Eso pasar¨¢ a la historia
La producci¨®n de 'La leyenda de la ciudad invisible de Kitej' es visualmente bell¨ªsima y esc¨¦nicamente opulenta
Pasan las personas y sus cargos, acaban pasando, tambi¨¦n, las crisis con sus v¨ªctimas, unas inocentes y otras no. Al final, de los teatros, lo ¨²nico que queda es su historia art¨ªstica. De los fastos del Liceo de principios de siglo el mejor legado hoy es el estreno de Parsifaly de las angustias econ¨®micas del Liceo del final de la ¡°era Pamias¡± lo mejor que queda es la memoria de las grandes actuaciones de Caball¨¦.
De ese Liceo de hoy que se sumerge en una ¡ªotra¡ª profunda crisis, una de las cosas que quedaran ser¨¢ este montaje de La leyenda de la ciudad invisible de Kitej, una coproducci¨®n entre el Liceo, la ?pera de Amsterdam y la Scala de Mil¨¢n que triunfar¨¢ donde vaya y que constituir¨¢ uno de los mejores testimonios de la ¨²ltima fase de la ¡°era Matabosch¡±.
La leyenda de la ciudad invisible de Kitej
de Nikolai Rimski-Korsakov. Con Eric Halfvarson, bajo. Maxim Aksenov, tenor. Svetlana Ignatovich, soprano. Dmitri Golovnin, tenor. Dimitris Tiliakos, bar¨ªtono. Maria Gortsevskaya, mezzosoprano, Gennadi Bezzubenkov, bajo. Alexander Tsimbalyuk, bajo. Vladimir Ognovenko, bajo. Larisa Yudina, soprano. Margarita Nekrasova, mezzosoprano. Josep Fad¨®, tenor. Alex Sanmart¨ª, bar¨ªtono. Albert Casals, tenor. Xavier Mendoza, bar¨ªtono. Orquesta Sinf¨®nica y Coro del Gran Teatre del Liceu. Josep Pons, direcci¨®n musical. Dmitri Tcherniakov, direcci¨®n esc¨¦nica. Coproducci¨®n del Gran Teatre del Liceu en colaboraci¨®n con De Nederlandse Opera (Amsterdam) y Teatro alla Scala (Mil¨¢n). Barcelona, 13 de abril.
Contratada y presupuestada cuando a¨²n quedaba dinero en la caja, la producci¨®n es visualmente bell¨ªsima y esc¨¦nicamente opulenta. La direcci¨®n esc¨¦nica de Dmitri Tcherniakov, es atrevida, potente, pertinente, va m¨¢s all¨¢ de la an¨¦cdota de unos rusos buen¨ªsimos atacados por unos t¨¢rtaros mal¨ªsimos y resuelve magn¨ªficamente una ¨®pera musicalmente impresionante lastrada por un final dram¨¢ticamente premioso. Las entradas en el paraiso tienen que ser r¨¢pidas y claras y no se deben alargar con dialogos con los angelitos, cartas a los que se quedan en la tierra, banquetes y otras tonter¨ªas que hacen que la eternidad parezca demasiado larga.
La interpretaci¨®n fue de gran nivel. Presididas por Svetlana Ignatovich, que resolvi¨® con entrega esc¨¦nica y pertinencia de estilo el agotador paper central de Fevronia, las mujeres cumplieron muy bien. En los hombres brillaron las voces graves, especialmente el bajo Eric Halfvarson en el papel del Pr¨ªncipe Iuri y se apa?aron a buen nivel las voces agudas de Maxim Aksenov en el papel del pr¨ªncipe heredero y Dmitri Golovnin en el de Grishka, uno de esos curios¨ªsimos papeles de ¡°idiota¡± o ¡°inocente¡± ¡ªen este caso ¡°idiota nefasto¡±¡ª que jalonan el teatro ruso.
El coro, muy bien manejado teatralmente por Tcheniakov, estuvo sensacional musicalmente, la orquesta respondi¨® ante una partitura exigente y de compleja orquestaci¨®n y Josep Pons entreg¨® una direcci¨®n completa y competente de una ¨®pera dif¨ªcil.
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