Brillante aspereza
La joven agrupaci¨®n pareci¨® transfigurarse con la presencia de Malikian, y toc¨® con una fuerza y una expresi¨®n notables
Manuel Palau, del que el d¨ªa anterior se hab¨ªa estrenado Maror, tambi¨¦n estuvo presente el viernes con la Joven Orquesta de la Generalitat. Empez¨® el concierto con una transcripci¨®n suya de dos sonatas del Padre Soler. El arreglo, delicado y cuidadoso ¨Caunque, como casi siempre, resulte mejor la versi¨®n original-, se estructur¨® d¨¢ndole a los vientos la presentaci¨®n de las l¨ªneas principales, que eran despu¨¦s repetidas o contestadas por las cuerdas.
Tambi¨¦n pudo recordarse a Palau a trav¨¦s de la segunda obra programada: Eleg¨ªa a Charles Koechlin, de Ricardo Olmos. Olmos, compositor valenciano ocho a?os m¨¢s joven que Manuel Palau e influenciado por ¨¦ste, tambi¨¦n absorbi¨®, como ¨¦l, concepciones de Charles Koechlin, un m¨²sico polifac¨¦tico (monta?ero y astr¨®nomo entre otras cosas).
Vino despu¨¦s el centro del concierto, con el estreno absoluto de Latent emotions, del compositor de Novelda ?scar Navarro, obra encargada por el Institut Valenci¨¤ de la M¨²sica. Navarro es tambi¨¦n el autor de la m¨²sica, nominada para los Goya, del film La mula. Se hizo muy patente el viernes el car¨¢cter cinematogr¨¢fico de sus creaciones, fruto de una intensa dedicaci¨®n a este g¨¦nero. Concretamente, el ¨²ltimo movimiento de su Latent emotions trajo inevitablemente el recuerdo de Bernstein y su West Side Story, algo que no es de extra?ar por la profunda huella que esta obra dej¨® en la trayectoria de la m¨²sica f¨ªlmica y el ballet contempor¨¢neo.
Joven Orquesta de la Generalitat
Director: Manuel Galduf. Viol¨ªn solista: Ara Malikian. Obras de Antonio Soler/Manuel Palau, Ricardo Olmos, ?scar Navarro y Joseph Haydn. Palau de les Arts. Valencia, 25 de abril de 2014.
Latent emotions se convirti¨® tambi¨¦n en el centro del concierto por la actuaci¨®n en ella, como solista, de Ara Malikian. El violinista liban¨¦s, de origen armenio, trata de eliminar fronteras entre diversas tradiciones musicales: compatibiliza repertorios, se presenta con atuendos informales y ofrece actuaciones donde la ubicaci¨®n del solista, la iluminaci¨®n o la coreograf¨ªa se suman a lo estrictamente musical.
En este caso apareci¨® tocando mientras bajaba la empinad¨ªsima escalera del auditorio superior del Palau de les Arts, interpret¨® la obra de Navarro dando saltos y despu¨¦s, en el encore (el dificil¨ªsimo Preludio de la Partita n¨²m. 3 para viol¨ªn solo de Bach), volvi¨® a subir y bajar la escalera mientras tocaba. Todo esto no pasar¨ªa de ser uno de tantos recursos circenses para conmocionar al p¨²blico si no fuera porque Malikian es todo un maestro tocando el viol¨ªn, y en ese caso da igual que salte o que se quede quieto, y que lleve vaqueros o pajarita. No solo es un crack como solista, sino que contagia a la orquesta con la tensi¨®n que emana de su instrumento y de su persona. Tensi¨®n que, como siempre en los buenos, tambi¨¦n se transmiti¨® al p¨²blico.
La joven agrupaci¨®n pareci¨® transfigurarse con la presencia de Malikian, y toc¨® con una fuerza y una expresi¨®n realmente notables. Ser¨ªa demasiado largo enumerar aqu¨ª los recursos virtuosos desplegados por el violinista: velocidades de v¨¦rtigo, atenci¨®n a la polifon¨ªa, vibrato escanciado al gusto, arm¨®nicos, glissandi y pizzicati en su punto, etc, etc. Cierto es que el sonido de su viol¨ªn es algo ¨¢spero, con un atractivo pero muy poco ortodoxo deje de m¨²sica popular. No es raro, conociendo los otros repertorios que, adem¨¢s del cl¨¢sico, trabaja Malikian. En cualquier caso, omitiendo los acercamientos al p¨²blico con intereses comerciales, es cierto que quien puede tocar a Bach de esa manera ¨Cno s¨®lo por la velocidad enloquecida, sino, sobre todo, por la hondura- tambi¨¦n puede permitirse el lujo de a?adir a la escena algunas cosas de su cosecha.
Tras el descanso, la Joven Orquesta cambi¨® de tercio, ejecutando una de las cimas del repertorio cl¨¢sico: la Sinfon¨ªa n¨²m. 104 de Haydn. Al frente, como antes, Manuel Galduf, que es un todo terreno ¨Cel d¨ªa anterior, con la Orquesta del Palau de les Arts, hab¨ªa estrenado Maror-, capaz de enfrentarse a obras contempor¨¢neas, al repertorio recuperado del que no existen grabaciones, a partituras oper¨ªsticas y sinf¨®nicas que marchan del XVIII al XX, etc. En su haber cabe destacar la claridad gestual en la direcci¨®n, con las consecuencias positivas que ello tiene en el ajuste orquestal. Y, en el ¡°debe¡±, una cierta falta de chispa que se ech¨® algo en falta en este Haydn y que, sin duda, redondear¨ªa muchas de sus interpretaciones.
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