. Adem¨¢s, el acuerdo sobre el macrocomplejo l¨²dico-hotelero, eventualmente seguido de otros (acerca de la ley electoral o de la ley de la transparencia), le echa a Artur Mas un valios¨ªsimo cable, pues rompe esa imagen, tan cara al unionismo de all¨¢ y de aqu¨ª, de un presidente maniatado, pelele, reh¨¦n del redomado separatista Junqueras. De repente, CiU recupera aquella capacidad para la geometr¨ªa variable que le fue tan propia y tan provechosa. Pero, en fin, Pere Navarro ya tiene su foto de presunto estadista, en pie de igualdad con Mas.
En buena hora, porque entretanto al PSC se le han acumulado los pinchazos. El portavoz Maurici Lucena los colecciona, y sus alusiones despectivas a Comisiones Obreras y UGT por apoyar el derecho a decidir en vez de preocuparse de los problemas laborales fueron una penosa muestra de lerrouxismo blanco, si no una simple torpeza. Pero donde la sensaci¨®n de fiasco se ha hecho imparable es en relaci¨®n a las famosas primarias.
En fin, decepci¨®n asombrada cuando hemos descubierto que Jaume Collboni es el ¨ªdolo pol¨ªtico de los paquistan¨ªes de Ciutat Vella, casi como si fuera un miembro de la familia Bhutto
La cosa ya empez¨® con mal pie en las de febrero para designar al primer nombre del PSC en la lista europea del PSOE. La flagrante decantaci¨®n del aparato a favor del candidato salido de sus propias carnes, Javier L¨®pez ¡ªprimer secretario de la JSC¡ª, la falta de secreto en el voto y la opacidad de los resultados llevaron a la otra aspirante, Eliana Camps Dutrem, a denunciar irregularidades, reclamar la repetici¨®n del proceso y acabar rompiendo el carnet, tras 17 a?os de militancia socialista. Todo eso, con una participaci¨®n que apenas alcanz¨® el 9% del censo
M¨¢s trascendentales, m¨¢s disputadas y much¨ªsimo m¨¢s seguidas por los medios de comunicaci¨®n han sido las primarias para elegir aspirante a la alcald¨ªa de Barcelona en mayo de 2015. Las tres candidatas y los dos candidatos representaban una variada gama de matices tanto en el eje nacional como en el ideol¨®gico, y hubo por parte de no pocos militantes y algunos cuadros un esfuerzo de movilizaci¨®n transversal y un genuino anhelo de cambio que el primer secretario de la federaci¨®n local, Carles Mart¨ª, no obstaculiz¨®.
Y claro, si las expectativas eran altas, la decepci¨®n ha sido mayor. Ante todo, por la baj¨ªsima participaci¨®n: 7.463 votantes sobre los 21.000 formalmente registrados, y sobre el mill¨®n y pico de barceloneses empadronados y mayores de 16 a?os que pod¨ªan votar en teor¨ªa, pues se trataba de unas ¡°primarias abiertas¡±. Luego, por la previsibilidad del resultado, favorable en primera vuelta a los dos aspirantes m¨¢s alineados con la ortodoxia oficialista y con el discurso de la actual c¨²pula. En fin, decepci¨®n asombrada cuando hemos descubierto que Jaume Collboni es el ¨ªdolo pol¨ªtico de los paquistan¨ªes de Ciutat Vella, casi como si fuera un miembro de la familia Bhutto.
El intento de movilizaci¨®n y la voluntad de cambio a los que he aludido m¨¢s arriba amenazaban con complicar la investidura del tapado Collboni, de modo que el aparato ¡ªaunque seguramente no lo necesitaba¡ª decidi¨® evitar riesgos y recurrir a las trapacer¨ªas m¨¢s cl¨¢sicas de la panoplia del salismo, que lleva d¨¦cadas construyendo clientelas pol¨ªticas entre las comunidades de inmigrantes, sea cual sea su procedencia.
As¨ª pues, este proceso de primarias va a quedar marcado ¡ªhaya sido aritm¨¦ticamente relevante o no¡ª por el episodio de los votantes paquistan¨ªes, con el consiguiente descr¨¦dito del esfuerzo que han hecho muchos militantes y simpatizantes de buena fe. Resulta dificil creer que quienes en 2014 llenan urnas con argucias propias de los caciquiles tiempos de Romero Robledo o de Planas i Casals vayan a consentir regeneraciones o criticismos, ni a tolerar el pluralismo interno. Tan dificil como pensar que los actuales beneficiarios del statu quo en la calle de Nicaragua dar¨¢n facilidades para que se les haga caer de la cuca?a en la que est¨¢n encaramados mientras gritan: ¡°?No nos mover¨¢n!¡±
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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