El gran sondeo

Las elecciones europeas, insisten candidatos y partidos en su letan¨ªa itinerante, son muy importantes. Lo son por el repertorio de fundamentaciones sabidas, pero quiz¨¢ nunca lo fueron tanto en la Comunidad Valenciana como el momento pol¨ªtico las plantea en esta convocatoria. Es una macroconsulta plagada de microsignificados de gran alcance. Pese a las precauciones y distancias que impone la naturaleza de los comicios, en el vientre de esas urnas estar¨¢ la respuesta sobre el futuro de la Generalitat. El partido hegem¨®nico en los ¨²ltimos 20 a?os (PP) llega al 25 de mayo sin demasiado resuello pol¨ªtico, con un d¨¦bil liderazgo, carente de hoja de ruta, muy agusanado por la corrupci¨®n y con muchos damnificados (de los suyos, de los otros) por el desbarajuste de su gesti¨®n y sus leoninas rectificaciones. Ha perdido su condici¨®n de favorito y ello abre un probable horizonte de cambio que, m¨¢s all¨¢ de la secuencia demosc¨®pica que lo precede, puede quedar consignado por primera vez en un resultado electoral.

Ante esa perspectiva, los partidos de la oposici¨®n se frotan las manos. En esas papeletas van a poder medir no solo el bruto de la suma de siglas m¨¢s o menos afines para desalojar al PP dentro de un a?o sino tambi¨¦n su peso espec¨ªfico para influir y decantar esa hipot¨¦tica alianza. Pero en ese espejo tambi¨¦n se van a reflejar las mayores debilidades de la que hasta ahora ha sido la principal formaci¨®n frente al PP. El PSPV-PSOE podr¨¢ ir haci¨¦ndose la idea del grado de oxidaci¨®n de sus siglas por la desafecci¨®n que los ciudadanos (por la crisis, por la acumulaci¨®n de experiencias) han ido desarrollando ante el descr¨¦dito de la pol¨ªtica y, sobre todo, del sistema bipartidista. Podr¨¢ sacar alguna conclusi¨®n, asimismo, sobre si su endog¨¢mico proceso de ajustes y reajustes intestinos aplicado en los 20 a?os de traves¨ªa por el desierto ha resultado convincente para su espectro sociol¨®gico o, por lo menos, si este lo minimiza o desprecia ante la urgencia higienista de desahuciar al PP de la Generalitat.

Incluso Comprom¨ªs, m¨¢s all¨¢ de someter a contraste su espumosa expectativa con la realidad, podr¨¢ hacer prospectiva deconstructiva sobre el antropol¨®gico patr¨®n electoral del Bloc para situar en su espacio preciso los atractivos que lo han ido alejado del extraparlamentarismo con singularidad, al margen del ascenso impulsado por la bajada del PSPV-PSOE por la teor¨ªa de los vasos comunicantes. Tambi¨¦n Esquerra Unida, aparte de constatar su previsible crecimiento, podr¨¢ hallar datos en los que explorar sus opciones para romper su tradicional enquistamiento con espor¨¢dicos y limitados aumentos fundamentados en cabreos y calentones de votantes socialistas que siempre acaban deshinch¨¢ndose con el tiempo. Por ¨²ltimo, a UPyD, sin apenas transcurso en la serie electoral, no le cabe mucho m¨¢s que compulsar su r¨¢pido ascenso e identificar a sus proveedores, a la espera de que su recorrido revele si es hormig¨®n o sufl¨¦.

Aunque quiz¨¢ la informaci¨®n m¨¢s determinante para la oposici¨®n est¨¦, a tenor de los datos, en analizar las consecuencias de construir una futura alianza sobre la fragilidad de suelos gelatinosos (nutridos en un entorno cuyo espectro de diferencias es tan amplio como el de las venganzas pendientes) y cuyo fracaso podr¨ªa dar el pasaporte al PP a otros 20 o 50 a?os m¨¢s en la Generalitat. El PP conf¨ªa m¨¢s en eso que en el repunte de los indicadores econ¨®micos.