Los movimientos sociales reclaman su derecho a transformar la ciudad
Las entidades piden tomar la palabra tras dos d¨¦cadas de delegar la gesti¨®n en la administraci¨®n En Barcelona ya existen proyectos activos, como Can Batll¨®, en Sants; o Germanetes, en el Eixample
¡°Queremos reconquistar poco a poco una ciudad que nos han robado¡±. La frase es de Gala Pin, activista social de Barcelona. Los movimientos sociales tienen encima de la mesa varios proyectos para empezar esta ¡°reconquista¡± de la capital catalana, algunos se encuentran en fase muy embrionaria, otros empiezan a coger forma y al menos un par de ellos son plenamente operativos y se han convertido en el modelo a seguir para otros colectivos.
El mayor foco de actuaci¨®n es actualmente Can Batll¨®, el antiguo complejo fabril del barrio de la Bordeta, que los vecinos se hicieron suyo hace tres a?os. En este tiempo, el espacio se ha convertido en un aut¨¦ntico vivero de alternativas donde adem¨¢s de huertos, talleres de malabares y un roc¨®dromo, se ha creado una ambiciosa cooperativa de viviendas sociales.
Gala Pin: ¡°Queremos reconquistar una ciudad que nos han robado¡±
¡°Tenemos la idea de hacer ciudad¡±, explica Hernan C¨®rdoba, miembro del colectivo de Can Batll¨®. Su fuerza es tal, que colectivos de otros barrios e incluso de otras ciudades se han acercado al hist¨®rico complejo fabril para tomar nota. Y ya se est¨¢n preparando: est¨¢n en el Poblenou (Flor de Maig), en Sant Andreu (Harmonia), en la Barceloneta (Segle XX), en el Poble Sec (La Base) y tambi¨¦n en el Eixample (Espai Germanetes).
El diagn¨®stico de estos colectivos de que el espacio p¨²blico ha desaparecido no es exclusivo de Barcelona. Una de las voces m¨¢s prestigiosas y tambi¨¦n m¨¢s rotundas es la del profesor de Antropolog¨ªa de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, David Harvey, quien aseguraba en su art¨ªculo El Derecho a la Ciudad, publicado en 2008, que ¡°tal como se encuentra hoy constituido, el derecho a la ciudad se encuentra demasiado restringido, en la mayor¨ªa de los casos, a una reducida ¨¦lite pol¨ªtica y econ¨®mica¡±.
El gran referente es Can Batll¨®, embri¨®n de una cooperativa de viviendas
Ante este paradigma, algunos ciudadanos han empezado a reaccionar. El mismo Harvey destaca en su obra que ¡°existen movimientos sociales urbanos que intentan superar el aislamiento y remodelar la ciudad de acuerdo con una imagen diferente de la promovida por los promotores inmobiliarios respaldados por el capital financiero, el capital corporativo y un aparato de Estado cada vez m¨¢s imbuido por una l¨®gica estrictamente empresarial¡±. Harvey anunci¨® esta tendencia en 2008; sin embargo, parece que describ¨ªa lo que est¨¢ sucediendo hoy por hoy en Barcelona.
La mayor¨ªa de los proyectos que los movimientos sociales tienen sobre la mesa est¨¢n todav¨ªa muy verdes, sobre todo si se comparan con Can Batll¨®, pero ya cuentan con una masa cr¨ªtica numerosa y organizada. Un buen ejemplo es el Espai Germanetes, en pleno Eixample, que solo dispone de un solar hasta ahora abandonado pero que ha sido capaz de seducir a 46 colectivos distintos, entre los que hay partidos pol¨ªticos, catedr¨¢ticos, vecinos de a pie y muchos otros perfiles.
¡°En el Espai Germanetes han sumado gente muy variada y bien preparada. Hay un gran potencial¡±, asegura Llu¨ªs Rabell, presidente de la Federaci¨®n de Asociaci¨®n de Vecinos de Barcelona (FAVB). Seg¨²n Rabell, que conoce muy bien los distintos proyectos, ¡°el movimiento por s¨ª solo no resolver¨¢ los problemas actuales, pero es la semilla de cualquier cambio serio y una base muy prometedora".
Espai Germanetes, por ejemplo, ha seducido a 46 colectivos distintos
Otra de las personas implicadas en el Espai Germanetes es Francesc Magriny¨¤, profesor de urbanismo y del M¨¢ster de Sostenibilidad de la UPC. ¡°Estamos viviendo el final del Estado del Bienestar. Hace tiempo delegamos a la administraci¨®n pero la administraci¨®n se ha aislado y la gente ya no se siente representada y se organiza¡±.
El Espai Germanetes ha conseguido convertirse en un punto de encuentro de muchos vecinos e incluso los ni?os acuden al solar para jugar. El cambio de los movimientos sociales, seg¨²n los expertos consultados, es que hasta ahora, los vecinos reclamaban un parque o espacio mientras que ahora lo crean ellos mismos: ¡°La gente ya no se f¨ªa de que el Ayuntamiento les d¨¦ un servicio porque ya hace tiempo que lo piden y no se sienten escuchados¡±, explica Jordi Mir, del centro de Estudios sobre Movimientos Sociales de la Universidad Pompeu Fabra.
Las entidades que integran La Hamonia en Sant Andreu han anunciado que ocupar¨¢n un espacio de la Fabra i Coats
Mir recuerda que en los a?os 70 tambi¨¦n exist¨ªa esta desconfianza y que fue as¨ª como los vecinos de Nou Barris decidieron ocupar lo que ahora es el Ateneu Popular, el otro gran referente de Barcelona. ¡°Tras dos d¨¦cadas de reivindicar servicios a la administraci¨®n, algunos colectivos han decidido ser ellos mismos los garantes¡±.
En el Poblenou, el Ayuntamiento de Barcelona ya anunci¨® la compra de la Flor de Maig, que la asociaci¨®n de vecinos y los distintos colectivos quieren convertir en un vivero de cooperativas; en la Barceloneta, el Ayuntamiento se ha comprometido a comprar el edificio de la antigua cooperativa Segle XXI y est¨¢ abierto a negociar que la gesti¨®n sea vecinal. En Sant Andreu, hay decenas de entidades ya organizadas bajo el paraguas de La Harmonia esperando la cesi¨®n de un espacio de las Fabra i Coats.
El Ayuntamiento anunci¨® el mi¨¦rcoles que no les ced¨ªa el espacio porque su proyecto no era satisfactorio y ayer se produjo la primera concentraci¨®n de protesta en la que el colectivo record¨® que lleva ocho a?os reclamando el espacio y anunci¨® que el pr¨®ximo 23 de mayo, ¡°el Casal de barrio del pueblo de Sant Andreu gestionado por La Hamonia abrir¨¢ sus puertas¡±. Este m¨¦todo de anunciar p¨²blicamente cu¨¢ndo se entrar¨¢ a ocupar el local, independientemente de lo que decida el Ayuntamiento, tambi¨¦n est¨¢ inspirado en Can Batll¨®, que puso como fecha l¨ªmite el 11 de junio de 2011. Ese mismo d¨ªa entraron y empezaron a gestionar el complejo fabril que hoy es el gran referente. En la Barceloneta utilizaron el mismo m¨¦todo para conseguir el compromiso de la recuperaci¨®n del Segle XX y ahora es el turno de Sant Andreu.
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