La m¨²sica del azar
Historia de c¨®mo el 'Concierto para mano izquierda' de Ravel conecta Barcelona con el primer ministro de Francia, Manuel Valls
El reciente nombramiento de Manuel Valls como primer ministro del Gobierno franc¨¦s me record¨® un hecho del que fui parte y que ahora mismo paso a relatar. Hacia 1981 coordinaba una colecci¨®n de ensayo en la editorial Montesinos. Yo mismo dise?aba los t¨ªtulos y luego buscaba los probables autores. Como por esa ¨¦poca la inflaci¨®n en Espa?a rondaba entre el 24% y 27%, me desplac¨¦ raudamente a Madrid a proponerle un ensayito sobre la materia a Jos¨¦ Luis Sampedro. All¨ª estaba el maestro esper¨¢ndome en el Banco Exterior. A veces el procedimiento era inverso. Yo eleg¨ªa al autor y ¨¦l mismo me suger¨ªa un t¨ªtulo. As¨ª ocurri¨® con Jos¨¦ Mar¨ªa Valverde, otro maestro. A las pocas semanas de hacerle la oferta, me llam¨® para decirme que ya ten¨ªa el libro: se titular¨ªa, La literatura: una ofrenda a la importancia del o¨ªdo en la escritura de ficci¨®n. Sellamos el acuerdo en su casa. (Fue el ¨²nico intelectual, en los cuarenta y cuatro a?os que llevo viviendo aqu¨ª, que me invit¨® a su casa a comer).
Un d¨ªa le lleg¨® el turno a la m¨²sica. El tema no era muy original. Sobre todo si se trataba de encargar una historia de la m¨²sica. S¨ª ped¨ªa que el enfoque fuera lo menos convencional posible, es decir que no se ci?era a una retah¨ªla de autores y sus obras. Ya hab¨ªa le¨ªdo un libro editado por Alianza titulado Para entender la m¨²sica que me hab¨ªa gustado mucho: su autor era Manuel Valls Gorina. Consegu¨ª su tel¨¦fono y lo llam¨¦. Me cit¨® en el discutido edificio del Ayuntamiento de la plaza Sant Miquel. Me llam¨® la atenci¨®n el lugar de la cita. Pero qued¨¦ perplejo cuando le¨ª el r¨®tulo del despacho en el que me esperaba: ¡°Negociado de Expedientes de Ruina¡±.
All¨ª trabajaba el music¨®logo y compositor. El encuentro fue muy cordial. (Con el tiempo supe que ¨¦l hab¨ªa compuesto el himno del Bar?a, ganando el concurso a nombres capitales de la m¨²sica catalana como Federic Mompou y Xavier Monsalvatge, luego de poner m¨²sica a poemas de Salvador Espriu y Antonio Machado). Me invit¨® a caf¨¦ y enseguida me dijo que no pod¨ªa aceptar la propuesta, pero que si yo lo consideraba oportuno pod¨ªa sugerirme la persona ideal (lo dijo como si ¨¦l no se considerara el m¨¢s indicado): me habl¨® de Josep Soler, hoy un nombre important¨ªsimo en la m¨²sica de nuestro pa¨ªs y un fin¨ªsimo investigador en el campo de la teor¨ªa musical. Soler escribi¨® una soberbia historia de los g¨¦neros musicales, desde Grecia hasta Alban Berg.
De Mozart me dijo que, junto con Bach, era ¡°un misterio¡±. De muy distinta naturaleza, pero un misterio
Volvamos al Ayuntamiento. Monta?itas de carpetas encercaban al music¨®logo. No recuerdo cu¨¢nto tiempo estuvimos hablando de m¨²sica. Nadie nos molest¨®. Como si ese despacho fuera un mundo distinto al resto funcionarial que lo rodeaba. Han pasado muchos a?os, estoy hablando de 1982, pero dos cosas me quedaron grabadas: dos palabras sobre Mozart y un juicio sobre Ravel.
De Mozart me dijo que, junto con Bach, era ¡°un misterio¡±. De muy distinta naturaleza, pero un misterio. De Maurice Ravel me coment¨® algo sobre un concierto para mano izquierda. Tiene una historia detr¨¢s muy interesante, agreg¨®. Pero no me la explic¨®. Ten¨ªa m¨¢s urgencia en decirme que era una obra maestra. ¡°Si no lo escuch¨® nunca, h¨¢galo ya mismo, ahora¡±, enfatiz¨®, como dando por terminada la entrevista, con algo de esa sabia iron¨ªa que tanto lo caracterizaba, seg¨²n me confirm¨® tiempo despu¨¦s gente que lo frecuent¨® en sus tertulias en el Tenis-Club de Barcelona. Nunca m¨¢s lo volv¨ª a ver, aunque un a?o despu¨¦s de ese encuentro le envi¨¦ el libro de Josep Soler. Iba a morir en 1984.
Sal¨ª del Ayuntamiento y pas¨¦ por la calle Tallers y compr¨¦ el concierto de Ravel que con tanto entusiasmo me hab¨ªa conminado a escuchar Valls Gorina. La historia interesante que se escond¨ªa detr¨¢s del Concierto para mano izquierda en Re Mayor que Valls Gorina no hab¨ªa llegado a contarme aquella ma?ana en la oficina de Negociado de Expedientes de Ruina, la conoc¨ª, por un milagroso azar, unos a?os despu¨¦s en un caser¨®n de Normand¨ªa.
Iba a visitar las playas del hom¨¦rico desembarco americano de 1944. Me aloj¨¦ en una casa incrustada en el caracter¨ªstico paisaje de bocages. Su due?o, que era ingl¨¦s y m¨²sico, me acompa?¨®. Me mostr¨® las dependencias. De pronto, en un sal¨®n destacaba un gran piano blanco. Le pregunt¨¦ por ¨¦l y me contest¨® que en ese piano Ravel hab¨ªa compuesto el Concierto para mano izquierda en Re Mayor. Se lo hab¨ªa pedido Paul Wittgenstein, el hermano del autor del Tractatus l¨®gico-philosophicos, que hab¨ªa perdido su mano izquierda en la primera guerra mundial.
Ignoro los conocimientos musicales del primer ministro franc¨¦s Manuel Valls, aunque s¨¦ que est¨¢ casado con la violinista Anne Gravoin. (Desgraciadamente conozco m¨¢s sus inquietantes teor¨ªas sobre la emigraci¨®n). Pero s¨¦ que en 2008 asisti¨® al famoso programa musical de la radio francesa de Olivier Bellamy (algo as¨ª como el equivalente de Bernard Pivot)) y le dijo con un no disimulado orgullo que era sobrino-nieto del m¨²sico catal¨¢n Manuel Valls Gorina.
J. Ernesto Ayala-Dip es cr¨ªtico literario.
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