El Maestro de Cabestany se deja ver
El MNAC expone cuatro cabezas rom¨¢nicas del siglo XII de la desaparecida portada del monasterio de Sant Pere de Rodes
Tiene 70 a?os. Naci¨® en 1944 y su padre fue el historiador Josep Gudiol que identific¨® en dos esculturas de un pueblo de Navarra la obra de un nuevo artista rom¨¢nico de caracter¨ªsticas ¨²nicas que vio reflejadas como en ning¨²n otro sitio en el t¨ªmpano de la iglesia de Santa Maria de Cabestany, en el Languedoc (Francia). Y as¨ª lo bautiz¨®: Maestro de Cabestany. Desde entonces no ha hecho nada m¨¢s que crecer y ha acabado siendo uno de mayores escultores del siglo XII a nivel europeo, al que se le atribuyen unas treinta obras diseminadas desde Errondo, en Navarra, hasta la iglesia abacial de Sant Antimo, en la Toscana italiana, pasando por el Languedoc y el nordeste de Catalu?a.
El Museo Nacional de Arte de Catalu?a (MNAC) le dedica una mini exposici¨®n con cuatro joyas: cuatro cabezas que tall¨® alrededor de 1160 para la desaparecida portada del monasterio de Sant Pere de Rodes, una de las obras m¨¢s destacadas de este autor, cuando la encarg¨® el conde de Emp¨²ries. Repartidas por museos y colecciones particulares de varios pa¨ªses europeos, se han reunido para la exposici¨®n Ex ungue leonem (por la garra conocer¨¢s al le¨®n), locuci¨®n latina que hace alusi¨®n a que por una parte se puede conocer la totalidad, que ha comisariado Jordi Camps, responsable del ¨¢rea de medieval del MNAC. Se podr¨¢n ver, otraz vez juntas, hasta el 28 de septiembre.
Son rom¨¢nicas, pero estas peque?as obras, de entre 10 y 13 cent¨ªmetros de altura, ¡°gotas de m¨¢rmol¡± como las calific¨® el director del MNAC Pepe Serra, podr¨ªan ser grecorromanas o, por qu¨¦ no, modernas. Su autor, como ocurre con muchas obras del periodo, crea controversia. Para algunos, como el comisario Camps, fue un monje benedictino originario de Toulouse; para otros, un italiano de la localidad toscana de Prato, que con su peque?o taller viaj¨® realizando peque?as obras, diferentes al resto de los conjuntos. Otros, como Xavier Barral, dudan de su existencia como tal y aseguran que: ¡°La historia vinculada con el maestro de Cabestany es solo un montaje intelectual del siglo¡±.
De lo que no hay duda es de la existencia de estas cuatro obras que el profesor de la Universitat Aut¨®noma, Manuel Casti?eiras califica de ¡°extraordinarias y llenas de originalidad, en las que su autor se salt¨® todas las normas de la ¨¦poca¡±. Para ¨¦l: ¡°Negar su existencia es lo m¨¢s f¨¢cil¡±.
Talladas de forma oblicua como hac¨ªan los autores cl¨¢sicos, no frontal, como era norma en su ¨¦poca, el maestro empleaba el tr¨¦pano para dar luz y expresividad a las caras, con ojos saltones que recuerdan a muchas obras cl¨¢sicas. Sus figuras siempre tienen enormes manos y unos pliegues caracter¨ªsticos. Las peque?as cabezas fueron recortadas de la portada de Sant Pere de Rodes cuando fue destruida en 1840, y repartidas por las poblaciones cercanas, como la de Selva de Mar, en la que todav¨ªa se pueden ver fragmentos en algunos de los dinteles de las fachadas.
Las cuatro cabezas de m¨¢rmol provienen: Una del Fitzwilliam Museum de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), que la adquiri¨® en los a?os sesenta y que la conserva en la sala de reserva; otra del Museo de Arte de Girona y dos de colecciones particulares, como la de Oleguer Armengol Junyent. El MNAC no posee ninguna obra del Maestro de Cabestany. ¡°Nuestra intenci¨®n es llenar los vac¨ªos de nuestra colecci¨®n con iniciativas como esta. Haciendo ver a instituciones y particulares que la posibilidad de exponerlas en este museo es atractiva¡±. Obras del Maestro ya visitaron el MNAC en 1961 y en 2008.
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