Muere Albert Manent, clave en la trastienda cultural catalana
El escritor form¨® parte de la ¡®conselleria¡¯ de Max Cahner y gan¨® el Premi d¡¯Honor de les Lletres
Incansable, como ya no se pod¨ªa mover, se hizo construir un mueble bajo con compartimentos para los libros. As¨ª, encajonado entre otro armarito y una mesa con ruedas, manta en las piernas y armado con un tel¨¦fono, preparaba ahora un estudio sobre los catecismos tras la Guerra Civil. ¡°Siempre estoy tapando agujeros¡±, explicaba hace tres meses Albert Manent, fallecido ayer a los 83 a?os.
Fue su opci¨®n de vida. Hijo del gran poeta y editor Mari¨¤ Manent, pod¨ªa haber seguido los pasos de su padre porque no ten¨ªa mala pluma, como demostraron sus primeros libros Hoste del vent (1949) y La nostra nit (1951). Pero licenciado en Derecho y Filolog¨ªa Catalana, se desvi¨® hacia la cr¨ªtica y, habiendo heredado el esp¨ªritu noucentista del progenitor, decidi¨® dedicar todos sus esfuerzos a recomponer infraestructuras culturales para Catalu?a. Esos esfuerzos fueron muchos, de lo m¨¢s varipintos y, la mayor¨ªa de las veces, ejecutados desde la trastienda: as¨ª, estuvo en el n¨²cleo fundacional de las revistas Curial (1949-1951) y Serra d¡¯Or (1959), empujando para arrancar Enciclop¨¨dia Catalana y en el equipo del primer Departamento de Cultura de la Generalitat en 1980 con Max Cahner, etapa que record¨® en Cr¨°nica pol¨ªtica del Departament de Cultura (2010). El conseller consigui¨® ponerle tanta presi¨®n que Manent, director general de Difusi¨®n Cultural hasta 1988, recordaba c¨®mo tras m¨¢s de una reuni¨®n sufr¨ªa ataques de v¨¦rtigo que le obligaban a tumbarse en el suelo con las piernas arriba. Su papel como mediador entre Cahner y Jordi Pujol (al que Manent conoc¨ªa desde los 18 a?os y del que ser¨ªa asesor personal) fue crucial.
Manent era inasequible al desaliento y nunca se le cayeron los anillos: lleg¨® a copiar a m¨¢quina para Josep Carner los libros de poemas que este no ten¨ªa en Bruselas pero que necesitaba para acabar sus obras completas; siempre muy bien conectado con c¨ªrculos cristianos, junto a Josep Benet acompa?ar¨ªa al periodista Jos¨¦ Antonio Novais a Montserrat para la entrevista con el abad Escarr¨¦ para Le Monde; o se puso a dirigir y codirigir obras tit¨¢nicas que faltaban, como el Diccionari dels catalans a Am¨¨rica (1992) o el Diccionari d¡¯Hist¨°ria Eclesi¨¤stica de Catalunya (2001). ¡°El hombre que m¨¢s escaleras ha subido y bajado de Barcelona en los a?os de resistencia¡±, lo resumi¨® Josep Pla.
Paciente, meticuloso, astuto, de pelo n¨ªveo y brillante desde hac¨ªa d¨¦cadas, intent¨® recomponer el puzzle cultural que ya el primer franquismo desbarat¨®, bien recuperando figuras de su noucentisme asumido (biografi¨® a Riba, Carner, Foix y a su propio padre) o engarzando resistentes, exiliados y generaciones de activistas culturales incipientes (¡°la sant¨ªsima trinidad¡±, la defin¨ªa), que retrat¨® con regusto planiano en medio centenar de libros y unos 1.500 art¨ªculos. Brillantes fueron sus homenots, unos 70, que le dieron para un friso que alcanz¨® su c¨¦nit en Solc de les hores (premio Pla, 1987) o Un repl¨¤ del meu temps.
Medalla al M¨¦rito Cultural de Barcelona (2003), Premi d¡¯Honor de les Lletres Catalanes en 2011 (como su padre), segu¨ªa a trav¨¦s de la famosa red Manent de colaboradores la posici¨®n de la iglesia catalana ante el renovador Papa Francisco y el proceso soberanista, con el que no estaba del todo tranquilo. ¡°En este pa¨ªs har¨¦is mucha carrera, pero quiz¨¢ no la que deberi¨¢is hacer¡±, le escribi¨® Pla en 1960. Un poco as¨ª fue.
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