Nos vamos a forrar
Ya lo dijo Mark Twain. En este mundo hay tres tipos de mentiras: los embustes, las patra?as y las estad¨ªsticas
Parece ser que Valencia va a ser la punta de lanza de la recuperaci¨®n econ¨®mica. Lo dijo Rajoy en el mitin del domingo. Seg¨²n los datos estad¨ªsticos del Gobierno, la econom¨ªa ha entrado en un nuevo ciclo fant¨¢stico en el cual los ciudadanos vamos a tener que apartarnos a un lado para dejar entrar el dinero a espuertas. Yo concretamente en mi casa es que no puedo ni andar por el pasillo sin tropezar con la cantidad de billetes que se me va acumulando por las esquinas. Supongo que a ustedes les pasar¨¢ otro tanto. Un verdadero incordio. Ya lo dijo Mark Twain. En este mundo hay tres tipos de mentiras: los embustes, las patra?as y las estad¨ªsticas. Lo que demuestra que los novelistas tienen m¨¢s visi¨®n de futuro que los presidentes de gobierno.
Las estad¨ªsticas no huelen, no sudan, ni odian, ni padecen. Tampoco se cabrean. Sin embargo, basta con poner un pie en la calle para saber qui¨¦n ha desayunado y qui¨¦n no.
El otro d¨ªa hablaba de este asunto peliagudo con mis alumnos. ?C¨®mo puede ser que los datos econ¨®micos digan una cosa distinta a lo que todos vemos con nuestros propios ojos?
La Historia es un nido de urraca en el que se almacenan todo tipo de ense?anzas a las que normalmente no hacemos ni pu?etero caso. Este a?o se celebra el centenario de la Primera Guerra Mundial, as¨ª que recurr¨ª a ese ejemplo para explicarlo. Como saben, Espa?a opt¨® por la neutralidad en el conflicto y gracias a ello mucha gente en este pa¨ªs se forr¨® literalmente. Algunas de las grandes fortunas de hoy nacieron entonces. Con una Europa en guerra, a las empresas espa?olas les llov¨ªan los pedidos de los dos bandos. Fueron a?os de vacas gordas. O sea que parecer¨ªa l¨®gico pensar que a pie de calle la gente viv¨ªa mejor. Pues no.
Casi todo lo que se produc¨ªa se exportaba, con lo cual lo que quedaba en casa era escaso y su precio aument¨® un 40% pero los salarios no subieron ni un c¨¦ntimo. ?Por qu¨¦? ¡ªpreguntaron los chavales ingenuamente¡ª. Bueno, hay una vieja ley capitalista seg¨²n la cual cuando las cosas van bien, los empresarios no quieren ni o¨ªr hablar de reparto de beneficios, pero cuando pintan bastos, son los primeros en exigir que se compartan las p¨¦rdidas. As¨ª funcionan las cosas.
Imag¨ªnense en aquella ¨¦poca una familia obrera con cinco hijos de media sobreviviendo con 15 pesetas mensuales de jornal. Fueron los a?os m¨¢s duros de nuestra Historia. Barcelona se convirti¨® en Chicago, bandas armadas de patronos y obreros se enzarzaron a tiro limpio por las calles. La Ley de Fugas institucionaliz¨® el terrorismo de Estado. Se sucedieron gobiernos de concentraci¨®n que no duraban ni cinco meses. Tres presidentes murieron en atentado. Entre 1914 y 1921 fueron asesinados 523 obreros y 40 patronos. El pistolerismo fue el precio de aquella magn¨ªfica coyuntura econ¨®mica, propiciada por la guerra y reflejada en las estad¨ªsticas, que, sin embargo, a la hora de la verdad s¨®lo se tradujo en los ricos m¨¢s ricos y los pobres m¨¢s pobres. As¨ª es como acaban hist¨®ricamente las desigualdades sociales llevadas hasta sus ¨²ltimas consecuencias.
Perdonen la brasa profesoral, ya s¨¦ que est¨¢n todos ustedes al cabo de la calle, pero de vez en cuando echar un vistazo a nuestro pasado inmediato nos ahorrar¨ªa a todos unas cuantas molestias. No s¨¦ si me explico.
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